Cap 6 : Muffin y el Desastre nocturno

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La noche cae y el frío se hace aún más evidente.

-¿Deberíamos volver? -pregunto a Oliver, nerviosa.

-¿Le tienes miedo a la oscuridad? -me responde con una sonrisa juguetona.

-No es eso, es que estamos muy lejos de la zona de cabañas.

-¿Qué te parece este titular? ¡Dos jóvenes se pierden en el bosque! -bromea Oliver, jugando con mi miedo.

-Yo no voy a perderme. Tú sí lo harás -le respondo con una sonrisa mientras me pongo de pie.

-No sabía que eras tan cruel, mi Delia -responde con una actitud coqueta.

Al escuchar "mi Delia", sé que trata de intimidarme, casi como una táctica militar. Y funciona; lo puedo sentir en mi piel al verlo.

-Ya salgamos de aquí, o realmente estaremos fritos -le digo, mirándolo con un gesto de enfado.

-Nada nos va a pasar, relájate -responde muy seguro.

Oliver tiembla por el frío de la noche, recoge nuestras cosas y me da la mano. Me doy cuenta de que Oliver conoce el camino de regreso, casi parece que conoce cada árbol de esta zona.
Eso o se está haciendo el inteligente... Otra vez.

-¿Haces esto muy seguido, puntitos? -digo con calma.

-¿Perderme? Bastante. Me gustaba salir seguido y, como consecuencia, perdía el camino a casa a veces.

La mirada de Oliver cambia y fija la vista en el suelo, muy atento.

-¿Qué ocurre, Oliver? -susurro, notando un toque de miedo en mi voz.

-En ese rincón hay una madriguera de conejos -responde rápido.

Me acerco y le jalo la oreja, alejándolo de la zona mientras lo escucho quejarse:

-¡Auch! ¡Delia! Para, me lastimas... -dice entre risas.

-¡No te vas a robar ningún conejito! Déjalos con su mamá, te puede morder -respondo algo somnolienta.

-Pero quiero uno, lo cuidaré bien... Además, no entiendo por qué debo pedirte permiso.

Oliver salió corriendo y lo observo agachado, tomándose su tiempo e inspeccionando a cada criatura, supongo que buscando el más lindo. Al cabo de unos minutos, vuelve con una bolita de pelos blanca y negra en las manos, caminando muy lento.

-¿Me darías el honor de nombrarlo? -pregunta mientras acaricia al conejito.

-¿Es niño o niña? -pregunto emocionada.

-Es un conejo...

-En ese caso, ponle Muffin. Suena lindo en ambos casos. Y se parece a ti -respondo riéndome.

Oliver arruga la cara y asiente. Llegamos a nuestras cabañas y nos sentamos en la entrada a charlar un poco.

-¿Tienes idea de cómo cuidar a un conejo?

-No, de hecho, nunca he tenido una mascota.

-Eso no me lo esperaba. ¿Por qué no?

Él hace una pausa y toma una flor para juguetear con Muffin.

-Mis padres, durante mi niñez... solo me lo prohibieron.

-¿Reglas de la casa? -pregunto algo incómoda al notar su lenguaje corporal.

-Ehh, sí. Reglas de la casa... -responde antes de sacar su sonrisa de cristal.

-Entiendo. Bueno, ahora tienes la oportunidad de cuidar de esa cosita bonita.

El Aroma de un ChicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora