Cap 8 : Un evento inesperado

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Durante mi pequeño momento de tranquilidad en el ascensor pienso un poco en mis sentimientos por Oliver... Supongo que dejaré que él tome la iniciativa si lo desea. Nunca en mi vida he podido confesarme de manera correcta sin sentir pena ajena.
Igual si algo llega a ocurrir deseo tomarme las cosas con calma.
Es confuso lo que deseo encontrar en esta situación.

Los párpados me pesan y llego a duras penas a mi cama y duermo toda la noche. Tal vez lloré un poco aunque no quiero admitirlo, realmente nunca acepto el hecho de sentirme lastimada.

El fin de semana se pasa volando y camino hacia la cafetería. Noto que ya está abierta y Oliver está en una mesa llena de cuadernos. Esa escena es simplemente tétrica.

-¿Estás estudiando? -dije mientras me sentaba al lado de él.

-Un poco, solo estoy repasando lo que necesitaba. ¿Qué tal tu fin de semana?

-Lo sentí muy corto, aunque diría que bien.

-Hoy la cafetería no abrirá, Delia, tómate el día libre si deseas -responde mirando su laptop.

Espere dos días, ansiosa para verlo. Y lo primero que hace es echarme de su propiedad...

-Eso suena genial. ¿Y si mejor me quedo contigo? -pregunto tímida.

Al decir eso, me arrepiento inmensamente, pero no puedo evitar esperar la reacción de Oliver.

-¿Por qué quieres quedarte conmigo? ¿Me extrañaste tanto?

Su mirada es coqueta; el sabe que dije un comentario que normalmente no diría estoy sacudiendo mis pensamientos por imbécil.

-B-bueno, eres mi amigo y pensé que sería lindo...

Oliver me mira y me extiende una carta de color verde y detalles en dorado. La tomo y leo cuidadosamente.

¡Te invito a mi fiesta de cumpleaños!

Leo que es el 19 de junio y le sonrío; será en seis días.

-¿Vas a asistir? Será en un karaoke, algo sencillo, pero divertido y realmente te quiero conmigo.

-Estaré encantada de ir, Oliver. ¿Vas a cumplir 25?

-Sí, veinticinco malditos años.

-¿Puedo hacer tu pastel? -respondo mientras jalo suavemente su oreja.

-¿Puedo escoger el sabor?

Su pregunta es tan inocente que me hace reír y le respondo:

-Por supuesto que puedes escoger, es tu pastel, puntitos.

-Entonces, deseo el sabor de tus labios, Delia.

Al escuchar su comentario, me río de manera incómoda.

-¡Qué buen chiste! -hago una pausa y continúo en tono serio-. Ahora, por favor, escoge.

Su mirada desafiante parece no querer perder este pequeño debate sobre el sabor del pastel.

-¿Cuál es el sabor de tu labial? Ese que usas diario -responde en un tono juguetón.

-¡Oliver!

-Ya, ya, perdón, solo estaba jugando.

Suspiro y cedo a su petición sin antes volver a jalar su mejilla.

-Es de durazno... ¿contento?-admito a regañadientes.

-El bizcocho de vainilla y crema de durazno, por favor. Y sí, estoy muy contento.

-Buena elección... - acarició su mejilla y él mantiene sus ojos cerrados.

Su risa resuena en la solitaria cafetería.
¿Porque siento que lo necesito?

A pesar de mi deseo de quedarme, Oliver insistió en que me tomara el día libre. Al volver a casa, estuve pensando un buen regalo para él. Para los hombres no hay muchas opciones: perfumes, relojes, gorras. Todo muy básico, y yo quiero destacar.

Me preocupa la imagen que Oliver tenga de mí.

¿Acaso soy solo una introvertida que adoptó por diversión?

Cada que recuerdo que nuestros labios casi se tocan, el corazón me suspira locamente pero su personalidad es muy cambiante; además eso fue un impulso entre ambos.

Volviendo al regalo, debo pensar en algo que le interese a Oliver. Él tiene la costumbre de tomar fotos en momentos variados. Aunque no me gusta que me tomen fotos por mi miedo a salir mal, admito que es divertido ver cómo agarra su celular como si fuera un viejito al tomarlas. Creo que una buena cámara sería perfecta.

Aún es temprano, casi mediodía. Voy a comprarla ahora. Es curioso obtenerla con mi sueldo, que básicamente fue dinero de Oliver en algún momento. No escatimo en gastos y aprovecho para comprarme un vestido nuevo, azul de mangas largas, un poco arriba de la rodilla y pegado al cuerpo. Lo usaré esa noche.


Al volver a casa le pregunto a Brenda si ella va a la fiesta.

-Estaba pensando en ir, pero tengo un compromiso con alguien...

-¿Quién es ese alguien? -respondo rápidamente, muy curiosa.

-¿Recuerdas al chico que dijiste que se parecía a un perro oveja?

-Sí, lo recuerdo...jeje

-Tendré una cita con él y, si voy a la fiesta contigo, estarás como garrapata pegada a mí. Y ambas sabemos que quieres pasar más tiempo con el cumpleañero.

-Bueno, entiendo. Te dejé un vestido que compré para ti en la mesa.-señalo vagamente.

-Y yo sin nada en las manos... -expresa cariñosamente al ver su regalo.

-Pensé que te gustaría, y estaba en oferta.

Es un empujón cruel pero justo de parte de Brenda.

Conversamos toda la tarde y envuelvo el regalo de Oliver con cuidado. Aparte, le pongo una nota que dice:

"Deseo crear más recuerdos felices junto a ti".


🌷🌷🌷

El día anterior al evento, decido conseguir todos los ingredientes para hacer el pastel. Para eso, tendré que colarme en la cafetería y "tomar prestado" un poco de su inventario. No es realmente un robo, dejaré el dinero en la caja, pero me siento rara al entrar sin avisarle a Oliver.

Después de mi atraco exitoso, vuelvo a casa y preparo el pastel.

El aroma a durazno fresco me recuerda el comentario de Oliver. Eso fue muy atrevido, pero ya me acostumbre, creo...
Una de las cosas buenas de mi trabajo es que aprendí a hacer y decorar postres en tiempo récord. Antes solo me me encargaba de los rellenos, pero ahora podría decir que soy la pastelera principal.


Con todo listo, solo tengo que esperar.

El Aroma de un ChicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora