Cap 5 : Promesas entre el agua y las rocas

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Entró en la cabaña y, al ver a Brenda, rompí en llanto otra vez a pesar de haberme calmado hace poco y me dejó caer en la cama. Solo necesito llorar una noche y tal vez mañana logre ser suficiente.

-Pensé que sería diferente, pero otra vez lo arruiné y Oliver se lastimó por mi culpa -exclamé, enojada y al mismo tiempo triste conmigo misma.

-Espera, espera. ¿Qué demonios pasó? -pregunta Brenda, preocupada, acercándose a mí.

-Estaba con Oliver y pensé que le estorbaba porque no podía dejarme sola. -me detengo y pateo mi bolso -Él fue comprensivo conmigo e insistió en acercarnos a un grupo para que pudiera servir de algo, y lo arruiné -digo, mientras las lágrimas continúan cayendo.

-¿Cómo lo arruinaste? -pregunta, pasándome unos pañuelos.

-Me quedé paralizada y muda, un idiota comenzó a molestarme. Oliver se lanzó a golpearlo con una roca -exclame, pataleando en la cama.

Brenda ajusta las luces del cuarto a una tonalidad más cálida, y me abraza, dándome palmaditas en la espalda.

-En teoría, no hiciste nada malo. Pero, ¿golpearse? -duda, confundida.

-No pensé que Oliver lo golpearía. Pero si no los separaban, le habrían roto los huesos -respondo estresada.

-Olvídalo, ya pasó y tú solo debes concentrarte en tener unas buenas vacaciones -exclama con positivismo agresivo, y me acerca una manta.

Las luces se apagan, y miro las tonalidades celestes por la luz nocturna. Sumado a mi llanto silencioso, me hace sentir mucho frío a pesar de tener varias capas. Intento relajarme y repetirme a mí misma que todo estará bien.

Despierto algo mareada y me siento en la mesa a comer cereal, mirando un punto fijo.

-¿Cuánto tiempo seguirás así? -susurra Brenda, preocupada por mi estado de trance.

-Solo cinco minutos más. Necesito sentirme inútil otros cinco minutos de mi vida.

Ella suspira, toma una olla y una cuchara, y las golpea a propósito. Ella sabe que odio los sonidos metálicos; es una clara invitación a que cambie de actitud.
Salgo corriendo a mi cuarto, cubriendo mis oídos, y busco ropa cómoda.

Al salir de la ducha, con el cabello mojado y cansada, tomó un cojín duro y lo lanzó en dirección al diabólico sonido.

Me sorprendo al escuchar un quejido.
Al voltear, veo a Oliver sobándose la cabeza en el suelo.

-¡Realmente odias ese sonido! -dice Oliver, algo atontado por el golpe.

-¡Perdón! No sabía que eras tú... -respondo apenada y me disculpo,y busco con la mirada a mi blanco inicial, Brenda, quien ya ha escapado.

-¿Estás lista? -pregunta Oliver, levantándose y probando mi café sin permiso.

-Ese es mi café. ¿Lista para qué? -pregunto, confundida.

-Lo sé, está amargo. Quiero pasar la tarde contigo; mañana regresaremos -dice, haciendo una mueca.

Asiento y le arrebato mi café, y le doy golpecitos en su espalda.

Salimos de la cabaña y nos acercamos una zona algo alejada. Es un silencio cálido entre risas, en comparación con el de ayer que era incómodo. El agua se ve hermosa y el cielo tan azul que podría mirarlo durante horas. El sitio me daba paz, pero estar a solas con Oliver no tanto.

-¿Qué haces? -pregunta Oliver mientras saca unos bocadillos de la canasta y observa el área muy atento.

-Estoy buscando alguna piedra bonita -expresó con un tono casi infantil.

El Aroma de un ChicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora