Entró en la cabaña y, al ver a Brenda, rompí en llanto otra vez a pesar de haberme calmado hace poco y me dejó caer en la cama. Solo necesito llorar una noche y tal vez mañana logre ser suficiente.
-Pensé que sería diferente, pero otra vez lo arruiné y Oliver se lastimó por mi culpa -exclamé, enojada y al mismo tiempo triste conmigo misma.
-Espera, espera. ¿Qué demonios pasó? -pregunta Brenda, preocupada, acercándose a mí.
-Estaba con Oliver y pensé que le estorbaba porque no podía dejarme sola. -me detengo y pateo mi bolso -Él fue comprensivo conmigo e insistió en acercarnos a un grupo para que pudiera servir de algo, y lo arruiné -digo, mientras las lágrimas continúan cayendo.
-¿Cómo lo arruinaste? -pregunta, pasándome unos pañuelos.
-Me quedé paralizada y muda, un idiota comenzó a molestarme. Oliver se lanzó a golpearlo con una roca -exclame, pataleando en la cama.
Brenda ajusta las luces del cuarto a una tonalidad más cálida, y me abraza, dándome palmaditas en la espalda.
-En teoría, no hiciste nada malo. Pero, ¿golpearse? -duda, confundida.
-No pensé que Oliver lo golpearía. Pero si no los separaban, le habrían roto los huesos -respondo estresada.
-Olvídalo, ya pasó y tú solo debes concentrarte en tener unas buenas vacaciones -exclama con positivismo agresivo, y me acerca una manta.
Las luces se apagan, y miro las tonalidades celestes por la luz nocturna. Sumado a mi llanto silencioso, me hace sentir mucho frío a pesar de tener varias capas. Intento relajarme y repetirme a mí misma que todo estará bien.
Despierto algo mareada y me siento en la mesa a comer cereal, mirando un punto fijo.
-¿Cuánto tiempo seguirás así? -susurra Brenda, preocupada por mi estado de trance.
-Solo cinco minutos más. Necesito sentirme inútil otros cinco minutos de mi vida.
Ella suspira, toma una olla y una cuchara, y las golpea a propósito. Ella sabe que odio los sonidos metálicos; es una clara invitación a que cambie de actitud.
Salgo corriendo a mi cuarto, cubriendo mis oídos, y busco ropa cómoda.Al salir de la ducha, con el cabello mojado y cansada, tomó un cojín duro y lo lanzó en dirección al diabólico sonido.
Me sorprendo al escuchar un quejido.
Al voltear, veo a Oliver sobándose la cabeza en el suelo.-¡Realmente odias ese sonido! -dice Oliver, algo atontado por el golpe.
-¡Perdón! No sabía que eras tú... -respondo apenada y me disculpo,y busco con la mirada a mi blanco inicial, Brenda, quien ya ha escapado.
-¿Estás lista? -pregunta Oliver, levantándose y probando mi café sin permiso.
-Ese es mi café. ¿Lista para qué? -pregunto, confundida.
-Lo sé, está amargo. Quiero pasar la tarde contigo; mañana regresaremos -dice, haciendo una mueca.
Asiento y le arrebato mi café, y le doy golpecitos en su espalda.
Salimos de la cabaña y nos acercamos una zona algo alejada. Es un silencio cálido entre risas, en comparación con el de ayer que era incómodo. El agua se ve hermosa y el cielo tan azul que podría mirarlo durante horas. El sitio me daba paz, pero estar a solas con Oliver no tanto.
-¿Qué haces? -pregunta Oliver mientras saca unos bocadillos de la canasta y observa el área muy atento.
-Estoy buscando alguna piedra bonita -expresó con un tono casi infantil.
ESTÁS LEYENDO
El Aroma de un Chico
Roman d'amour"Un destello de luz puede esconderse muy lejos, pero solo lo sabrás hasta tener la valentía de alcanzarlo." El sonido nostálgico de las campanas resonó en mi cabeza, un joven de cabello negro y ojos miel que entró sin avisar en mi vida, y yo, Delia...