Cap 7 : Frustración en la Cafetería

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Estoy en mi habitación, pensando en lo que ocurrió y repasando mi versión de los hechos por si las travesuras de Oliver tienen consecuencias.

Mi mente se desvía del tema y, sin pensarlo mucho, me dirijo a la habitación de Brenda.

—¿Qué tanto sabes de esa pelea?

—Lo mismo que tú... Bueno, tal vez un poco más.

—¿Hay algo más?

—Hace un rato escuché las noticias, y el tipo tuvo una fisura en la mandíbula... Pero, para suerte de tu jefe, no tienen sospechosos.

—Eso suena...

—¿Horrible? Sí, te recomiendo que te alejes de él.

—Oliver es mi amigo, esto fue producto de su ego... Me dijo que no volvería a pasar.

Brenda no responde, solo me mira algo frustrada. La entiendo. Tal vez solo estoy buscando excusas para defenderlo... Él hizo lo mismo por mí. Sigo dando vueltas en la cama y vueltas sobre el tema. Solo deja que todo pase, no volverá a ocurrir, estoy segura... Con eso resuelto, solo intento dormir un poco al lado de Brenda.

Un dolor en el cuello me despierta; durante la noche, me ha empujado al suelo. Ella sigue dormida, en una postura que parece imposible para cualquier ser humano normal. Voy al sofá, masajeando mi cuello adolorido.

Aún está oscuro, tal vez sean las 5 a.m., pero no tengo ganas de verificar la hora. Preparo el desayuno; necesitaba algo que me mantuviera ocupada.

                          🌷🌷🌷

No sé en qué momento ocurrió, pero ya llevo cinco meses en esta ciudad. En ese tiempo, acepté que tengo un crush con Oliver...

He podido conocer mejor a Oliver. La tensión romántica es algo que temo sentir solo yo.

¿Y si solo su personalidad es muy extrovertida?
¿Estoy confundiendo mis sentimientos detrás de su sonrisa?

Mi mente divaga toda la mañana en el tema. Estoy en el trabajo y preparo unos pedidos. Escucho el sonido de la laptop de Oliver, lo que significa que ha llegado. Me asomo desde la cocina y lo veo revisando unas cosas. Mis manos sudan y no puedo evitar suspirar.

Voy despacio al baño, sacudo la harina de mi ropa y me peino un poco, intentando verme algo decente. Salgo y sigo "revisando" el inventario.

Siento una mano en mi hombro y me asusto, pegando un pequeño grito ahogado. Al voltear, es Oliver, sonriéndome por mi reacción.

—¿Puedes hacer algo por mí, Delia?

—No trabajaré horas extras, puntitos —respondo de inmediato.

—Casi le atinas, pero es parecido. Necesito que cubras a Rose unos días en la caja registradora y atiendas a los clientes.

Antes de responder, recuerdo que Rose se tomó un par de semanas libres para visitar a sus hijos. Me golpeo la cabeza con desesperación. Debería haberlo visto venir.

—Sabes que no puedo, Oliver. Me da terror dar mal un pedido.

—Lo sé, y seguramente no será perfecto, pero inténtalo.

—Pero...

Oliver me interrumpe con esa mirada tan empalagosa. Y con un pequeño aumento en mi salario, definitivamente está intentando sobornarme.

—Bueno, lo intentaré. Solo deja de mirarme como un cachorro.

Oliver se acerca a mí, me da un abrazo por la espalda y un beso en la mejilla. Muerdo mis labios mientras lo escucho cambiar de tema.

El Aroma de un ChicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora