Cap 14: Un Dulce Acuerdo

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En la mañana me dije que no debía preocuparme, pero han pasado cinco horas y recién ahora Oliver se va a dormir. Claro, no sin antes intentar recoger sus cosas. Suspiro y me acerco.

-Oliver, vete a dormir. Yo organizo y limpio todo -le digo mientras cierro y sacudo sus libros.

Él asiente o, mejor dicho, tambalea la cabeza. Sale de la cafetería y logro escuchar sus pasos en el piso de arriba. Volteo a inspeccionar el área de estudio y barro los restos de papel sobre el suelo. Hoy he tenido un día productivo y eso me anima a seguir con mis planes de ir al festival. Un paso a la vez, eso es algo que debo considerar para tener confianza en mí misma.

Me tomo unos minutos para escoger un par de postres para llevar. Casi es hora de cerrar, así que me apresuro a dejar todo en su lugar. Termino mi día y la noche cae poco a poco. Salgo, aseguro todo y regreso. Estoy a un par de cuadras de la cafetería cuando escucho unos pasos acelerados, seguidos de una mano en mi hombro.

-Me hubieras dicho que te acompañara o te llevara en mi auto, Delia.

-Se supone que deberías estar dormido -digo, frunciendo el ceño.

No sé cómo podría enojarme con él. Es agradable verlo con ropa casual; es obvio que se duchó. Le queda bien esa sudadera. Él gira los ojos y me apunta con su paleta de dulce.

-Dormí un rato, pero puse una alarma para acompañarte...

Suspiro y camino a su lado. Fue considerado de su parte, pero no era necesario. Realmente es un recorrido de solo 25 minutos...

Llegamos a la recepción y le hago un pedido especial a Oliver.

-¿Podríamos no abrir la cafetería? La siguiente vez -digo mientras juego con mis llaves.

-¿Puedo saber tus razones? -pregunta, girando la paleta entre sus labios, cambiándola de lado con cada lamida.

Observo cómo sus labios se tiñen de un tono carmesí. Si Oliver fuera mujer, definitivamente sería una modelo conocida. Incluso ahora podría serlo; no necesita usar peluca... Damn, girl.

Mis pensamientos traspasan la barrera del lenguaje en una carcajada silenciosa, y respiro hondo antes de hablarle:

-Puedo ir a trabajar, pero tú tómate la tarde libre -le digo, dándome palmaditas en el pecho.

-Eso suena muy serio, comparado con tu risa de hace un momento -responde él, alzando una ceja.

-Se me cruzó un pensamiento al azar, por eso la risa -contesto con una sonrisa.

-Te propongo un trato: dormiré hasta las 3 p.m. y luego bajaré a acompañarte - mira hacia arriba, como si intentara recordar algo-. Además, ese dia llega la harina.

-Yo puedo recibir ese pedido y hacer las cuentas... -comienzo a decir.

-No insistas, Delia. ¿Lo tomas o lo dejas? -me corta, acercándome su paleta.

-¿El trato o la paleta? -pregunto, tratando de seguirle el juego.

-Ambos, es un combo -responde, abrazándome suavemente.

Oliver acerca la paleta a mis labios y termino quedándomela... Es de fresa. Me quedo en silencio, atrapada entre la vergüenza y el sabor de la paleta. Oliver solo se despide con una mirada de victoria.

Se va dando pequeños saltitos, y yo subo a toda velocidad para recostarme en el sofá. Definitivamente voy a guardar el palito...

Veo a Brenda parada en una esquina y se acerca con una sonrisa, aplaudiendo despacio.

-Acabo de verte compartir babas con tu jefe.

-Estás confundida, solo charlamos...-etapa inicial negación.

El Aroma de un ChicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora