.

122 25 17
                                    


Estaba sentada en uno de los bancos del campus, con mi teléfono en la mano, ojeando Shein y llenando mi carrito con cosas que probablemente no compraría. El sol de la tarde caía suave, y la brisa fresca hacía que el día fuera agradable, aunque el calor de Medellín siempre estaba presente. Mientras esperaba a Ana para entrar a clase, me di cuenta de que ya había añadido al menos cinco cosas al carrito: un vestido, dos tops y unos jeans que se veían increíbles.

Cuando vi a Ana acercarse, agité mi mano para llamar su atención. Ella sonrió de lejos y aceleró el paso.

—Es más fácil comunicarnos si me pasas tu WhatsApp —me dijo cuando llegó junto a mí.

Asentí con una sonrisa, y sacamos los teléfonos para intercambiar números rápidamente. Era agradable tener a alguien con quien hablar y compartir estos momentos entre clases.

Caminamos hacia el salón mientras Ana me hablaba de una serie que estaba viendo en Netflix. Estaba tan metida en su relato que, de repente, casi tropieza con una grieta en la acera.

—¡Uy! —gritó, moviendo los brazos como si estuviera haciendo malabares para no caer.

No pude evitar soltar una carcajada. —¡Casi te vas de jeta!

—¡Ay, no me jodas! —dijo ella entre risas, recuperando el equilibrio.

Llegamos al salón de clases todavía riéndonos a carcajadas. El profesor había escrito en el grupo de la clase que llegaría tarde, así que Ana y yo nos acomodamos en la parte de atrás, aprovechando el tiempo para chismosear. Estábamos tan concentradas en reírnos de lo que acababa de pasar que no nos dimos cuenta de que un chico, sentado a dos sillas de nosotras, nos estaba mirando con mala cara.

Lo noté cuando Ana me dio un codazo, indicándome con la mirada al chico. Ni idea de quién era, pero el tipo tenía esa cara de fastidio que me dio mal genio de inmediato. Le devolví la mirada, arqueando una ceja, y torcí los ojos con intención.

Ana, sin preocuparse mucho, siguió riéndose en voz baja, lo que parecía irritarlo aún más. Hasta que, de repente, el tipo decidió hablar.

—¿No se pueden callar? —dijo, con una voz cargada de desprecio.

Ana y yo nos miramos en silencio por un segundo, sorprendidas. ¿Qué le pasaba a este man? Luego, sin poder evitarlo, nos echamos a reír de nuevo.

—Qué amargado, ¿no? —susurró Ana, entre risas.

El chico no lo dejó pasar. —¡Parece que no saben comportarse como gente decente! Si van a estar haciendo escándalo, mejor váyanse.

Me hervía la sangre. ¿Decente? ¿Este payaso creyéndose quién?

—¿Qué te pasa a ti, ah? —le solté, girándome hacia él—. Si te molesta tanto, cierra la jeta y ponete los audífonos.

Él frunció el ceño, visiblemente molesto por mi respuesta. —No necesito audífonos para no escuchar a dos idiotas riéndose como si estuvieran en un parque.

Ana abrió los ojos, sorprendida por lo que acababa de decir, y yo... bueno, no me iba a quedar callada.

—¿Qué dijiste, malparido? —espeté, sintiendo cómo el enojo subía por mi pecho—. ¿Idiotas? El único idiota aquí sos vos.

El chico se levantó de su silla y se inclinó un poco hacia nosotras, como si quisiera imponerse. —Cuidado con lo que dices.

Me paré también, sin importarme nada. —¿Y qué? ¿Vas a hacer algo? ¡¿Quién te crees tú para hablarnos así, güevón?! Estás buscando que te rompan la cara, malparido.

Ana me tocó el brazo, como intentando calmarme, pero yo estaba encendida. No soportaba ese tipo de comentarios, y menos de alguien que ni siquiera conocía. El chico no supo qué responder al principio, pero antes de que pudiera soltar alguna estupidez más, el profesor entró en el salón.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó, mirando de un lado a otro.

Yo me volví a sentar rápidamente, fulminando con la mirada al tipo, mientras él hacía lo mismo, aunque todavía con cara de amargado. Ana me miró de reojo, tratando de contener una sonrisa nerviosa. Aunque la clase empezó poco después, mi mente seguía dándole vueltas a lo que acababa de pasar. Sabía que esto no iba a quedar así; tarde o temprano, este tipo iba a recibir lo que merecía.

Que rarita eres... - R.RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora