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Estaba terminando de comer mi desayuno cuando la notificación apareció en la pantalla de mi celular.

**@Pelicanger ha empezado a seguirte.**
**@Westcol ha empezado a seguirte.**
**@luchodiaz ha empezado a seguirte.**
**@danielmuñozz ha empezado a seguirte.**
**@Mrstiven ha empezado a seguirte.**
**@jamesrodriguez ha empezado a seguirte.**

Miré la pantalla atónita, leyendo los nombres una y otra vez. "¿Qué clase de realidad paralela es esta?", pensé mientras el corazón me latía un poco más rápido. La noche anterior en la disco había sido una locura, pero no me imaginé que todos estos cracks del fútbol y las redes sociales me seguirían en Instagram. Me reí nerviosa y les devolví el follow a todos, aunque dudé unos segundos antes de seguir a James. Tenía que actuar como si nada hubiera pasado aquella noche de años atrás, como si no hubiera sido gran cosa. "Como si no me hubiera metido en problemas", me repetí mientras intentaba concentrarme en mi desayuno.

Mientras revisaba TikTok, me llegó un mensaje de Ana.

**Ana:** _¿Vendrás a mi casa hoy?_

**Yo:** _¡Síii!_

**Ana:** _Está bien, nos vemos a las 4. Puntuallll, ¿eh?_

Suspiré. La impuntualidad era mi mayor defecto. Siempre llegaba tarde a todos lados, pero haría un esfuerzo esta vez. Terminé de lavar los platos, me duché y me cambié rápido. Me puse unos shorts básicos y un top sencillo. Era un día tranquilo, y Ana vivía cerca, así que decidí caminar hasta su casa.

Llegué a lo que parecía ser su casa, una fachada elegante con un jardín bien cuidado. Toqué el timbre y, después de un par de segundos, una señora con uniforme abrió la puerta. "Seguramente es la que ayuda en la casa", pensé.

—Sube, la señorita Ana te está esperando —dijo con una sonrisa amable.

Asentí agradecida y comencé a subir las escaleras. Su casa era impresionante, no tanto por el tamaño, que era similar al de la mía, sino por la decoración. Cada espacio estaba decorado de forma lujosa pero sin ser ostentoso. Todo parecía estar en el lugar correcto, como salido de una revista de diseño. Cuando llegué a su cuarto, me quedé boquiabierta.

Todo era rosado, desde las paredes hasta la ropa de cama y los cojines. No pude evitar soltar una risa.

—Somos Cosmo y Wanda —le dije apenas crucé la puerta.

Ana soltó una carcajada mientras giraba en su silla.

—¿Tienes el cuarto verde? —preguntó, sonriendo.

—¡Sí! El verde es mi color favorito —le respondí con orgullo.

—Disfracémonos de eso en Halloween —propuso ella mientras levantaba una ceja.

Me reí. —Puede ser —le contesté mientras me sentaba en su cama y sacaba mi tablet de la mochila. Ana estaba en su computadora trabajando en la tarea de diseño que nos habían dejado. Yo, en cambio, apenas había avanzado. Se me venía la fecha de entrega encima, y el estrés ya me empezaba a consumir.

—¿Ya terminaste todo? —le pregunté, intentando sonar casual.

—Sí, casi, solo estoy puliendo los detalles —dijo ella con una sonrisa confiada.

Me tiré hacia atrás en su cama, suspirando pesadamente. —¿Cómo le haces para avanzar tan rápido? Yo siento que estoy estancada, me falta un montón.

—Es cuestión de organización, beffa. Tienes que planificarte mejor —respondió sin dejar de teclear. Luego, me miró por encima de la pantalla y añadió—: Aunque también admito que soy algo maniática con las fechas de entrega.

Rodé los ojos, aunque con una sonrisa en los labios. —No todos podemos ser tan eficientes como tú, reina.

Ana se rió y me lanzó una almohada. —¡Ponte a trabajar ya, floja!

Me senté y abrí mi tablet, intentando concentrarme en la tarea de diseño. Sin embargo, mi mente seguía volviendo a la noche anterior. Estaba bien sentarme aquí, tranquila, trabajando con Ana, pero no podía sacarme de la cabeza el hecho de que James estaba de vuelta en mi vida, aunque fuera de una manera indirecta. Y para empeorar las cosas, ahora me seguía en Instagram.

—¿Qué te pasa? —preguntó Ana, notando mi distracción.

—Nada, solo... estaba pensando en la noche de ayer —dije, tratando de sonar despreocupada.

Ana me miró con curiosidad, apoyando la barbilla en sus manos. —¿Y eso? ¿Fue por lo de James? Porque te noté algo rara cuando lo viste. ¿Lo conoces o qué?

Me quedé en silencio por un segundo, pero sabía que no podía ocultarle mucho a Ana. Me sentía demasiado nerviosa para contarle la verdad, pero al final suspiré y decidí soltar algo.

—Pues... sí. Lo conocía de antes. Vivíamos cerca cuando yo era más pequeña, y bueno... nos besamos una vez. —Lo solté rápido, sin darle mucha importancia.

Ana abrió los ojos de par en par. —¡¿Quééé?! ¡No me jodas, Yuli! ¿Te besaste con James Rodríguez y recién ahora me lo cuentas?

Me encogí de hombros, tratando de parecer despreocupada. —Fue hace años, antes de que todo se pusiera tan loco. Y solo pasó una vez, nada del otro mundo.

Ana me miraba con una mezcla de incredulidad y admiración. —Yo no sé cómo puedes decir que no es gran cosa. ¿Sabes cuántas chicas matarían por estar en tu lugar?

Me reí, pero había algo en mí que seguía intranquilo. —Bueno, eso fue antes de que él se volviera más famoso. Y no fue más allá de unos besos. Ni siquiera sé si se acuerda de mí.

—Por cómo te miraba anoche, seguro que sí se acuerda —dijo Ana con una sonrisita pícara.

Me sonrojé y traté de cambiar de tema. —Bueno, no me quiero obsesionar con eso. Mejor hablemos de la tarea, que si no me concentro, no la voy a terminar nunca.

Ana soltó una risa, pero no insistió más. Volvimos a trabajar en silencio, aunque de vez en cuando nos tirábamos comentarios sarcásticos sobre el diseño, las telas, o simplemente cosas de la vida. Justo cuando empezaba a avanzar de verdad, mi celular vibró en la cama. Era una notificación de Instagram.

**@jamesrodriguez ha dado like a tu foto.**

Sentí que el corazón me daba un vuelco.

—¡Ana! —le grité sin poder evitarlo, mostrándole la pantalla.

Ana se echó a reír. —¡Te lo dije! Ese man no se olvidó de ti.

Intenté calmarme y no darle más vueltas, pero sabía que no iba a ser tan fácil olvidarme de esto.

Que rarita eres... - R.RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora