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Me senté en mi escritorio, encendí la lámpara de noche, y abrí mi cuaderno de bocetos junto con la tablet. La tarea era simple en teoría: teníamos que crear un diseño de una prenda inspirada en la moda vintage, pero con un toque moderno que la hiciera resaltar en el mercado actual. Era una de esas asignaciones que parecían fáciles hasta que te sentabas a hacerlo y te dabas cuenta de que había más complicación de la que pensabas. El plazo era para mañana y yo, como siempre, lo había dejado para el último minuto.

"Respira, Yuli", me dije mientras sacaba mis lápices. Necesitaba mantener la calma y no dejarme abrumar por la presión. Ya había hecho un pequeño boceto en clase, pero apenas era la base de la idea. El concepto estaba allí: una blusa con volantes, inspirada en los años 70, pero quería darle un toque moderno usando colores más atrevidos y formas estructuradas.

Comencé por revisar mis apuntes. Recordé cómo la profesora nos insistía en que la clave del éxito en la moda estaba en los detalles. Así que mi primer paso fue trabajar en esos detalles: ¿qué tipo de tejido usaría? ¿Cómo caería la prenda sobre el cuerpo? Quería un estilo que fuera ligero, pero que tuviera volumen. Decidí combinar un material satinado con bordados en los bordes de las mangas. Sería una mezcla interesante entre lo delicado y lo llamativo.

Agarré el lápiz y empecé a esbozar la blusa. Los volantes los quería bastante definidos, pero no demasiado amplios. La silueta de la blusa sería entallada en la cintura, pero con mangas más sueltas para darle un aire despreocupado. Conforme avanzaba, me di cuenta de que el diseño se estaba encaminando hacia algo que me encantaba. El escote redondeado también lo iba a trabajar con un bordado sencillo, que le diera un toque romántico sin parecer demasiado recargado.

Luego pasé a los colores. Quería hacer algo que no se viera anticuado, así que me decidí por un color mostaza intenso combinado con detalles en un tono lavanda. Era una combinación inusual, pero en mi mente funcionaba. El contraste de los colores haría que la prenda destacara sin ser demasiado escandalosa. Abrí el programa de diseño en la tablet y comencé a digitalizar el boceto, dándole vida a la idea con trazos más definidos y colores bien seleccionados.

Las horas volaron mientras ajustaba los pequeños detalles: el largo de las mangas, el corte en la cintura, el patrón del bordado. No podía permitirme que quedara algo fuera de lugar, sobre todo porque sabía que la profesora se fijaría en todo. Para cuando terminé el diseño principal, ya eran casi las 2 de la madrugada, pero todavía faltaba la segunda parte de la tarea: un análisis escrito sobre cómo mi diseño conectaba con la moda vintage y por qué funcionaría en el mercado actual.

Me estiré en la silla, cansada pero decidida. Abrí un documento en la tablet y empecé a escribir. Expliqué cómo los volantes en la moda de los años 70 habían sido un símbolo de libertad y fluidez, y cómo quería recuperar ese mismo espíritu pero modernizándolo con un corte más ajustado y colores vibrantes. Mencioné también cómo los detalles bordados le daban un toque artesanal, algo muy valorado en la moda actual. Quería que la prenda transmitiera elegancia sin perder ese aire de frescura que la haría perfecta tanto para un evento casual como para una salida nocturna. Después de todo, la clave era la versatilidad.

Finalmente, con el diseño digitalizado y el análisis escrito, lo revisé todo una última vez. Observé la blusa en la pantalla de la tablet y sonreí, satisfecha. Me gustaba lo que había creado, y más importante aún, sentía que había logrado capturar esa mezcla entre lo clásico y lo moderno. Guardé el archivo y lo subí a la plataforma de la universidad, rezando para que no hubiera errores.

Cuando por fin apagué la tablet y me tumbé en la cama, ya eran casi las 3 de la mañana. Sabía que me esperaba un día largo, pero al menos podía dormir tranquila sabiendo que había terminado la tarea a tiempo.

Que rarita eres... - R.RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora