La guerra no había terminado, pero para Kakashi, el campo de batalla era irrelevante. El viento helado y la lluvia caían con fuerza, pero él solo podía pensar en lo que acababa de pasar con Obito. Ese beso, esa cercanía, esa mezcla de furia y deseo que los había envuelto... Todo lo que había sucedido lo tenía en una encrucijada.
Mientras observaba el horizonte, donde Obito había desaparecido, Kakashi se dio cuenta de que el próximo encuentro sería el último. El último para definir qué harían con su historia compartida y lo que sentían el uno por el otro.
De pronto, una fuerte explosión lo trajo de vuelta a la realidad. El Juubi rugía en la distancia, desatando el caos mientras las fuerzas de la Alianza Ninja luchaban con desesperación. Pero todo aquello no tenía importancia para Kakashi. Solo una cosa ocupaba su mente ahora: Obito.
—Kakashi-sensei —dijo una voz familiar a sus espaldas. Era Naruto, jadeando y cubierto de barro y sangre—. Tenemos que avanzar. ¡El Juubi está fuera de control!
Kakashi miró a Naruto, pero no respondió de inmediato. Su mente estaba en otro lugar, en alguien más. Sabía que debía luchar, pero sentía que, hasta que no enfrentara a Obito de una vez por todas, no podría concentrarse en lo que venía.
—Naruto —respondió al fin, con la voz grave—. Sigue adelante con la Alianza. Tengo que hacer algo.
Naruto lo miró con preocupación, pero asintió. Sabía que Kakashi estaba enfrentando algo mucho más personal que la guerra misma.
Kakashi activó su Kamui y se transportó al mundo alterno donde sabía que encontraría a Obito. Un lugar que había sido su refugio y su prisión. El aire allí era pesado, y las sombras parecían moverse con vida propia. Y en el centro de todo, de pie, estaba Obito.
—Sabía que vendrías —dijo Obito sin siquiera mirarlo, con los ojos fijos en la nada, sus manos colgando a los costados—. No podías quedarte sin resolver esto.
Kakashi dio un paso adelante, su corazón latiendo con fuerza. La tensión entre ambos era palpable, y el peso de todo lo que no habían dicho aún flotaba en el aire.
—Esto tiene que terminar, Obito —dijo Kakashi, con una voz más suave de lo que había planeado—. No podemos seguir así, entre la guerra y... lo que sea que haya entre nosotros.
Obito se giró lentamente, y cuando sus miradas se encontraron, Kakashi sintió una ola de emociones arrasándolo. Obito lucía cansado, sus ojos llenos de una mezcla de rabia y tristeza. Y sin embargo, había algo más en su mirada, algo más profundo que la simple batalla que habían estado librando.
—Kakashi... —Obito dio un paso hacia él, su voz rota—. Sabes que siempre he estado atrapado entre lo que quiero y lo que debo hacer. Y tú eres parte de ambas cosas.
El corazón de Kakashi se estremeció al escuchar esas palabras. Durante años, había intentado entender a Obito, justificar sus acciones, pero ahora sabía la verdad: todo lo que Obito había hecho, todo lo que había destruido, lo había hecho con la esperanza de crear un mundo donde nunca hubiera tenido que perderlo.
—Obito... —murmuró Kakashi, pero no pudo seguir hablando. El peso de los sentimientos no resueltos era abrumador.
En ese momento, Obito cerró la distancia entre ellos en un solo movimiento. Su mirada, intensa y determinada, se clavó en la de Kakashi, y antes de que pudiera reaccionar, sus labios volvieron a encontrarse en un beso feroz, cargado de años de deseo contenido.
Kakashi no se resistió esta vez. Respondió al beso con la misma intensidad, con todo lo que había estado guardando dentro. Era un beso que lo decía todo: el amor no confesado, la culpa por todo lo que no habían hecho y lo que sí habían permitido que pasara. Las manos de Kakashi se aferraron al cuerpo de Obito, mientras este lo empujaba contra una de las rocas cercanas.
El mundo alterno que los rodeaba era silencioso, pero dentro de ellos dos, un torbellino de emociones y pasiones se desataba. Era el final de una guerra personal, una lucha interna que habían mantenido durante demasiado tiempo. Y ahora, todo salía a la luz en esa unión, en ese último momento de entrega.
Obito rompió el beso, pero mantuvo su frente pegada a la de Kakashi, jadeando por el esfuerzo y la intensidad de lo que acababa de suceder.
—Te lo dije —susurró—. Esto entre nosotros... nunca terminará.
Kakashi cerró los ojos por un momento, tratando de controlar sus propios sentimientos. Sabía que lo que Obito decía era cierto. Incluso si ganaban la guerra, incluso si uno de los dos caía en la batalla, lo que sentían el uno por el otro seguiría existiendo, más allá de la vida y la muerte.
—Obito... —murmuró Kakashi, con la voz quebrada por la emoción—. No quiero perderte de nuevo. Pero también sé que... esto tiene que acabar.
Obito asintió lentamente, apartándose un poco. El dolor en sus ojos era evidente, pero también la aceptación. Ambos sabían lo que vendría después. Habían llegado tan lejos, pero el destino siempre los había colocado en caminos opuestos.
—Entonces... —dijo Obito, su voz temblando ligeramente—. Lucharemos. Pero no como enemigos, Kakashi. Lucharemos por todo lo que no pudimos ser.
Kakashi asintió. Sabía que la pelea final sería inevitable, pero esta vez, no sería una lucha por odio, ni por venganza. Sería una batalla para liberar lo que llevaban dentro. Y, de alguna manera, eso lo hacía todo más trágico y hermoso al mismo tiempo.
Obito retrocedió, preparándose para la batalla final. Los dos estaban listos para lo que venía. Y mientras ambos se preparaban para desatar su máximo poder, sus corazones latían al unísono, sabiendo que, pase lo que pase, siempre llevarían esa conexión con ellos.
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Sombras del Pasado: Fuego y Venganza - ObiKaka
FanfictionLa Cuarta Gran Guerra Ninja está en su punto álgido, y Obito Uchiha ha revelado su verdadera identidad al mundo. Kakashi se enfrenta a una verdad que lo destroza: su antiguo amigo no solo está vivo, sino que es el hombre detrás de gran parte de la d...