Capítulo Final: Redención en el Abismo

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La tensión en el aire era sofocante. El mundo alterno que los rodeaba parecía tan oscuro y opresivo como las emociones que compartían. Obito y Kakashi se encontraban frente a frente, listos para el enfrentamiento final, pero en sus ojos no había odio. Lo que se reflejaba era el dolor de todo lo que habían perdido y el deseo reprimido que no habían podido expresar.

Obito fue el primero en romper el silencio, su voz ronca por la tensión:

-Kakashi... no importa cómo termine esto, ¿verdad? Al final... todo fue por ti. Todo lo que hice, lo hice por el deseo de no perder más... de no perderte a ti.

Kakashi sintió un nudo en la garganta, pero no dejó que las lágrimas brotaran. Aún debía enfrentarse a Obito, pero sabía que no era una pelea en la que ninguno quisiera vencer. Era una lucha simbólica, una manera de liberar todo lo que habían guardado por tanto tiempo.

-Obito... -respondió Kakashi con voz temblorosa-. Siempre pensé en ti. Todos estos años, incluso cuando creía que estabas muerto, siempre te tuve en mi mente.

Obito frunció el ceño, sus ojos brillando bajo la máscara que aún llevaba. A pesar de todo, ese vínculo entre ellos seguía vivo, inquebrantable.

-Entonces, ¿por qué nunca hiciste nada? -preguntó Obito, con un tono que mezclaba frustración y tristeza-. ¿Por qué nunca trataste de entenderme?

La pregunta caló hondo en Kakashi, que apretó los dientes. Sabía que había fallado, no solo como compañero, sino como amigo, como algo más. Había dejado que el destino los arrastrara, sin luchar contra la corriente que los separaba.

-No lo sé... -admitió al fin, su voz rota-. Siempre creí que estaba haciendo lo correcto. Que cumplir con las reglas y proteger al mundo era lo más importante. Pero ahora me doy cuenta... que te dejé atrás. Y nunca te busqué.

Obito lo miró en silencio por un momento, y en ese breve instante, todas las barreras emocionales entre ellos se desmoronaron. Ya no había guerra, no había villanos ni héroes, solo dos personas que se habían perdido el uno al otro, intentando encontrar una salida.

-Kakashi... -murmuró Obito-. Lo que quiero es... lo que siempre quise. Estar contigo.

Obito dio un paso adelante, pero esta vez no era para atacar. Era un acercamiento lleno de vulnerabilidad. Kakashi sintió cómo su corazón se aceleraba al verlo tan cerca. Era como si, después de todo, aún quedara una posibilidad de que se entendieran, de que dejaran de luchar.

Las manos de Obito, firmes pero temblorosas, se acercaron a Kakashi, levantando lentamente la máscara que cubría su rostro. Kakashi, sorprendido, dejó que el momento ocurriera, su respiración entrecortada mientras la máscara caía al suelo, revelando el rostro cansado y marcado por cicatrices de Obito.

-No soy el mismo que conociste, Kakashi -dijo Obito, su mirada fija en los ojos del otro-. Pero tú tampoco eres el mismo.

Kakashi tragó saliva, sintiendo el peso de esas palabras. No importaba lo que había cambiado en ellos, lo que seguía era lo que habían sentido siempre, lo que se habían negado a aceptar durante tanto tiempo.

En un movimiento rápido y decidido, Obito tomó el rostro de Kakashi entre sus manos y lo atrajo hacia sí. Sus labios se unieron de nuevo, esta vez con una intensidad desgarradora, como si ambos supieran que este era el último momento que tendrían juntos. No había espacio para dudas ni arrepentimientos. Era un beso cargado de todo lo que no habían dicho, de lo que nunca pudieron ser.

Kakashi, sin pensarlo dos veces, respondió con la misma furia y desesperación. Sus manos se aferraron al cuerpo de Obito, tirando de él hacia su pecho. El mundo alrededor se desvaneció. Solo existían ellos dos, y la vorágine de emociones que los arrastraba. La urgencia del momento los llevó a moverse con rapidez, dejando que sus cuerpos se encontraran en una explosión de deseo y frustración reprimida.

Obito, empujado por la pasión, bajó a Kakashi al suelo, sobre las frías piedras que formaban el paisaje de aquel lugar. Las manos de ambos recorrían cada rincón del otro como si estuvieran memorizando lo que sabían que no volverían a tener. Cada roce, cada respiración se sentía más intensa que la anterior, como si quisieran absorber todo en ese instante.

Kakashi jadeó al sentir el peso del cuerpo de Obito sobre él, su calor contrastando con la frialdad del entorno. Pero no hubo palabras esta vez, solo el sonido de sus respiraciones entrecortadas, el eco de sus cuerpos uniéndose, una y otra vez. La pasión que compartían lo devoraba todo a su alrededor, y en ese momento, lo único que importaba era el ahora.

El tiempo parecía detenerse. La guerra, el caos, las decisiones que debían tomar después... todo quedó atrás. Obito y Kakashi, por primera vez en sus vidas, se entregaron el uno al otro sin barreras, sin miedos, dejando que el deseo y el amor no dicho tomaran el control.

Horas después, el silencio dominaba el ambiente. Ambos yacían juntos, agotados pero en paz, aunque sabían que ese momento de calma no duraría. La guerra aún seguía fuera de ese mundo, y el destino les exigía una última decisión.

Obito fue el primero en levantarse, mirando a Kakashi con una mezcla de dolor y resolución.

-Sabes que esto no puede durar, ¿verdad? -dijo con suavidad-. Tenemos que volver. El mundo nos necesita.

Kakashi lo sabía. No había futuro para ellos, no en ese mundo ni en este. Pero lo que habían compartido, lo que habían sentido, nunca sería borrado. Y eso les daba fuerza, les daba algo a lo que aferrarse.

-Sí, lo sé -respondió Kakashi, levantándose también y tomando la mano de Obito por un breve instante-. Pero esto... siempre será nuestro.

Obito asintió lentamente, sus ojos brillando con una tristeza que no pudo ocultar.

-Siempre -repitió, antes de darse la vuelta y preparar su Kamui.

El final estaba cerca, y ambos sabían que, aunque lo que habían compartido permanecería con ellos, el destino los llevaría de nuevo a caminos separados. Pero, por primera vez en años, Kakashi y Obito habían encontrado paz, aunque fuera efímera.

Y con un último susurro del viento, ambos desaparecieron, sabiendo que el desenlace de su historia estaba a punto de escribirse en el campo de batalla.

Sombras del Pasado: Fuego y Venganza - ObiKakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora