Capítulo 9: La Tormenta Antes del Ocaso

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El aire estaba cargado con una tensión que Kakashi podía sentir en sus huesos. Los días que habían pasado desde su último encuentro con Obito habían sido una mezcla de confusión y ardiente deseo. No podía negar lo que había sucedido entre ellos, pero al mismo tiempo, sabía que algo mucho más grande se cernía sobre ambos, una sombra que no podían ignorar por más tiempo.

Las tropas de la Alianza Ninja estaban en movimiento, preparándose para el enfrentamiento final con las fuerzas de Obito. Las tensiones políticas y militares estaban en su punto más alto, y Kakashi sabía que no podría evitar el destino que lo enfrentaría una vez más cara a cara con su antiguo compañero.

Pero esta vez, todo sería diferente. Ya no se trataba solo de enfrentarse como enemigos. Lo que compartían ahora iba mucho más allá de la simple enemistad o lealtad. Había sentimientos oscuros y profundos, incontrolables, que los ataban, y Kakashi no podía evitar preguntarse si, cuando el momento llegara, sería capaz de luchar contra Obito de verdad.

La lluvia comenzó a caer suavemente sobre el campamento, añadiendo una melancolía extraña al ambiente. Kakashi, sentado bajo una tienda improvisada, observaba las gotas deslizarse por el suelo de barro mientras sus pensamientos lo consumían. Las imágenes de Obito, su toque, su voz, sus labios sobre los suyos, lo asaltaban constantemente.

No puedes seguir pensando en él así —se dijo a sí mismo, apretando los puños en un intento de aferrarse a la realidad.

Pero justo cuando intentaba calmar su mente, una sombra familiar se cernió sobre él. Kakashi levantó la vista, y allí estaba Obito, su figura envuelta en la oscuridad de la noche y la lluvia, pero con sus ojos brillando con intensidad.

No había palabras necesarias entre ellos. Ambos sabían por qué Obito estaba allí.

Pensé que te habías olvidado de mí —dijo Kakashi, con una sonrisa amarga. Pero, en el fondo, sabía que Obito nunca lo dejaría ir.

Obito se acercó, y en un abrir y cerrar de ojos, lo tomó por la muñeca y lo arrastró lejos del campamento, llevándolo hacia un claro más allá de los árboles. Kakashi no opuso resistencia, aunque su corazón palpitaba con fuerza. Sabía lo que venía, pero esta vez no tenía miedo. Algo dentro de él había cambiado desde la última vez que se encontraron, algo que lo hacía querer ver hasta dónde podía llevarlos esta tormenta emocional que los envolvía.

Cuando llegaron al claro, la lluvia ya había empapado sus ropas, pero ninguno de los dos parecía notarlo. La atmósfera entre ellos era eléctrica, como si el mundo mismo estuviera esperando el choque final entre ambos.

¿Por qué sigues apareciendo frente a mí? —preguntó Kakashi finalmente, su voz casi ahogada por el sonido de la lluvia.

Obito lo miró, su expresión seria, pero con un brillo en sus ojos que hablaba de algo mucho más profundo.

Porque no puedo evitarlo. Porque, a pesar de todo, te necesito, Kakashi.

Las palabras cayeron sobre Kakashi como un golpe. No eran solo una confesión de deseo. Eran una confesión de debilidad, de vulnerabilidad, algo que jamás esperaría de alguien como Obito.

¿Y crees que esto tiene algún futuro? —preguntó Kakashi, intentando mantener la compostura—. Somos enemigos. Estamos en lados opuestos. Después de esto, solo puede haber guerra y muerte.

Obito dio un paso adelante, acortando la distancia entre ellos.

Quizás. Pero no puedo detener lo que siento por ti.

Y antes de que Kakashi pudiera responder, Obito lo tomó por la nuca y lo besó. El beso fue tan repentino, tan intenso, que Kakashi no tuvo tiempo de reaccionar. El sabor de la lluvia se mezclaba con el calor de los labios de Obito, creando una sensación tan contradictoria como lo que sentía en su interior.

Kakashi, a pesar de todo, respondió al beso con la misma urgencia. El deseo que había estado acumulando se desbordó, y por un momento, olvidó todo lo demás: la guerra, sus responsabilidades, su odio y su amor por Obito.

Solo quedaban ellos dos bajo la lluvia, sus cuerpos empapados, el calor de su cercanía contrastando con el frío de la tormenta.

Obito, con una firmeza que no dejaba espacio para dudas, lo empujó contra un árbol cercano, sus manos deslizándose por el cuerpo de Kakashi como si quisiera memorizar cada rincón de su piel. El control que Obito tenía sobre él era total, y Kakashi, en lugar de resistirse, se rindió completamente.

No podemos seguir así... —susurró Kakashi, aunque sus palabras sonaban débiles incluso para él.

¿Por qué no? —respondió Obito, mientras sus manos se deslizaban bajo la ropa de Kakashi, explorando con una familiaridad que ya se había convertido en algo natural entre ellos—. No puedes negarlo, Kakashi. Lo que sentimos es más fuerte que cualquier cosa que esté sucediendo fuera de nosotros.

Kakashi dejó escapar un gemido, su cabeza cayendo hacia atrás mientras Obito lo marcaba con cada caricia, cada movimiento. La intensidad de sus encuentros solo aumentaba, como si ambos estuvieran conscientes de que el tiempo se les acababa, de que pronto todo cambiaría.

Pero en ese momento, bajo la lluvia, en medio de la tormenta, lo único que importaba era el presente. Obito lo tenía, en cuerpo y alma, y Kakashi, a pesar de su resistencia inicial, no podía evitarlo.

Las manos de Obito se volvieron más insistentes, más posesivas, y Kakashi, perdiendo el control una vez más, dejó que todo su ser se entregara a ese momento.

Sombras del Pasado: Fuego y Venganza - ObiKakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora