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Èlia Vila

Eran ya las 23:30 así que Pau y yo salimos de mi casa y esta vez bajamos por las escaleras ya que Martina me había dicho que ya estaba abajo esperando. Mi hermana me había explicado que no podía venir porque había quedado con su novia y se iría a dormir a su casa. En cambio mis amigas, quienes no se perdían una fiesta, me dijeron que el hermano de Gala las acercaría más tarde.

Resulta que la casa de Fermin, como las de la mayoría de jugadores del Barcelona, se encuentra en Castelldefels por lo que tardaríamos una media hora en llegar. El camino de hizo ameno entre risas y bromas y se nos pasó volando. Le dimos las gracias al chofer y Pau le dijo que le mandaría un mensaje cuando quisiera irse. Nos despedimos de él y nos dirigimos a la puerta de la casa.

Pau llamó al timbre y una chica rubia muy guapa nos vino a abrir.

—Hola Pau —saludó para después mirarnos a nosotras— ¡Por fin chicas, estaba harta de tanto hombre!

Nosotras sonreímos, la saludamos con dos besos y nos presentamos. Ella nos dijo que se llamaba Berta y era la novia de Fermin.

Los cuatro nos encaminamos al gran jardín de la casa, donde había una piscina y un rincón con sillones y mesas bajas donde estaba todos sentados hablando. Al llegar los saludamos a todos y tomamos asiento.

Pau se sentó a mi lado y yo le sonreí. Pude notar que Martina estaba bastante nerviosa, y la entendía. No todos los días estás rodeada de tus ídolos.

Poco a poco fue llegando más gente hasta que finalmente dijeron que ya estábamos todos, a falta de nuestras amigas que estaban de camino. Allí la mayoría eran mayores de edad así que había mucho alcohol sobre la mesa. Yo me serví un puerto de indias con sprite y me prometí que sería el primer y último cubata de la noche, aunque sabía que no cumpliría.

—Entonces que, Pau —dijo Marc—. ¿Te ha gustado la sorpresa?

—No te imaginas cuanto. Cuando la he visto allí no me lo podía creer. Verla era justo lo que necesitaba —me sonrió y yo se lo devolví. ¿Como este chico podía ser tan mono?

—¿Tú no sabias que venía? —preguntó Pedri a Pau, y entre él, Marc y yo relatamos toda la historia.

Unos minutos después me llegó un mensaje de Emma diciéndome que ya estaban fuera. Fui a buscarlas a la entrada y después de saludarnos volvimos al jardín.

—Chicos, estas son Emma —dije señalando a la pelinegra alta— y Gala —señalé a la bajita rubia a mi lado.

Ellas saludaron a todos y entonces Gavi se levantó.

—Pues ahora que ya estamos todos —empezó a decir—. QUE EMPIECE LA FIESTA.

La noche fue avanzando rápidamente. Yo me hice muy amiga de Berta y nos pasamos casi toda la noche bailando juntas. Martina había desparecido hacia un rato y Gala y Emma conversaban con Marc, Casadó y Héctor en los sofás del jardín.

Pau se acercó a nosotras y le dirigió la palabra a Berta.

—¿Puedo robártela un minuto? —le preguntó mientras posaba su mano en mi cintura. Se notaba que había bebido bastante pero yo también así que no me importó.

—Toda tuya.

Berta se dirigió a bailar con su novio y yo seguí a Pau hacia una esquina más privada del jardín. Cuando íbamos a girar la esquina de la casa nos encontramos a Martina y Pedri liándose. Los dos nos reímos y nos fuimos hacia otro lado.

Cuando nos paramos me apoyé en la pared de la casa y el se puso delante mío.

—Hoy me estás matando, Èlia —me dijo mirándonos a los ojos—. Apareces en mi partido con mi camiseta, con MI camiseta. ¿Tú sabes lo mucho que me encantó verte así?

Yo reí y lo seguí mirando.

—Tendrá que repetirse entonces.

El asintió y nos quedamos mirando durante un buen rato.

—Joder Èlia, se que voy bastante borracho pero es que ya no puedo ocultar lo que me gustas. No quiero apresurar las cosas ahora así que me harías el chico más feliz del mundo si me dejaras llevarte a una cita.

—Pues claro que sí, tonto —le respondí mientras le daba un pequeño empujón en el pecho.

Nos quedamos los dos ahí durante un rato hablando. La fiesta poco a poco se iba acabando y todos nos fuimos yendo. El chofer de Pau nos acercó a casa a Martina y a mi. Cuando llegamos Pau se bajó del coche para decirme adiós. Martina ya había subido a su casa porque estaba muy cansada así que nos quedamos a solas.

—Entonces, ¿mañana trabajas?

Yo negué con la cabeza ya que los domingos es mi primo quien va a trabajar a la pizzería.

—Te paso a recoger a las cinco —me dijo—. No te preocupes por nada que todo lo organizo yo.

Asentí y le sonreí. Nos miramos durante unos instantes y lo abracé. Él depositó un beso en mi pelo.

—Buenas noches, Pau.

—Buenas noches, princesa.

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Hola mis niñasss!! Hoy es domingo de capítulo así que por aquí os dejo este para despedir la semana.

Se que este capítulo no es mucha cosa pero era necesario para los dos siguientes que os aseguro que os van a encantar.

Acabo de escribir el capítulo 13 y me tiene así: 😭😭😭
Estoy deseando que lo leáis.

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Mírame - Pau CubarsíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora