15

1.4K 130 14
                                    

Èlia Vila

El partido había acabado con un contundente 7-0 a favor del equipo barcelonista, con una gran asistencia de parte de mi chico. Al acabar el partido se dirigió hacia las gradas para abrazarme.

—Que manía con abrazarme todo sudado —le dije con cara de asco.

—Yo también te quiero, princesa —me dijo riendo, para después separarse de mi.

—Has jugado de lujo, Pauet —le dijo su hermana sonriendo. Pau hizo el ademán de abrazarla pero ella la apartó—. Tira a la ducha y ya te doy todos los abrazos que quieras, asqueroso.

—Veo que me has echado muchísimo de menos —respondió él divertido.

Saludó también a sus padres y nos dijo que se daría una ducha rápida así que lo podíamos esperar en el parking del campo.

Mis amigas y yo junto a la familia del jugador hicimos lo que nos dijo y nos dirigimos hacia la salida del estadio.

Tras unos veinte minutos de espera mi chico salió ya cambiado. Me quedé embobada mirándolo. Llevaba un pantalón cargo blanco y una camiseta de manga corta verde oscuro ajustada a sus bíceps pero suelta del resto del cuerpo. Estaba guapísimo.

—Cierra la boca, que se te cae la baba al final —me dijo mi amiga Gala, provocando la risa de todos los presentes. Yo me sonrojé.

—Es que tía, es guapísimo.

—¿Verdad? —me dijo su madre sonriendo—. Hacéis muy buena pareja. Tú tmb eres preciosa, cariño.

Yo le sonreí agradecida. Pau llegó hacia donde estábamos y me abrazo por detrás, dándome un beso en el cuello.

—Hola, guapa —me dijo—. ¿Que tal con mi familia?, ¿mi hermana ha sido demasiado pesada?

La recién nombrada se dirigió hacia su hermano, quien ya se había separado de mi, y le dio una colleja.

—¡Eh, mama! —gritó en catalán— ¡La Irene m'ha pegat!

—Sou pitjors que dos nens petits —los riñó su madre.

—No canviaràn mai —dijo su padre, Robert, negando con la cabeza. Mis amigas y yo reímos.

—Èlia, cariño —me llamó su madre—. Habíamos pensado que te podrías venir con nosotros a cenar. Así nos conocemos mejor.

—Sería un placer, Mercé. Muchas gracias.

Les dije a mis amigas que se volvieran a casa, que yo me iba a cenar con la familia de Pau. Me despedí de ellas y nos dirigimos al coche de los padres de mi chico.

***

—Y entonces se cayó al agua helada del rio en pleno diciembre —Irene me estaba contando anécdotas de cuando Pau era pequeño, y yo no podía parar de reírme—. Estuvo malo durante dos semanas y solo salía de la cama para irse a entrenar. Decía que aunque se estuviera muriendo él iba a ir a entrenar.

—Ayy pero que mono —dije yo—. Aunque un poco dramático. Eso no lo has perdido, ehh Pauet.

—No me llames así, tonta —dijo él riendo.

—Èlia, cuéntanos de ti —me dijo Robert—. Queremos conocer más a la chica de la que tanto habla nuestro pequeño.

—¡Papá! —le susurró Pau avergonzando, aunque todos pudimos escucharlo y nos reímos al unísono.

—Bueno, yo nací aquí en Barcelona —les empecé a contar—. He vivido toda mi vida en un barrio un poco chungo de la ciudad pero tenía todo lo que necesitaba. Tampoco podía quejarme. Mis padres siempre han trabajado mucho para sacarnos a mi y a mi hermana mayor adelante. No teníamos lujos pero nunca nos faltó un plato de comida en la mesa, por muy pequeño que fuera. Como nuestros padres trabajaban tanto nosotras pasábamos las tardes, junto a nuestros primos, en el negocio de mi tío. La pizzería donde conocí a Pau —lo miré sonriendo y puse mi mi mano sobre la suya—. Yo trabajo allí ya que me gustaría estudiar en la universidad pero mis padres no se la pueden permitir. Un día vino él, junto con Héctor, Lamine y Marc. Desde el primer momento tuvimos una conexión especial.

—Todo pasó cuando hacía apenas una semana que Ivet me había dejado —les siguió explicando él—. Llevaba días súper triste, sin casi comer ni salir de mi habitación. Solo para ir a entrenar. Los chicos me insistieron en ir a la pizzería a la que siempre íbamos de pequeños cuando nos sentíamos abrumados por la presión que era jugar en el Barça o cuando alguno se lesionaba y estaba triste por no poder jugar. Èlia también lo acababa de dejar con su novio y desde el momento en el que la miré a los ojos me di cuenta de que se encontraba igual de triste que yo. Le dejé una nota en una servilleta con mi número escrito, diciendo que si quería hablar podía contar conmigo. Al cabo de unos días me escribió y decidimos quedar para hablar. Al principio solo éramos amigos pero poco a poco nació otra cosa entre nosotros. Hace una semana la llevé a la playa y me declaré. Y no puedo estar más feliz.

Yo lo miré sonriente, con ojos de amor.

—Sou tan bonics —nos dijo su hermana—. Que enveja em doneu.

Ambos nos reímos y yo abracé a Pau. Le susurré un "te quiero" al oído y el me lo devolvió, dándome un beso en la cabeza.

—Pero entonces —habló su madre—. ¿Ya es oficial?

—Todavía no, mama. Todavía no.

——————————————
Hola otra vez mis niñas!! Aquí tenéis el segundo capítulo de hoy en agradecimiento a todo el apoyo que estoy recibiendo. Os amo muchísimo, no me cansaré de decirlo.

También quería pediros que me recomendarais fanfics o que me dijerais las que estáis escribiendo alguno porque ya no se que leer. No hace falta que sean solo de Pau.

Recordad votar y seguirme por aquí y por TikTok (@kiki_fcb) para enteraros de todas las novedades!!

Mírame - Pau CubarsíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora