Parte 7

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Megumi miró su reloj: ya casi eran las nueve de la noche, el senpai Okkotsu llegaría en cualquier momento. Tenía una pesadez en el pecho, no sabía cómo llegaron a esta situación tan incómoda... él casi podría jurar por su vida que el corazón de Okkotsu era todo de Inumaki Toge, ¿por qué le regaló entonces unas flores tan lindas con una tarjeta que decía que lo quería ver?

Escuchó los pasos de una persona aproximándose, sintiéndose nervioso y con ganas de devolver toda la cena porque, aunque en la secundaria le tocó amablemente declinar algunas confesiones amorosas, jamás le había tocado rechazar a alguien a quien respetaba y admiraba como hechicero y amigo, esto sería difícil de hacer.

—Fushiguro...

Los pasos y la voz que lo llamaron correspondían a Yuuji, que vino a buscarlo para disculparse. La intención que tuvo fue la de hablar con Megumi en su habitación, pero no lo encontró, imaginándose que estaría en el jardín donde lo citó su pretendiente, Okkotsu. Yuuji no quería estorbar ni entorpecer el encuentro romántico de nadie, imaginando que se disculparía y se largaría de allí lo más rápido posible para dormir con la conciencia tranquila.

—¡Itadori! Estuve tocando tu puerta, pero no me abriste.

Qué vergüenza, ahora tenía que explicar por qué era un malcriado que no pudo abrir la puerta a su amigo cuando este estuvo tocando por casi dos horas. Si tan solo fuese un poco menos impulsivo, nada de esto estaría pasando.

—Hm, lo siento. Estaba un poco indispuesto— no era momento para dar excusas de sus comportamientos histéricos, Yuta llegaría en cualquier momento y él tenía muy poco tiempo para pedir disculpas. Desde que fue a buscar a Megumi a su habitación, Yuuji había ideado un enorme discurso en su cabeza, un monologo que practicó varias veces para no equivocarse y para que no se le olvidara nada de lo que tenía que decir, pero teniendo al otro enfrente, en el lugar que lo había citado su pretendiente y con el arreglo floral en los brazos, tuvo una pequeña descarga en la cabeza que lo hizo decir otra cosa: —Viniste a donde te citó el senpai Okkotsu, no sabía que te gustaba él, Fushiguro, ¿por qué no me contaste?

Por Dios que en su cabeza él juraba que se había escuchado casual, pero las palabras que salieron de su boca sonaron más bien como un reclamo. Megumi tartamudeó un poco antes de poder gesticular un "no", siendo interrumpido por Yuuji que volvió a hablar con una sonrisa fingida, repitiendo las palabras de Maki y Nobara:

—Okkotsu es un buen tipo, seguro tiene buenas intenciones.

—Estoy aquí porque quiero hablar con él personalmente —Megumi puso las flores en el borde de piedra de la fuente de golondrinas y se acercó a Yuuji—, quiero decirle que no puedo aceptar su regalo.

—¿Por qué no? Son unas flores muy lindas y costosas. Además, también te regaló un peluche de perro como tu shikigami.

Megumi miró para todos lados, menos a la cara de Itadori, que ahora tenía una expresión indescifrable. Era su mejor amigo y no le podía mentir, pero tampoco podía decirle la bochornosa realidad, así que estaba bien si le decía una verdad a medias.

—Me parece que todo es una equivocación, pero si de verdad le intereso al senpai no podría corresponderle porque a mí me gusta... alguien más.

Yuuji tuvo mucha fuerza en los pies para no caerse, sintiendo que su corazón era triturado por un motivo desconocido ¡entonces sí había alguien! ¿Quién? ¿sería Miwa? ¿Maki? ¿Mai? ¿Nobara? ¿una desconocida de la calle? ¿una compañera de la secundaria? ¿una amiga de su hermana? ¿O sería un hombre? ¿A Fushiguro le gustaría Noritoshi Kamo? ¿O se trataba del profe Gojo? Itadori reunió todo el valor que le dio su cuerpo para hacer una última pregunta antes de salir corriendo de ahí:

—Hm, supongo que no le corresponderás para intentar algo con esa persona que te gusta, ¿cierto?

—La verdad no, con esa persona tengo algo plantónico. No le intereso.

Que mentiroso era Fushiguro, ¿cómo iba a haber una persona que no le prestara atención? Yuuji abrió la boca para decir algo más, pero unas pisadas apresuradas los asustaron, giraron ambos el rostro en dirección al ruido y vieron salir a Inumaki Toge de entre los árboles.

En un primer momento pensaron que se trataba de una emergencia porque Toge venía corriendo, con los ojos llorosos, el cabello despeinado, una ropa que no era suya y visiblemente agitado. Se pusieron en alerta, pensando que cualquier cosa mala había sucedido y luego:

—¡Mostaza! ¡caviar! ¡thunini! —Toge comenzó a decir un montón de cosas en desorden, haciendo gestos ininteligibles— ¡Atún con mayonesa!

Megumi ladeó el rostro, confundido.

Yuuji no se aguantó y empezó a reírse.

—Inumaki senpai —habló Megumi, acercándose para tocarle el hombro—. No estamos entiendo nada, ¿lo puede escribir en su teléfono?

Toge asintió repetidas veces, escribiendo lo más rápido que pudieron sus dedos:

"Okkotsu se fue a una misión urgente, pero quiere hablar contigo porque lo de las flores fue un error, no eran de su parte para ti. Todo es un malentendido"

Yuuji y Megumi leyeron el texto al mismo tiempo, suspirando los dos con un extraño alivio en el cuerpo.

Pero pasó algo, fue una cosa muy rápida y Toge no pudo hacer nada para evitarlo, mientras los tres veían la pantalla, leyendo lo que él había escrito, llegó un mensaje de Yuta Okkotsu que se pudo leer claramente en la parte superior de su teléfono:

"Yo también te amo"

Ante las miradas y expresiones de asombro de sus dos compañeros, Inumaki dejó escapar un grito ahogado, preso del pánico y la vergüenza. No fue capaz de dar ninguna explicación, simplemente se limitó a salir corriendo de ahí y perderse de nuevo entre los árboles.


Jugando a ser Cupido 💘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora