En un bonito día de verano, Merlina considera que tienen suficientes pieles de liebre para ir a vender al pueblo, Enid se transforma en lobo y tranquilo deja que la mujer le coloque la pechera, el collar y la correa. De tal modo los dos entran al pueblo con dirección a la plaza, pero el ojiazul le jala de la correa y la trata de llevar hacia otro punto.
-¿Pasa algo? -Pregunta la ojinegra siguiendo al cuadrúpedo para esconderse con él en un callejón. -Ah, vaya... -Mira por la esquina, se encuentra con algunas personas de la aldea que la habían llevado como ofrenda. -Nos habíamos tardado en coincidir.
Por eso se compró una capa con capucha, se coloca la tela sobre la cabeza y por mayor seguridad irá primero con el hombre de la oficina postal, para preguntar qué tal le ha ido con su carta.
-¡Justo a usted necesitaba ver, señora! - El viejo va hacia su mueble con cartas. - Hace cuatro días que llegó la respuesta.
-Gracias. –Toma el pedazo de papel. -¿Tendrá un abre cartas? -Es de mala educación rasgar el papel como salvaje... aunque ganas no le faltan.
-Tome. –Entrega una pequeña daga de hueso.
La joven, con maestría, de un solo movimiento rasga el papel del sobre y saca el escrito que iba resguardado, este resulta ser breve y aterrador.
"Área Comercial de la Costa Rocadura, inicios del verano del año 1555.
Merlina Addams.
Nos complace saber que te encuentras sana y salva, antes de aceptar cualquier pretendiente preferimos conocerlo y hablar con él en persona.
Rentaremos una cabaña no muy lejos del pueblo donde coincidimos la última vez para hablar como es debido los temas pendientes.
Te esperamos a finales del primer mes de primavera.
Te tenemos en nuestras mentes.
Homero y Morticia Addams."
-No me dejarás ir tan fácil.- Susurra para sí misma la chica, reconoce la letra y el tono mandón de su madre.
Aceptando su destino, la joven regresa el abrecartas, no tiene nada que responder de vuelta porque no tardará mucho en encontrarse con su familia. Esperando que las personas indeseables no la reconozcan va con precaución a la plaza, se acerca primero con los comerciantes, preguntando si a alguien le interesan sus pieles, todos aceptan que el curtido fue muy bien hecho y la calidad no desmerece, así que casi termina de vender todas, en especial porque la morena acepta trueques o dinero por igual.
-Con esto es suficiente. –Le comenta al lobo a quien amarra del trineo.
-Grrrrr. – Asiente el canino.
-Veo que es muy entendido. – La señora de las flores le habla con cierta risa. –No me sorprende que él estuviera loco por tener a tu guardián.
-Ni me recuerde a ese hombre, por favor. -Sigue atando con lazos el medio bulto de harina, cuarto bultos de arroz, los tres kilos de papa, algo de petróleo para lámpara y demás enseres que consiguió por sus pieles.
-Ten cuidado al regresar, aquí se comporta pero ya más lejos del pueblo... - Como mujeres debemos velar unas por las otras.
-Mi... esposo... - Se sonroja un poco. –Me verá en el camino, estaré bien.
-El hombre alto y rubio, seguro es un buen partido. –No lo ven seguido y cuando acompaña a la morena, parece nervioso de la gente. -Se nota que tiene lo que una chica de pueblo busca, Feo, Fuerte y Formal.
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El Dios de la Montaña.
Ficción GeneralCuenta la leyenda que hace mucho tiempo en las Montañas, Ríos, Cuevas y Riscos habitaban seres sobrenaturales, cambiaformas. Se creía que esos seres eran animales de gran tamaño con la capacidad de hablar, que cobraban "ofrendas" a los humanos que s...