Capítulo 17: No puedo...

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Ethan:

Pasaron los diez días exactamente y hoy, 17 de noviembre, es hora de hacerme el test de embarazo varonil para confirmar de que la pastilla anticonceptiva haya funcionado.

Era temprano por la mañana y por ser día domingo Alex estaba dormido aún ya que no tenía que trabajar en su empresa. Bajé al primer piso del penthouse y me encontré con la señora Lucía, quien al verme me saludó amablemente:

—Buenos días, señor Ethan.

—Buenos días, Lucía. —respondí sin ánimos. Estaba tan nervioso por el tema de quedar premiado por mi profesor que mi mente se encontraba en otra parte.

—¿Le pasa algo, joven? Lo noto... triste, desanimado.

Ella interrumpió mis pensamientos, haciendo que vuelva a la realidad. La miré y dije mientras trataba de disimular mi estado de animo:

—Eh... no. Yo estoy bien, ¿por qué lo dice?

—No, por nada.

De repente, escuché los pasos de Alex bajar las escaleras y acercarse a mi, sin decir nada rozo su mano por mi espalda y se sentó al lado mío. Me tomé un vaso de agua y minutos después me dieron ganas de orinar.

《Esta es mi oportunidad para hacerme el test.》, pensé mientras me levantaba de mi asiento y subía al segundo piso.

Entré a mi baño personal, cerré la puerta con pestillo y empecé a hacer mis necesidades sobre un frasco para tener una pequeña muestra, posteriormente agarré la prueba de embarazo, la abrí y la coloqué en donde había orinado.

Después de unos minutos, los resultados salieron.

—No puede ser... —susurré con el corazón acelerado. Habían salido dos rayitas.

*****

—¿Alex? Alex, ¿Dónde estás? —empecé a llamarlo mientras caminaba por el departamento. Habían pasado unas cuantas horas y ya era de noche, también estuve debatiendo en mi cabeza durante un largo periodo de tiempo sobre si debería contarle o no a mi profesor que estoy embarazado de él.

Finalmente, lo encontré usando su laptop en la oficina que el tenia en el penthouse.

—Alex...

—¿Qué quieres, Ethan?

—¿Podemos hablar? Es... es urgente.

Al parecer mi profesor entendió de inmediato a lo que me refería, puesto que cerró su computadora, se levantó del asiento y caminó hacia mi.

—¿Te hiciste la prueba?

Asentí.

—¿Y que te salió? Contéstame, Ethan. —me dijo con desesperación en su voz.

—Positivo. —respondí de una sola vez.

En ese momento, el rostro de Alex se transformó a uno lleno de decepción y su mirada se quedó paralizada. ¿Será que no le gustó la noticia? ¿Y si ahora se va y me abandona como la gran mayoría de los padres de Latino América? Mierda.

Joder, ahora si que sentía el verdadero terror.

Alex salió de la oficina con una mirada seria en su rostro, yo lo seguí y lo agarré del brazo antes de que pudiese salir del departamento.

—¡Suéltate, mierda! No me toques. —no sé el por qué de su reacción, pero de que fue agresiva lo fue.

—¿Pero que te pasa, Alex? Cálmate.

—¿Qué me pasa? —se burló. —¡Me estas diciendo que acabo de embarazarte, joder! Eso no es bueno.

—¿Por qué no es bueno? —pregunté algo asustado por su tono de voz tan elevado. —Para mi es... es una alegría tener un hijo contigo, Alex. Tú sabes muy bien que siempre te he amado y...

—¡Si, pero yo no!  —me interrumpió gritando. —Ethan, sabes muy bien que yo a ti nunca te amé y nunca lo haré. Lo que pasó entre nosotros no es más que un juego solamente.

Al terminar de escuchar sus palabras, una lágrima rodó por mi mejilla. Sabía que mi profesor tenía razón, el nunca me amó. Sabía desde un principio que el solo me quería para follar, pero nunca llegué a pensar que me lo diría tan explicitamente.

—Lo siento, pero no puedo hacerme cargo de ese bebé... —sin decirme nada más, el salio del departamento.

Las clases del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora