━Eramos rivales, eramos lo sucio de nuestros apellidos, pero éramos tan perfectos juntos, Jon Snow━
Jon era un bastardo, un producto de una traición que daño el apellido Stark con su presencia
Lhya era la traición en persona, había dejado su apelli...
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Cuando el corazón siente dolor, cuando nos arrebatan el hogar al que pertenecemos, cuando el vacío se vuelve parte de tu ser y no alcanza el lugar para que otros sentimientos sean parte de tu cuerpo; tu ser se divine en partes, en ocasiones tienes la suerte de que marchen al mismo ritmo, en la misma sincronía, en otras, como en su caso, tu cerebro y cuerpo se dividen en partes dolorosas. El cuerpo decide que no tiene motivos para impulsarse a seguir, lanzadote a una cama por días incontables; mientras tu cerebro decide apagarse y dejar que tu corazón lo respalde, y aquel motor no era confiable cuando esta roto.
Sientes que nada podría salvarte del abismo doloroso al que tu misma te fundiste, encerrada en un cuarto con vistas que ya no te parecen hermosas, con frutas sin digerir ni tocar en las bandejas de oro y plata, que algún día te parecían relevantes. Ya nada interesaba, no había más que un cuarto vacío y un corazón destruido
En ocasiones la oscuridad puede poseer un faro, una luz guía que te devolviera a tus sentidos primitivos, en formato de amigo, de una sonrisa amigable, o solo un poco de información relevante, con el único destello de la crueldad, de saber, que esa sonrisa habría condenado a un corazón inocente a sufrir, a perderlo todo.
━He oído que mi ángel de sonrisa brillante, ha perdido la lucidez
Los ropajes caros, largos y de tonalidades oscuras, ocultando todas las vergüenzas de su niñez, la cabellera faltante, reluciente calva y ojos acechando. Lhya sabía de quien se trataba la voz que ingresaba por la puerta, incluso si le daba la espalda, ocultando su rostro entre los tantos almohadones de su cama.
━Sigo lucida, que prefiera evitar a mi hermana es la prueba ━el tono tapado por la falta de aire al hablar, los almohadones evitaban que la voz se expresará con fuerza, sonando baja y amortiguada, aún así el hombre a pocos metros la escucho con claridad.
━Oh, mi ángel
No se consideraba un hombre de cariño, menos de tratar de una forma amable a alguien, era un sujeto egoísta, se consideraba así, se veía a sí mismo como alguien que solo se preocupaba por su bienestar, y era porque la gente como Lhya tenía guardia protegiendo sus espaldas, una apellido que evitaría que algún día alguien la lastime, pero él, él no tenía nada más que su cerebro. Pero no contó con un detalle todos estos años, la existencia de Lhya.
Esa joven tenía tanto dentro suyo, tanto poder al mirarte que podría comprar al mismo infierno con su sonrisa encantadora, siempre tan alegre y de corazón puro, con una inteligencia y lucidez envidiable, Varys era un hombre egoísta, que utilizaba a quien sea por obtener lo que quería, solo que Lhya era una pequeña puerta a su corazón, solo un poco de tacto y compasión, pero era algo que nadie más poseía
━Hola Varys.
Obtuvo la atención de esos ojos verdes, apagados y sin ese brillo que tanto la caracterizaba, ese característico rubor en mejillas ya no estaba y la palidez adornaba su blanca piel. Sentada en una nueva postura, dándole ese vistazo de si misma, solo habían sido 3 días y no era una dama que dejara que su cuerpo sufriera por su corazón, no había dejado de comer, pero si había cambiado algo en su mirar que la delataba del dolor que ocultaba su interior
