Capítulo 21

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La mañana llegó, el despertador anunció las 5 con la dulce voz de Mi suk de alarma, una apuesta que había perdido años atrás, Namjoon se despertó de golpe y una sonrisa se apoderó de su rostro, fue rápido y hábil en prepararse para salir, debía verse increíble en tan poco tiempo y puso gran empeño en esto, la noche anterior se había debatido entre varios atuendos aunque todos lo mostraran demasiado recatado, en definitiva un pantalón negro de tela ajustado, una camisa de vestir y un chaleco sin mangas era lo más adecuado que encontró aunque aún no lo convencía, sin embargo usando su ingenio levantó sus mangas hasta sus antebrazos dándole el plus que tanto necesitaba y se deshizo del chaleco, lo acompañó de su camisa a medio abotonar mostrando algo de su piel trigueña y de un peinado no tan formal, esta vez optó por un cabello semi ondulado peinado finamente hacia atrás, cuando estuvo satisfecho con su creación, apresuró sus pasos hasta llegar a su auto, aparcó en un lugar lejos de la entrada e ingreso dejando la puerta entreabierta, cualquiera pensaría que alguno de los profesores había ingresado antes y no habría sospecha alguna, se aseguró de abrir cada puerta y quitar el enfoque de la puerta que por ningún motivo dejaría sin abrir, ya dentro de la vieja iglesia, el miedo se comenzó a apoderar de su ser, caminaba de un lado a otro siendo incapaz de controlarse, Mi suk le había dicho que todo estaba solucionado, pero porque estaba tan nervioso, será porque se trataba de un encuentro furtivo que no debería ser pero que ambos deseaban con todo su ser, sí tal vez era eso, pero también era el hecho de que lo que quería hacer con su chica cuando la tuviese en frente no iba ser precisamente inocente.

Su mente se silenció al escuchar la vieja puerta de la iglesia abrirse, ella estaba aquí y su corazón saltó emocionado, se acercó lentamente a la orilla de la pared y la observó entrar sigilosamente cuidando cada paso que daba y tratando de no hacer tanto ruido, no pudo contenerse más, se deslizó sobre esa pared y cuando estuvieron lo suficientemente cerca, la sorprendió abrazándola de espaldas a su cuerpo, sabía que gritaría así que una de sus manos sostuvo su grito ahogándolo al instante de ser emitido, al sentir que esta se tranquilizaba en sus brazos no pudo evitar hundirse en su cuello y aspirar su fragancia, realmente la necesitaba.

-Dios... casi me matas de un susto- Suspiró al sentir sus fuertes brazos rodeándola.

-Mmm mi favorito, fresas...- Soltó sintiéndose embriagado en su aroma.

-Me aseguré de colocarlo para ti, sé que te gusta- Tantos años de conocerse que era fácil complacerse el uno al otro con cosas tan sencillas como esta, un indicativo más de que estaba tomando la mejor decisión de su vida aunque eso le costase caro.

-¿Acaso quieres enloquecerme? ¿Soy acaso un títere que se deja llevar por tu seductora presencia?- Este tomó su cabello y lo apartó de su cuello para depositar un beso en este causando un colapso en sus sentidos, está se volteó para cruzar sus miradas y sentirlo más cerca, con algo de curiosidad y un toque de perversion soltó una pregunta que hizo que el corazón del moreno se derritiera en pasión.

-¿Serías mi esclavo? ¿Si te lo pido lo serías?- Su confidencia no podía negarse y asintiendo inconscientemente, se acercó a su oído y susurró una propuesta picante.

-Primero déjame probarte que puedo ser más que eso- Perpleja ante su petición pero segura de querer comprobarlo asintió sin dudar. El moreno tomó su mentón y su pulgar acarició sus rosados labios despertando su sensibilidad y robándole un suspiro, sus fuertes manos bajaron ahora a sus glúteos y tomándolos con fuerza los elevó hasta engancharlos a su cintura, si pudiese retratar ese momento lo haría en un lienzo en tonos cálidos y ardientes fijándolo como una obra de arte. Una vez más sus pasos la llevaron al ya muy conocido vestidor, en donde la sentó sobre una mesa que parecía haber colocado ahí a propósito, sin alejarse de ella, comenzó a repartir besos por su cuerpo, desde sus labios hasta la curvatura de su cuello, la sensación era tan excitante que sin pensar abrió sus piernas lentamente para atraerlo a su cuerpo y este supo que debía dar el siguiente paso, alejándose de su rostro descendió a la altura de sus tobillos que se sostenían finamente en el borde de la mesa, con mucho cuidado comenzó a retirar sus zapatillas junto a sus medias blancas, se arrodilló optando por una postura más cómoda y reanudó una nueva serie de besos húmedos desde sus tobillos hasta sus pantorrillas, pasando por sus muslos y llegando poco a poco a su entrepierna, Mi suk no podía negar que lo estaba disfrutando como nunca, una nueva puerta de emociones y sensaciones se estaba abriendo paso, Namjoon poco a poco estaba descubriendo sus más bajas pasiones y cuánto deseaba experimentar con élsu sexualidad, porque sí, se había vuelto adicta a él.

Cuando Nadie Nos Ve (Reeditando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora