Capítulo 25

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Proteger es un acto de amor puro que se hace desinteresadamente, existen muchas formas de hacerlo pero ninguna es tan imperativa cuando hay algo que perder en juego y Namjoon lo había comprendido, cuando con manos sudorosas reveló el contenido de ese folder y volvió a la vida al descubrir que los protagonistas eran Hanna y Jin en una situación comprometedora, de hecho muy similar a la que había vivido hace unas horas, con la gran diferencia de que Namjoon lo había hecho con más amor que deseo, y aunque se sentía un hipócrita al sentir alivio, esta situación le preocupaba, a pesar de que su pecado era aún mayor, sin embargo dejó de importar desde el momento en que sus intereses no estaban en juego.

-Bien, ya que todos hemos presenciado la razón de esta junta, ¿alguno de ustedes reconoce al chico de la foto?- La sala enmudeció, nadie era capaz de emitir palabra y enjuiciar a los involucrados, mucho menos el intachable Namjoon quien se mordería la lengua si lo hiciese. Aún así había alguien a quien no le importaba nada y no dudó en pronunciarse al respecto.

-Se trata de la señorita Lee Hanna y su novio Kim Seok Jin- Se escuchó la voz del profesor Park quien se puso en pie para confirmar sus palabras.

-Así que Kim Seok Jin, bueno como sabrán los Lee y los Kim son grandes contribuyentes de esta institución por lo que debemos manejar esta situación con mucha discreción, he hablado con el señor Lee de antemano y citaré a la comisión de disciplina para resolver el asunto, sin embargo la suspensión de dos semanas es un hecho desde ya, el señor Lee estuvo de acuerdo con ello, así que señor Joong, cítelos en mi oficina para darles el comunicado y desde este momento necesito a todos con los ojos en todas las aulas, en especial la del último año y esta es otra de las razones por las que quería mostrarles esto, aumentaremos la vigilancia en aulas y rincones de la institución, así que todos los maestros tienen la obligación de patrullar los salones durante los recreos y sobre todo tener su ojos puestos en las parejas del colegio- La orden era definitiva y Namjoon sabía que esto era una sentencia directa y de no cuidarse lo pagaría con sangre.

Al otro lado de la historia una ansiosa Mi suk, jugaba a descifrar lo que ocurriría, la hoja de trabajo la había entretenido tan solo unos 20 minutos, comenzaba a desesperarse... tal vez no debió hacer nada, tal vez simplemente debió guardarse el odio que le tenía a la rubia y seguir adelante, pero no podía evitarlo, sus impulsos le habían ganado, y ya no había nada que hacer, su cara cambió radicalmente al ver al profesor Park acercarse al aula y sintió palidecer cuando vio a Namjoon tras él.

-Señorita Hanna y Joven Jin, la directora solicita su presencia en su oficina con urgencia- Anunció Park sin agregar nada más, atrayendo la atención de toda la clase, Hanna se levantó sin protestar y tras ella un confundido Jin a quien Mi suk miró con lastima, sabía que había obrado mal moralmente pero éticamente había hecho lo correcto, más no sabía el precio que había cobrado sus actos, con la culpa carcomiéndole el alma vio cómo se alejaban, su mirada se posó en Namjoon quien permanecía expectante como vigilando al grupo, pero ella sabía que necesitaba algo y no se equivocó cuando este se acercó sigilosamente a ella.

-Mi suk, tenemos que hablar sobre el ensayo de hoy, ¿tienes un momento?- Susurró en su oído y está asintió siguiéndole el paso en silencio pero él caminaba tan rápido que le era imposible alcanzarle, hasta que en un momento lo perdió de vista, girando hacia ambos lados lo buscó algo preocupada de sus actos, nunca antes lo había visto tan serio y la idea de que algo malo hubiese pasado la estaba martirizando, fue entonces que dando la vuelta en una esquina de los salones una mano fuerte la arrastró a un cuarto vacío, iba a gritar pero el moreno la detuvo colocando su mano en su boca al instante, al notar su presencia esta se calmó pero aún así Namjoon no apartó su mano de su boca hasta que estuvo seguro que las profesoras que patrullaban pasaran de largo, al cerciorarse de ello volvió a tomar la mano de Mi suk y se resguardaron en un viejo cuarto de utensilios, demasiado misterio llenó de preguntas la cabeza de Mi suk y cuando pudo hablar lo soltó sin más.

-¿Qué sucede?- Logró decir casi sin aliento, su mano podía ser suave y tersa sobre su piel, pero sabía que también podía ser pesada y sofocante, su imaginación voló por un momento hasta que este le contestó con una pregunta que la ofendió.

-Eso mismo te pregunto a ti, ¿qué pasa? ¿Fuiste tú no es cierto?- Su mirada acusadora la hizo sentir el peso de sus acciones, Namjoon nunca la había señalado así, parte de ella sentía la culpa y tristeza, mientras que la otra se sentía herida y ofendida, aún así haría lo que mejor sabía hacer, fingir demencia.

-¿De qué hablas?- Se escondió de su señalamiento y Nam no pudo contenerse, su boca podía mentir pero sus ojos eran como un libro abierto que se podía leer sin problema, o por lo menos él si podía.

-Hanna y Jin, ¿vas a negármelo?- La encaró arrinconándola, su cercanía siempre le había causado fuertes sensaciones a Mi suk, pero esta vez sintió vergüenza, aún así no se daría el lujo de ser descubierta y menos decepcionar a la única persona que creía en ella.

-¿Porqué estas tan seguro de ello?- Las vueltas que Mi suk le daba al asunto solo hacían que Nam dudase más de ella.

-No lo sé, tuve el presentimiento, ¿quién más que tú odiaría tanto a Hanna como para hacerle eso?- Volvió a cuestionar y Mi suk sintió como si una daga afilada se hubiese posado en su pecho.

-¿Me estás culpando?- Increpó sintiendo las mejillas arder de rabia, ¿cómo era posible que dudara así de ella? -¿Y qué si fui yo? ¿Vas a condenarme por eso?- En contra de sus principios siguió defendiendo su punto hasta el cansancio, no le dejaría el camino libre a la culpa, debía ganarle.

-¡Tú nos acabas de condenar, viste esas profesoras patrullando la zona, es el resultado de tus acciones Mi suk!- Su voz habia sido contundente y esa daga comenzaba a lastimar su pecho, aferrándose a su inocencia decidió continuar hasta el final.

-De acuerdo, ya decidiste que soy la culpable entonces, está bien, puedo vivir con ello- Contestó con pesar, debía aferrarse a su benevolencia para conseguir su piedad.

-¿Quién más lo sería entonces?- Continuó negándole su petición, Mi suk estaba más que acorralada, su sangre hervía haciendo que sus dedos comenzaran a hormiguear.

-Soo, Suni tampoco soportan a Hanna, ¿qué hay de ellas?- Trató de liberar su culpa en los demás, algo que Namjoon jamás la creyó capaz de hacer y sin pensar en el daño que le iba a ocasionar, soltó un juicio certero y atroz contra su amor.

-Ellas no serían capaces de tal cosa, ¡ellas no son como tú!- La afilada daga finalmente la traspasó, encajándose hasta el fondo, tras tal acusación su cuerpo no pudo contenerse más y cedió a sus impulsos, en momentos como este, cualquier mujer le hubiera abofeteado, pero Mi suk no era capaz de causarle daño, sabía que era su culpa y aunque le dolía haberlo descepcionado, le dolió más que Namjoon estuviese seguro de lo mala que podía llegar a ser.

El moreno comprendió su error demasiado tarde y antes que pudiese disculparse Mi suk ya le había negado esa posibilidad, con los ojos llenos de lágrimas y la mirada perdida, la más joven se sintió derrotada, no lo iba a culpar por lo que hizo y tampoco lo acusaría, su soberbia no llegaba a tal grado.

-No te preocupes, lo sé... ellas no son como yo... ellas no se defienden, prefieren soportar tal y como yo lo hacía hace unos años, perdón... perdóname por ser así...- Limpió sus lágrimas y endureció su rostro fingiendo aceptación -Perdóname por tratar de ser la chica fuerte que tú tanto querías... es obvio que solo conseguí ser un monstruo, me convertí en una mala persona, una vengativa y cruel, tal vez fue mi culpa, tal vez no supe diferenciar la inmadurez del amor propio, perdóname Namjoon- Para Namjoon que ella dijese su nombre era un privilegio, que sus labios emanaran un dulce llamado cada vez que lo veía era de los mejores regalos, pero esta vez su llamado fue indiferente y frío, lúgubre y sombrío. Mi suk se había llevado una daga en el corazón pero Namjoon se había ganado el duro castigo de su indiferencia, la había lastimado y aunque tuviese toda la razón para señalarla, había ido demasiado lejos y volver de ahí sería un lío.

Cuando Nadie Nos Ve (Reeditando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora