Capítulo 26

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Los rápidos pasos de Mi suk la llevaron a las afueras del instituto, había logrado safarse del agarre de Namjoon, aún así no podía permitir que la alcanzase, en busca de una solución se topó con su primera pesadilla del año, Jungkook había llegado a la escuela para dejarle una papelería a Namjoon, jamás se hubiese imaginado que se toparía con una tambaleante Mi suk, desorientada, aturdida y envuelta en lágrimas.

-¿Mi suk? ¿Dios mío qué te sucedió?- Mi suk olvidó el porqué lo odiaba y aunque sabía que era un error, solo quería desaparecer y si Jungkook era su única salida, la usaría, la voz de Namjoon se acercaba a lo lejos y la ansiedad le ganó a la razón.

-Por favor llévame lejos de aquí- Suplicó con voz débil y Jungkook entendió que no había explicaciones, debía actuar de inmediato.

-De acuerdo, sube- Mi suk obedeció pero la voz de Hanna acercándose a gran velocidad la paralizó.

-¡Tú, maldita cerda vas a pagarme por lo que hiciste!- Vociferó en un tono más agudo de lo normal y corrió para abalanzarse sobre esta, el miedo invadió a la pelinegra, Hanna parecía una gata endemoniada capaz de matar para cobrar venganza, lo único que la vulnerable Mi suk pudo hacer fue cubrir su rostro y esperar el primer golpe, pero él fue más rápido y detuvo con firmeza a su agresora.

-¡Déjeme voy a matarla, es una maldita! ¡Juro que te mataré maldita! ¡Te vas a arrepentir, lo juro!- Espetó en un grito estruendoso que puso en alerta a todos los presentes.

-¡Llévatela de aquí Jungkook!- Ordenó Namjoon sacándolo de su trance, sin pensarlo mucho más, tomó la mano de Mi suk para sacarla lo más pronto posible del lugar, la subió a su motocicleta y la llevó tan lejos como pudo, cuando estuvo seguro que ella estaba más calmada, se detuvo en su casa, no porque pensara intentar algo, sino porque sabía que solo ahí Mi suk tendría la privacidad que merecía, ambos entraron a la sala en donde se sentaron en silencio en el amplio sofá marrón de cuero que Jungkook poseía, el momento era tan sofocante que el pelinegro no lo soportaba, fue entonces que se levantó para ir a la cocina y preparar un té para su inesperada invitada, ella luchaba por llorar en silencio pero era inútil, Jungkook la escuchaba y por alguna razón su pecho dolía al verla así, en su garganta un nudo le impedía respirar bien y se sintió por primera vez miserable por haberle hecho daño; sus pasos lo encaminaron de nuevo a la sala y al verla abrazada a sus piernas protegiéndose a toda costa de su alrededor, supo que había sido un imbecil por haberla emboscado anteriormente -Hey Mi suk, toma esto, te hará bien- Le ofreció con una voz suave y tenue, tratando de reconfortarla.

-Gracias- Alcanzó a decir y al levantar la mirada se cruzó con esos ojos chocolate que brillaban intensamente, no eran los mismos de aquella tarde, eran totalmente diferentes, estos transmitían compasión y hasta cierto punto preocupación.

Mi suk bebió aquel contenido caliente de un solo trago y Jungkook se preocupó al ver como los colores se le subieron al rostro y se tomó el pecho con fuerza expresando su agonía.

-Dios mio, ¿estas bien?- La sostuvo aterrorizado por sus actos, jamás la había visto tan afectada.

-Estoy bien, es como un trago pero más doloroso, realmente lo necesitaba- Logró decirle con dificultad, tal vez era estúpido pero era la única forma en la que podía dañarse sin hacerlo realmente.

-De acuerdo- Trató de mantener la calma a pesar de lo errático del momento, sentía muchas cosas y tenía tantas preguntas, así que intento averiguarlo aunque eso le representase palabras de repudio y odio -Sé que no soy nadie para ti, pero ¿quisiera saber qué ocurrió? ¿Porqué esa maniática quería literalmente asesinarte? Claro si quieres decirme por supuesto- En otras circunstancias Mi suk se cerraría pero no podía ser desagradecida ante el favor de Jungkook, esta vez se había comportado como todo un caballero.

Cuando Nadie Nos Ve (Reeditando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora