CAPITULO 37

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Después de escucharlos hablar de cosas que les gustaban mientras comían, sonrei ante su entusiasmo y alegría, todos eran bromistas contando aventuras que les habían pasado en la semana o alguna cosa del trabajo y entre ellos mismos se preguntaban cosas.

— Alfredo..—musite en un murmuro para no sonar invasiva, en la conversación.

— ¿Que rollo cachorrita?

Me miró al igual que Iván que al instante me había escuchado.

— .... ¿y la señora Elsa? — pregunté causando su extrañes pero soltó una risita.

— ah mi mujer, está en la casa mi preciosa no le gusta andar en el sol es batallosa..— se quejo pero sonrió por aquello.

— va venir a verte ala noche, ella supo del accidente y todo ese desmadre quiere venir a platicar contigo.

Iba decir algo cuando Joaquín hablo.

— mi mujer también quiere venir a platicar contigo cachorrita, le caíste bien y se preocupo por ti va venir más al rato también.

Asentí con una sonrisa amable, todos hasta la fecha que los conocí se habían comportado muy agradables, sonreí al ver la mirada alegre de Iván escuchar a todos conversar me hizo sentir un deja vú, mi familia...
Cómo estarán mis papás, cómo estará Emilio y Luiz.. extrañaba los regaños de Brianda

Termine de comer con ese ligero dolorcito en mi pecho por aquella sensación, tal vez me preguntaba si mi mamá se había enterado de que casi muero o si papá se había preocupado por mi.

Después de algo de tiempo terminaron de comer y se salieron todos quien sabe a qué, solo conversaron entre ellos me quedé con gris mientras le ayudaba a levantar la mesa.

— deja eso allí cachorrita, te vas a lastimar...

Dijo ella después de regresar de la cocina al haber llevado algunos platos, Negue.

— quiero ayudarte.

Limpie la mesa y separé los desperdicios de todos los platos, me lleve los limpios al fregadero. Después regrese a llevarme la bolsita de hule en la que había vaciado los desperdicios.

— voy a tirar esto.— le dije a gris.

Salí con la bolsita en la mano, mire hacia los lados para ver a hacía donde tomaba rumbo por qué allí estaba gigante, había personas armadas por todos lados distribuidas en diversos puntos de la casa, el sonido de los radios y risas con las conversaciones abundaba.

Me acerque hacia un grupo de hombres que estaban cerca de la casa.

— ¿disculpe el área de basura? — pregunté causando que me mirarán todos.

— está por allá señorita — me contestó uno, con amabilidad.

Me señaló a un costado de las caballerizas a algunos metros, había varios contenedores grandes camine hacia allí, deje la bolsa en el contenedor y pude oír los relinchos de los caballos.

Uno de color blanco llamo mi atención, tenía la cabellera trenzada solo le faltaba un cuerno para parecer un unicornio.

El caballo me vio y levantaba la cabeza relinchando después se acercó ala orilla de la puerta de su espacio.

— ¿Quieres que te acaricie? — pregunté con emoción infantil, levanté poco a poco mi mano para que me oliera, después pude ganar su permiso para posar mi mano en el lo cual acepte gustosa.

— estás precioso, hermoso, eres una cosita esplendorosa..— le decía mimos.

— Ingasu, ya me conquistó la mujer el traicionero.

Oi un tono condescendiente y burlón, supe que era el.

— pinche talismán, chapulín.

Solté una carcajada mientras rascaba la cabeza del caballo. Después sentí unas manos desde detrás de mi y aferrarse a mi abdomen cuando menos pensé estaba parado detras de mi, su perfume inundo mis fosas nasales.

— te extrañe como no tienes idea mi reina.. — recargo su cabeza en mi hombro, después lo sentí oler mi cuello.

— ¡Epa!  ¡chiflando y aplaudiendo..! chiflando y aplaudiendo — oímos entre carcajadas a Joaquín, Ovidio y Alfredo que hacian alboroto.

— ching.. saquense bola de vergas.

Me carcaje cuando Iván los regañó manoteando espantandolos con las manos, ambos sonreímos.

— ¡ya se chivio el vato!

En eso vimos como llegaron varias camionetas que entraron en convoy, bajaron los ocupantes que obviamente eran hombres de ellos, lo que me llamo la atención era que todos bajaban cosas de la cajuela, bolsas de diferentes tipos incluso hasta hieleras parecía que iba ser una fiesta.

— ¿Y eso? — murmure

El me miro al instante con una sonrisa, los otros tres al ver aquella escena caminaron hacia allá.

— tu fiestita mi reina..— me repego a el, al agarrarme de la cintura.

Suspiré ligeramente, el me guió de la cintura hacia la palapa donde todos estaban, donde se veía el movimiento.

— Mija.. — escuché una voz que me habló con emoción.

— señora Alejandrina.

Se me acercó para abrazarme pero se contuvo soltando una risita y me pasó su brazo por detrás de mi hombro con mucho cuidado.

— Estaba preocupada por ti, cuando me enteré de todo me preocupe también por mi..— señaló a Iván con
la mirada — plebe, andaba vuelto loco.. no tenía mucho que se había curado de el tiro que le dieron.

— estuvo todo muy feo.

Ella asíntio y acaricio mi mejilla, con cuidado sabía que veia mis moretones.

— te voy a hacer unos licuados dulces para que te pongas re' chula, estás muy flaquita Mija y luego ahora con eso..— tocó mi yeso.

Asentí mirándola con agradecimiento por preocuparse por mi, en ese momento escuchamos alboroto era Joaquín peleando con gris por algo, solo la vimos riendose mientras masticaba, con las mejillas hinchadas.

— si no es ceviche culera, chingado nunca me dejan tragar en paz.— renegó mientras gris le quitaba de su bolsa de papás.

Iván negó con fastidio nunca dejaban de pelear siempre avergonzandolo.

— estos niños, perdón Mija — se disculpo la pobre de la señora Ale.

— ya los conozco no se preocupe.

— ¡cuñadita me encontré un chocolate mira! — escuché detras de mi era Alfredo emocionado con una bolsa y en la mano tenía un sniker.

Iván chasqueo los dientes enojado.

— si no es tu perro

El se me quedó mirando como pensando si había hecho algo mal pero negué rotundamente y le di una mala mirada a Iván.

— no es cierto, gracias.. me gusta mucho el chocolate.

El se rió y me lo dio, después le hizo caras a Iván supe que fue por qué le dijo cosas.













OJITOS DE MIEL//IVAN ARCHIVALDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora