CAPÍTULO 31

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El sol ya había comenzado a bajar cuando tomé mi teléfono y llamé a Paulina, esta vez mi estómago estaba lleno de mariposas. No tanto por la cena, sino porque sabía que Pau estaba nerviosa, y no quería que se sintiera incómoda. Después de unos segundos, ella contestó.

—¿Hola?

—Hey, Pau —dije con una sonrisa—. ¿Cómo vas? Quería pasar a recogerte ahora, Dany ya está aquí en casa con Dereck.

—¿Ya está allá? —preguntó Paulina, su tono nervioso.

—Sí, así que pensé... quiero ir por ti, te traigo y hablamos un poco antes de la cena. Quiero que te sientas mejor.

Paulina soltó una risita nerviosa.

—Está bien, ven por mí.

—No te preocupes por nada, Pau. Te veo en unos minutos.
Colgué el teléfono, me coloqué el casco y encendí la moto. El sonido del motor llenó el aire mientras arrancaba, y mi mente solo pensaba en ella, en cómo hacer que se sintiera más tranquila esta noche.

Llegué a su casa en menos de diez minutos. Allí estaba, esperando en la entrada, con ese aire de inseguridad en sus ojos que solo yo podía notar. Me quité el casco, bajé de la moto y caminé hacia ella, con una sonrisa suave en los labios.

—Hey —le dije al llegar, colocando una mano en su mejilla—. Todo va a estar bien, lo prometo
Ella asintió, pero sus ojos delataban los nervios.

—¿Lista para ir?

—Sí, supongo —dijo, pero pude ver que su tono aún estaba lleno de incertidumbre.

Cuando subió detrás de mí, sus brazos se envolvieron alrededor de mi cintura. El toque de sus manos siempre me tranquilizaba, y esperé que pudiera hacer lo mismo por ella.

Mientras conducía, el viento suave y fresco parecía llevarse parte de la tensión, pero cuando llegamos a la casa, pude sentir que Paulina estaba todavía algo nerviosa. Nos detuvimos frente al garage y antes de que bajara de la moto, giré mi cabeza para mirarla.

—Pau —le dije, bajando la voz—. Si no te sientes lista, no tienes que hacerlo. No quiero que te sientas presionada.

Ella negó con la cabeza casi de inmediato.

—No, Aurie Quiero hacerlo. Solo... ya sabes Me da miedo no hacer las cosas bien.

Me giré completamente hacia ella y tomé sus manos entre las mías, buscando sus ojos.

—Escucha, no tienes que impresionar a nadie. Eres tú. Eres suficiente, más que suficiente, y estoy segura de que le vas a encantar, Pau. Además, Dany y Dereck están ahí también. No va a ser una cena tensa ni formal. Solo sé tú misma, ¿ok? Y no olvides, que al final lo único que importa es que me agrades a mi…

Sus ojos se encontraron con los míos, y por un momento solo nos miramos. Sonreí suavemente y me acerqué a ella para darle un beso rápido, rozando apenas sus labios, como si con ese simple gesto pudiera calmar sus nervios. Sentí cómo sus hombros se relajaban un poco.

—Gracias —susurró ella, mirándome con un poco más de confianza.

—Siempre —le respondí, antes de inclinarme hacia adelante para darle otro beso, esta vez un poco más largo, pero igual de suave.

Finalmente, Paulina bajó de la moto y se quedó parada junto a mí, respirando hondo.

—Va a salir bien —le dije, acariciando su brazo antes de tomar su mano— Vamos adentro, ¿sí?

Ella asintió, y juntas caminamos hacia la puerta. Justo antes de entrar, la jalé suavemente hacia mí para darle un último beso. Me gustaba la manera en que sus labios respondían a los míos, como si por un momento todos sus nervios se esfumaran.

𝙄𝙉𝙑𝙄𝙎𝙄𝘽𝙇𝙀 𝙎𝙏𝙍𝙄𝙉𝙂 (ᴘᴀᴜʟɪɴᴀ ᴠɪʟʟᴀʀʀᴇᴀʟ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora