La boda entre Ethan y Yonah se celebró al mediodía siguiente al compromiso, entre prisas y nerviosismos propios de quienes preparaban los adornos, entre nobles ansiosos por la cotilla. Los votos se pronunciarían bajo la luz dorada del sol, ante la efigie de la diosa Calypso en el ala abierta del palacio, espacio amplio de arcos y columnas esculpidas donde los velos translúcidos ondeando suavemente al ritmo de la brisa marina dejaban entrever el puerto y el océano. Flores blancas y azules colgaban de los arcos mientras enredaderas trepaban por las columnas de mármol, creando un entorno que parecía salido de un sueño.
Los nobles, ataviados con ropas en tonos claros contrastando con el azul profundo del mar visible a lo lejos, se sentaban en filas ordenadas, sus miradas fijas en los novios avanzando por el largo corredor tan luminoso que borraba los rasgos de sus rostros. Entre los nobles y los guardias, escondidos en los rincones menos visibles, los chismosos del pueblo observaban con avidez, capturando cada detalle de la ceremonia para luego esparcirlo por cada calle y plaza de Selili, centro de noticias habituales.
Ethan, con un atuendo regio en blancos y dorados, mantenía la compostura mientras esperaba a Yonah pues el resuello le faltaba a causa del corsé y apenas avanzaba. Los nobles susurraban entre ellos, la novia no parecía precisamente feliz de su boda a pesar de que su padre le consiguió al mejor pretendiente de Selili. La ligera tensión en su mandíbula delataba la turbulencia bajo su exterior tranquilo, Yonah miraba de ce en cuando a Ethan quien sonreía plácido, como todos los días.
No muy lejos en un rincón, Leien era testigo involuntario de la ceremonia. En su entraña había pugna entre sus sentimientos y la fría lógica que le había llevado a tener la posición de la que gozaba en Selili. Su proximidad con Ethan se desvanecía con cada paso que Yonah daba hacia el altar. Se repetía a si mismo buscando convencerse de que esa boda era una estrategia política, movimiento necesario en el complicado tablero de Selili. El matrimonio con Yonah era la única forma de conseguir afianzar al alianza con el Rey Tir-Hadad y su familia, todos piratas amenazando constantemente con destruir Selili a cambio de unos cuantos diamantes.
Pero el conocimiento de la estrategia que él mismo ideó para Ethan no aliviaba el dolor ni la sensación de pérdida que lo consumía. Aun así aceptaba la situación, tragándose el nudo en la garganta, sabiendo que resistirse sólo pondría en peligro todo lo que había trabajado para proteger, incluso, a quien tuvo que traicionar por mantener en pie un vestigio de la verdadera realeza de Selili.
Yonah, al encontrar su vista a su padre, avanzaba con la cabeza alta consciente de que no sólo estaba sellando su destino, sino también el de su familia. No amaba a Ethan, ni siquiera le simpatizaba pues le conocía de cerca al frecuentar el palacio real y le resultaba honestamente majadero e hipócrita y la idea del matrimonio con un despojo como ese le resultaba sofocante pero estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario para vigilarlo de cerca, para extraer la información crucial que su familia necesitaba. Sabía que su unión era solo una fachada, una alianza calculada en un juego de poder donde el amor no tenía cabida pero que le prometía un futuro favorecedor: ser la genuina esposa de un Duque y no simplemente una muchachita venida de unos piratas que se amotinaron para tomarse un reino.
Yonah apretaba las flores en sus manos, Elya era un hombre honesto, de esfuerzo que estaba dispuesto a dejar su vida de aventura por cuidarle pero no tenía lo que Ethan derrochaba: verdadera sangre azul del Reino de Selili y eso no podía ser tan malo, ¿no es así? Pues lo majadero podía quitarse y lo hipócrita era algo que ella también tenía y Yonah sonrió, sabiéndose tan torcida como el novio tomándole de la mano.
La vestal de la diosa Calypso estaba de pie bajo el arco central, recitado los votos con voz solemne, sus palabras resonaban en el amplio espacio mientras los murmullos de los curiosos se mezclaban con el canto lejano de las olas rompiendo contra la costa.
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Cuentos de Cielo y Mar: Shipwrecked 🌊
Dla nastolatkówEn un mundo marcado por la traición y el destino, Elya y Orel, dos jóvenes ligados por la sangre pero separados por secretos, arriban al reino de Selili, a bordo del Alba Calypso. Con Elya como protector y mentor de Orel, los dos deben enfrentarse...