La tranquilidad de la casa contrastaba con el caos de la ciudad. Galaad se dirigió rápidamente hacia el dormitorio de su hijo mayor. La tensión en la atmósfera era palpable, los murmullos de la ciudad parecían llegar hasta la estancia a través de las ventanas entreabiertas.
Cuando Galaad entró en la habitación, su mirada se posó inmediatamente sobre Elya, que yacía en una cama con la piel pálida por la pérdida de sangre y el dolor. Las vendas mal amarradas y el rostro cansado de Ed no hacían más que acentuar la gravedad de la situación. Con suavidad, Galaad afirmó su mano en el hombro de Gad.
—Hijo, ve con la mamá y dile que prepare su sopita especial de pollo, ¿vale?
—Eh... sí, papi.
El muchacho se quedó afirmado en el marco de la puerta, tomando aire para obedecer la orden. Se marchó tan rápido como pudo.
Galaad, con el ceño fruncido y los ojos ardiendo en furia, se dirigió a Ed con una pregunta cargada de desesperación.
—¿Qué pasó?
La voz de Galaad era un rugido que retumbaba en la habitación. Ed levantó la vista, enjugándose la frente.
—Pá, Elya fue herido en la plaza esta tarde. Las heridas no son graves, pero se está recuperando. La situación ha sido... complicada.
Galaad tenía el rostro endurecido por la preocupación y la furia contenida. La sangre manchaba la ropa de Elya, y aunque no era mucha, cada movimiento le arrancaba un gemido de dolor lo que mostraba que el anestésico no era tan fuerte. El herido parpadeaba de vez en cuando aunque la anemia no le permitía hilar palabra.
Galaad miró a Edi quien dejó el manojo de hierbas en la mesa que Ed usaba para tener a la mano sus herramientas. Luego, se paró junto a la ventana de brazos cruzados. Galaad miró a su hijo también sucio con sangre.
—Edi, ¿tú también?—Edi se mantuvo en silencio negó con la cabeza señalando las manchas en su camisa al tiempo que mostraba parte de sus brazos, donde no había rasguño—¿Qué está pasando? ¿Por qué Elya está en está así? ¿Por qué la gente cree que él intentó asesinar al rey?
El tono de Galaad era como una tormenta que se desataba, su enojo y su preocupación fusionándose en un tumulto incontrolable. Edi respiró hondo, intentando calmar la oleada de emociones.
—No es tan malo como parece. Ed ya arregló todo.
Galaad se acercó al herido tomando su temperatura con el dorso de la mano mientras Ed guardaba sus implementos en un maletín.
—Está frío pá, perdió sangre. No fue mucho considerando su volumen pero el piso de la plaza contaba otra historia así es que era fácil asustarse pero te aseguro, no fue nada. Eli estará bien, nada más necesita reposo y comer, y comer mucho.
La sangre había manchado la piel de Elya pero cuando Ed limpió con cuidado los alrededores, Galaad suspiró aliviado ayudando a cambiar la ropa de Elya, inclinándose para observar las heridas con escepticismo. Las flechas no penetraron, apenas rozaron músculo. Ed aplicó presión para detener el sangrado, y sus movimientos se volvieron más seguros.
—Estas flechas no estaban destinadas a matarlo —exclamó Ed, mirando a su padre—Apenas tocaron músculos y arterias. Es un ataque más superficial que letal. Supongo que mi maestro sabía lo que hacía y eso me da mala espina, pá. Tengo la sensación de que el maestro Leien hizo una maniobra disuasiva.
La furia en los ojos de Galaad era inconfundible. Retrocedió, cruzando los brazos mientras trataba de mantener el control.
—Le parto la cara a patadas a ese Leien si me entero que todo fue...
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Cuentos de Cielo y Mar: Shipwrecked 🌊
Roman pour AdolescentsEn un mundo marcado por la traición y el destino, Elya y Orel, dos jóvenes ligados por la sangre pero separados por secretos, arriban al reino de Selili, a bordo del Alba Calypso. Con Elya como protector y mentor de Orel, los dos deben enfrentarse...