Capitulo 60 | Para toda la vida

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Los hombres en una sala apartada de todos, el ruido de la fiesta aún se podía escuchar levemente si se prestaba la suficiente atención, aunque eso no estaba en las prioridades de ninguno de los dos. Caesar no sabía exactamente para que este hombre le pidió hablar en privado, podía intuirlo si tomaba en cuenta como lo miraba, algo gracioso si tomaba en cuenta que era un anciano regordete que muy y apenas le llegaba al codo que lucía como si no fuera capaz de lastimar ni a una mosca si tomaba en cuenta las palabras de su hija.

—Bueno ya estamos aquí, ¿De qué quería hablar conmigo? —dijo Caesar con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón—

—Primero toma asiento, no es correcto estar de pie cuanto tengo cosas serias que hablar contigo —dijo SeoJun sentándose en su sillón más cercano con tranquilidad—

Caesar arqueo una ceja, pero imito la acción y se sentó en el sillón que estaba justo al frente del anciano, no iba a armar un escándalo por un pedido tan simple.

—Se que esto debe parecer extraño para alguien que se crio en tu ambiente, tener una conversación sin segundas intenciones ocultas no debe ser común para ti —dijo Seojun con calma en su voz—

—Parece que usted sabe mucho de eso —comento Caesar con un poco de ironía en la voz—

Mas de lo crees —aseguro Seojun antes de tomar un segundo para tomar aire—Mi difunta esposa, que en paz descanse, no era ajena a tu mundo, pero no de la misma forma en que tú la vives porque mientras tu eres el quien da las ordenes, mi esposa era más de quienes tenían que acatarlas

Eso llamo la atención del Zar, cuando realizo la búsqueda con respecto a Hyun-ki y todo lo referente a sus antecedentes no encontró mucho del lado materno más haya que era italiana y lo que le dijo la misma Hyun-ki que eran más que nada descripciones vagas al no recordarla.

—¿Trabajaba para la mafia italiana? —pregunto Caesar sintiendo un extraño remolino de curiosidad—

—Esa sería una forma bonita de decirlo, ella y su familia eran más conocidos como esclavos que matarían a cualquiera que el jefe les pidiera —admitió SeoJun con la mirada perdida, el rostro reflejaba el dolor de recordar ese detalle—Fue una casualidad que yo la encontrara, la habían mandado a matar poque pensaban que ya no tenía nada de valor que ofrecer y la dejaron morir en un oscuro callejón a plena luz del día como un perro...yo la encontré y la puse a salvo sin saber en qué me estaba metiendo, a ella...le costó mucho abrirse conmigo —SeoJun se rio levemente antes de tomar la billetera de su bolsillo y sacar una foto vieja para mirarla con cariño—En ese entonces yo no era más que un pobre diablo que no sabía en que se estaba metiendo, me termine enamorando de una mujer moribunda a la que no podía entender ni siquiera en el idioma, aun con todo y eso...No sé qué vio ella en mi para casi dar su vida para ganar su libertad para irse conmigo y darme el regalo más hermoso que jamás me hayan dado como lo es Hyun-ki

SeoJun miro la foto sintiendo ganas de llorar, siempre le pasaba lo mismo cada vez que miraba la primera foto que se tomaron los dos en su juventud...con el siendo un hombre nada atractivo y torpe socialmente al lado de una mujer hermosa pero llena de cicatrices que le dio tantas alegrías y le confió su pequeño corazón.

—¿Por qué me está contando esto? No creo que sea por gusto —dijo Caesar mirando al hombre fijamente—

—Claro que no, es más, me caes bastante mal y no solo por todo lo que sé que hiciste pasar a mi hija—aseguro Seojun recuperando la compostura rápidamente—Me caes mal porque eres egoísta, inconsecuente y bastante petulante...pero aun con todo yo conozco a mi hija, y sé que al igual que mi esposa ella vio algo en ti y por eso su corazón te eligió a ti para lo cuides pero temo que esa decisión la pueda llevar a ser objetivo de las personas que te odian y quieren hacerte daño a ti y a ese futuro niño que viene en camino llevándose a mi hija de por medio

Refugio | FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora