Capítulo 8

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Ya estando los tres en la habitación del hotel, luego de dejar a las niñas durmiendo, Suguru se dejó caer en la cama mientras Yuki y Satoru murmuraban algunas cosas en la entrada. El azabache no logró escuchar lo que decían, y tampoco le interesaba en ese momento. Su mente estaba envuelta en tinieblas, y lo único que quería era poder aclarar todo.

—¿Es eso cierto, Suguru? —la voz de Satoru apenas le llegó como un murmullo distante.

Suguru no respondió. No le importaba. No tenía fuerzas para enfrentar lo que sabía que vendría a continuación.

—¡Suguru! ¡Respóndeme! —el tono del albino se volvió más insistente.

—¿Qué quieres, Satoru? —respondió finalmente Suguru, su voz cargada de cansancio y frustración.

—¿Es cierto lo que dijo Yuki? ¿Tienes planeado asesinar a todos los no hechiceros? ¿Estás loco? ¿Qué demonios pasa por tu cabeza? —la voz de Satoru se elevaba con cada palabra, la incredulidad y la ira brillando en sus ojos azules.

Suguru se levantó lentamente de la cama y enfrentó a su amigo. Había una tormenta en su interior, una mezcla de rabia, tristeza y desesperación que no sabía cómo controlar.

—¿Por qué te cuesta tanto entenderlo? —su voz era un susurro, casi inaudible—. ¿Acaso tú nunca lo pensaste, Satoru?

—¡No! ¡Mierda, no! —gritó Satoru, acercándose más hasta quedar frente a frente. Ambos amigos se miraban fijamente, como dos fuerzas opuestas a punto de colisionar. Satoru estaba al borde de la desesperación, incapaz de aceptar lo que su amigo proponía—. ¿No ves que entreno todos los días para ser más fuerte? ¿Para proteger a todos los hechiceros, a ti y a Yuki? No vengas con estupideces.

—¿Y seguirías pensando eso si la siguiente hechicera en entrar con una sábana sobre su cuerpo fuera Yuki? —Suguru sintió cómo su propio cuerpo temblaba al pronunciar esas palabras. La tensión en la habitación se volvió palpable.

Satoru se quedó inmóvil, su cuerpo se tensó, el aire en sus pulmones se congeló ante la idea. Suguru aprovechó ese momento de duda.

—Satoru, esta es la mejor opción. Así ya ninguno de nosotros tendría que morir por culpa de otros.

—Entonces, ¿qué te hará diferente a ellos? —dijo Satoru, su voz baja pero cargada de un dolor que ni siquiera él sabía cómo manejar—. Serás igual a la escoria que tanto odias, serás igual a esos viejos que maltrataron a esas niñas.

El comentario no solo tomó por sorpresa a Suguru, sino que también a Yuki, quien observaba la escena en silencio, sin atreverse a intervenir. Ella ya había intentado razonar con Suguru antes. Ahora era el turno de Satoru.

—No es novedad que este mundo es una mierda —continuó Satoru, su voz temblando—, pero incluso eliminando a los no hechiceros, esa mierda no se iría. La sociedad está podrida y no te corresponde a ti cargar con todo eso.

Suguru se volvió a sentar en la cama y cerró los ojos, dejando que las palabras de su amigo calaran hondo en él. ¿Qué lo hacía diferente? Todos los seres humanos actuaban por algo: los aldeanos, ignorantes o no, actuaron por miedo, y él también estaba actuando por miedo. Miedo a perder a más compañeros, a ver caer a más amigos.

Sintió cómo sus ojos comenzaban a picar, y luego notó que la cama a su lado se hundía suavemente. La fragancia familiar de Yuki inundó sus sentidos.

—No quiero ser como ellos —soltó con la voz quebrada—, pero en ocasiones como esta siento que es la única opción.

El corazón de Yuki se encogió. Ese era el momento que más temía: ver a Suguru en esa cuerda floja, donde la más leve brisa podía tumbarlo. Pero esta vez no estaba sola, y sabía que las palabras de Satoru habían hecho dudar, aunque fuera un poco, a Suguru.

—No tienes que cargar con el peso de todo esto tú solo, Suguru —dijo Yuki con ternura, mientras le acariciaba el cabello—. Me tienes a mí, tienes a Satoru. Ninguno de nosotros quiere perderte. Sé que lo que vimos hoy fue horrible, pero hay gente buena que merece ser salvada. Encontraremos una manera juntos de solucionar todo esto.

Suguru buscó los ojos de Yuki por primera vez desde que llegaron al hotel. Esos bellos ojos violetas lo miraban con preocupación, pero también con esperanza. Y en ese momento, decidió confiarles a esos ojos el poco de humanidad que le quedaba.

Dirigió su mirada a Satoru, ese idiota al que llamaba su mejor amigo, y con una simple mirada, Satoru entendió. 

El albino finalmente pudo relajarse un poco. Porque aun dentro del mar de oscuridad en el que se encontraba Suguru Geto, él tenía dos personas importantes que estaban evitando que se hundiera.

Satoru soltó el aire que había estado conteniendo, sus nervios aún a flor de piel desde la tarde, cuando recibió la ubicación de Yuki. Había sido un día terrible. Saber que su mejor amigo quería desertar del mundo de la hechicería y volverse un usuario maldito lo había destrozado. Pero ahora entendía por qué, en esos días cuando regresaba de una misión y buscaba a Yuki, siempre se encontraba con Suguru. Ella había estado cargando con todo esto sola, solo para no preocuparlo a él.

—Tienes que prometerme una cosa, Suguru —dijo Satoru, acercándose más a su amigo, con un tono firme—. Pase lo que pase, no tomes decisiones solo. Habla con nosotros, cuéntanos lo que sientes. No dejes que la oscuridad te consuma en silencio.

Suguru asintió lentamente. Tenía a sus amigos a su lado, su ancla al mundo. Aquellas dos personas que estaban evitando que se cayera a pedazos.

—Lo prometo —dijo finalmente, esta vez con la voz más segura.

Yuki sonrió y, sin poder evitarlo, lo abrazó. Al menos por hoy, sabían que habían ganado una pequeña batalla interna en el corazón de Suguru, y eso para ella era un gran logro.

—Bien —dijo Satoru, esbozando una sonrisa traviesa—. Porque si haces algo estúpido, tendré que patearte el trasero. Y lo sabes.

Suguru rió levemente, y ese pequeño momento de ligereza fue suficiente para aliviar la tensión que había llenado la habitación hasta entonces. Esa noche, los tres pudieron dormir tranquilos. Aunque sabían que aún existían demonios acechando, juntos serían lo suficientemente fuertes para enfrentarlos.



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Holis, este capítulo es algo corto pero espero les haya gustado 𖹭.ᐟ

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 También quiero darle las gracias a todas las personitas bonitas que están leyendo esta historia, me emocione mucho al ver que llegamos a los 1K, no pensé que mi idea les fuera agradar tanto, de verdad muchas gracias ˗ˏˋ ♡ ˎˊ˗˗ˏˋ ♡ ˎˊ˗˗ˏˋ ♡ ˎˊ˗

JUNTOS; Gojo SatoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora