Satoru no podía dejar de observar a Yuki. Su pequeño cuerpo no había dejado de temblar desde que la encontró. Agradecía que el profesor Yaga le haya avisado de la presencia de esa mujer, aunque le hubiese gustado poder llegar antes; así, Yuki se habría ahorrado todo esto.
Le dolía.
Se odiaba.
Se culpaba.Su deber era cuidarla y protegerla. Se lo había prometido incontables veces, y aun así no pudo evitar que alguien la lastimara. No sabía qué cosas le había dicho, pero de lo que estaba seguro es que no fue nada bueno. La mayor de las Momo era veneno puro. Desde el momento en que se enteró de que Yuki nació con el poder del lazo celestial, se sentía intocable. Su hija era una importante arma entre los hechiceros, y ella lo sabía. Satoru odiaba eso, tanto la madre de Yuki como la suya propia solo los veían como eso: armas. Desde su nacimiento, ambos nunca dejaron de serlo.
-Yuki, respira. Estoy aquí, estás a salvo -murmuró Satoru con calma mientras la envolvía en sus brazos, dándole suaves masajes en la espalda para que ella pudiera sincronizar su respiración con la suya-. Por favor, pequeña, respira conmigo.
A pesar de las dulces palabras, la mirada de Yuki estaba perdida en algún punto de la habitación. Los recuerdos y sentimientos la atormentaban, tanto en su cabeza como en su corazón. Satoru conocía bien esos sentimientos; él también los había vivido en su momento. Había visto a Yuki caer ante ellos muchas veces el año de la tragedia, pero nunca pensó que volvería a verla en ese estado tantos años después.
Lo que sea que le hubiera dicho esa mujer, lo iba a pagar muy caro, y él se encargaría de ello personalmente.
-Pequeña, por favor, mírame -Satoru sostuvo la cara de la joven entre sus manos, acunándola, intentando que esos ojos perdidos hicieran contacto con los suyos-. Yuki, no tienes que ser fuerte ahora, no conmigo.
Poco a poco, Yuki podía sentir cómo la realidad la iba trayendo de vuelta. El suave olor del albino llenaba sus pulmones, permitiendo que su respiración errática empezara a regularizarse. Sus dulces palabras acariciaban con gentileza su alma herida, recordándole que con él ya estaba segura de todo y de todos.
-Lo siento... -logró murmurar con su voz gangosa, tras tanto llorar-. Lo siento tanto, Toru, todo esto es mi culpa. Lo siento...
La culpa había vuelto a carcomerla, junto con las palabras de su madre, que le habían sembrado dudas y miedos. ¿Y si Satoru realmente la odiaba, como su madre había dicho? ¿Y si todo este tiempo solo la había soportado por el matrimonio, por el niño que nunca llegó? Esos pensamientos la atormentaban.
La voz de Yuki apenas se le entendía entre sus sollozos. Y Satoru apenas podía soportarlo. "¿Qué culpa crees que tienes tú?", pensó, frustrado.
-¿Lo sientes? -preguntó Satoru, mirándola con seriedad-. ¿Por qué? Yuki, tú no tienes la culpa de nada. No debes disculparte.
-Pero...
-Nada -interrumpió él rápidamente-. A ver, ¿acaso fuiste tú quien nos obligó a casarnos cuando éramos unos mocosos? -Ella negó con la cabeza, tímidamente-. ¿Fuiste tú quien planeó esa brillante "alianza familiar"?
-No -respondió Yuki, en un susurro apenas audible, pero suficiente para que Satoru lo escuchara.
-Exacto, Yuki. Y tampoco fuiste tú la responsable de esa noche -suspiró él, esbozando una pequeña sonrisa irónica-. En todo caso, si alguien debe disculparse, soy yo. Pedí que la mayoría de las empleadas se fueran ese día. Fui yo quien envió a Ume al mercado en plena tormenta. Yofui el responsable que solo quedáramos los dos ese día. Así que escucha, Gojo Yukiko: no tienes que disculparte por nada. Ni conmigo ni con nadie.
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JUNTOS; Gojo Satoru
Fanfiction-JUJUTSU KAISEN FANFIC Gojo Satoru x oc fem | Los personajes de Jujutsu Kaisen no me pertenecen, son propiedad de Gege Akutami. | Las imagenes utilizadas en esta obra NO son de mi autoria, todos los creditos a sus respectivos creadores. | Esta histo...