Capitulo 51

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Narra Cami:

No podía creerlo.

Todavía hacen esas malditas carreras?

El timbre sonó y el chico se empezaba
a alejar. Pero lo tome del brazo y lo tiré
hacia mí.

-Qué haces?- pregunto el- tengo clase de fisica- dijo- no puedo llegar tarde

-No llegarás tarde, porque no irás- dije y lo agarré del brazo de nuevo

Lo llevé a las gradas, después de
escucharlo todo el camino quejarse de que no se podía perder esta clase.

Ignorándolo, me senté en las gradas y luego me imitó.

-Como te llamas?- dije

-Sebastian- dijo

-Estás seguro de que Pablo va a esas carreras?- dije

-Si- respondio- es uno de los mejores- dijo- sólo que ayer se lastimó un poco, pero ganó

-Y qué ganan?- dije

-Qué crees que ganan?- dijo- mucho dinero

-No puedo creer que arriesguen su vida
por dinero- dije- es ridículo

-Puedo ir a mi clase de física?- dijo

-No- dije- dónde son esas carreras?

-La calle negra- respondio- es demasiado peligroso- dijo- no podes ir

-Vos vas a ver las carreras, no?- dije

-Sí- dijo

-Si a vos no te pasó nada, a mí mucho
menos- dije

-Me estás ofendiendo?- dijo

-Ya podes volver a tu clase de fisica- dije levantándome y dejándolo solo

Si tenía que ir a esas carreras hoy a
detener a Pablo, lo haría.

Tengo un auto, ¿no? A la mierda las reglas.

Entré a la escuela de nuevo y los pasillos estaban llenos. Al parecer había terminado la primera clase.

Zoe estaba con sus amigas, hablando y riéndose acerca de cualquier estupidez. Me acerqué a ellas y me puse delante de Zoe, mirándola fijamente.

Tenia una cuenta pendiente con
ella.

-Hola, Camila- dije a propósito y luego
sacudí la cabeza- perdón, tu nombre
es Zoe, verdad?- pregunte- es que a veces suelo llamar a las personas por el
nombre equivocado, digo, por el nombre de gente más importante- rei- es que lo aprendí de alguien

Ella sabe perfectarmente de lo que estaba hablando.

Su cara ardía y sus amigas estaban
bastante confundidas.

Me aleje de ellas y vi a mis amigas a lo lejos.

Me acerque a ellas y nos fuimos a nuestra siguiente clase.

Esperé toda la tarde a que mi papa y
Luz se fueran.

Ya era de noche y en serio necesitaba salir a detener a Pablo. Al final es mi amigo, y lo quiero. No quiero que le
pase nada.

Pero algo no me dejaba salir, y ese algo era Bautista.

El nunca está en casa, y justo cuando necesito que no lo esté, está tirado en su cama.

¿Cómo lo saco de aca?

Entré a su habitación y me senté en su
cama.

-Bauti- dije

Eres mía, princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora