Capítulo 25

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El viento soplaba suavemente contra las ventanas, creando un ruido constante que acompañaba el pesado silencio en el interior de la casa. Me encontraba sentado en el borde de la cama, observando la tenue luz que se filtraba a través de las cortinas. Estaba listo para salir, con el abrigo puesto y las llaves en la mano, pero había algo que debía enfrentar antes de cruzar la puerta. Sabía que tenía que hacerlo, tenía que hablar con Jungkook y enfrentarlo.

Con las piernas temblorosas me levanté y comencé a bajar las escaleras hasta llegar a la cocina. Jungkook estaba afilando los cuchillos con una precisión meticulosa. Sus músculos se tensaban y relajaban con cada movimiento, reflejando su fuerza contenida.

Al verme entrar, levantó la mirada, sus ojos oscuros, fijos en los míos, con una intensidad que me dejó sin aliento por un momento. Me acerqué a él, tratando de mantener mi voz firme.

Una vez estuve frente a él, solo separados por una mesa, me armé de valor, sabiendo que la conversación que estaba a punto de tener podría desencadenar consecuencias impredecibles.

—Jungkook, necesito salir —dije, mi voz temblando ligeramente. No era fácil pedirle algo al hombre que tenía tu destino en sus manos.

Jungkook dejó de afilar el cuchillo y lo colocó cuidadosamente sobre la mesa sin apartar la mirada de mí. Pude ver cómo su expresión se endurecía, sus ojos se estrechaban y sus labios se curvaban en una línea delgada.

—¿Salir? —repitió, su voz grave y controlada—. ¿Y a dónde piensas ir?

—Quiero ver a Namjoon en el hospital —respondí, sintiendo el peso de sus ojos sobre mí—. Necesito asegurarme de que esté bien.

Jungkook cruzó los brazos sobre su pecho, sus músculos aún más prominentes bajo la luz de la cocina.

—¿Quieres verlo? —murmuró, su tono lleno de incredulidad—. ¿Es eso lo que quieres hacer?

Sentí un escalofrío recorrer mi espalda. La tensión en el aire era palpable, y sabía que debía tener cuidado.

—Jungkook, Namjoon es mi amigo. Él no tiene que ver con... todo esto —gesticulé vagamente alrededor, refiriéndome a la situación en la que estábamos atrapados.

Jungkook alzó una ceja y dejó escapar una risa amarga. Se empezó acercar a mí, rodeando la mesa hasta reducir la distancia entre nosotros.

—¿Amigo? —repitió, su voz teñida de sarcasmo—. ¿Es así como te refieres al hombre al que le abriste las piernas?

El silencio que siguió a sus palabras fue tan difícil de soportar. Me quedé helado, sus palabras golpeándome fuertemente. Mi respiración se hizo superficial, y mi mente buscaba desesperadamente una forma de responder sin empeorar la situación.

—Jungkook, lo de Namjoon fue antes de que yo supiera… —traté de explicarme, pero él levantó una mano, deteniéndome en seco.

—No quiero oír excusas, Taehyung —interrumpió, su voz ahora más baja, pero cargada de peligro—. Parece que aún no te queda claro que me perteneces, que nadie más que yo tiene derecho a ti, y si alguien se cree con derecho, entonces lo eliminaré.

Tragué saliva, mientras sus palabras resonaron en la pequeña cocina, y un nudo de miedo y desesperación se formó en mi estómago. La firmeza en su voz dejaba claro que no había espacio para la negociación.

Intenté mantener mi postura, aunque mis piernas temblaban ligeramente. Sabía que debía ser cuidadoso, que un movimiento en falso podría desencadenar su ira de manera incontrolable. Respiré hondo, intentando no dejarme intimidar.

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⏰ Última actualización: Sep 23 ⏰

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Mi Dulce Sufrimiento. [KookTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora