O5: Semillas de sospechas

65 7 0
                                    

Taehyung observaba la ciudad a través de la ventanilla del coche, mientras las luces nocturnas de Boston parpadeaban como destellos de una vida que, para él, siempre se sintió distante. El evento de moda en el Museo Isabella Stewart Gardner era un compromiso que hubiera preferido evitar, pero las presiones familiares y las expectativas de su matrimonio con Chaerin lo obligaban a cumplir con su papel.

Ruby, sentada a su lado en el asiento trasero, revisaba detalles en su tableta. A pesar del bullicio que les esperaba, el ambiente en el auto era tranquilo, solo interrumpido por el suave rugido del motor. Ruby lo conocía demasiado bien para ignorar la tensión en su rostro, así que, con un tono suave, rompió el silencio.

—Taehyung, ¿estás seguro de querer hacer esto hoy? —preguntó, refiriéndose tanto al evento como a lo que estaba por discutir.

Taehyung desvió la mirada hacia ella, su expresión seria pero vulnerable. —No lo sé, Ruby... —susurró, llevándose una mano al puente de la nariz, como si quisiera aliviar la presión que sentía—. No debería estar aquí, en este evento. Debería estar con Jungkook.

Ruby, siempre empática, asintió. —Lo sé, pero esto es parte de la fachada, ¿no? Mantener las apariencias con Chaerin hasta que puedas resolverlo.

—No es solo eso —Taehyung bajó la voz aún más—. He estado pensando en pedirle matrimonio a Jungkook. Quiero que él sea mi futuro. No importa lo que pase con Chaerin o lo que diga mi familia. Quiero enfrentarla y decirles que pido el divorcio.

El silencio que siguió a su confesión pareció detener el tiempo en el coche. Ruby relajó sus facciones suavemente, dejando de lado la tableta y girándose hacia él.

—Taehyung, creo que es lo mejor que podrías hacer. Jungkook te hace feliz de una manera que nadie más puede. Si estás listo, lo apoyo completamente. Pero sabes lo complicado que será, sobre todo por Chaerin y tu familia.

Taehyung suspiró, sabiendo que Ruby tenía razón. Pero la decisión ya estaba tomada en su corazón. —Sé que no será fácil, pero Jungkook es lo único que realmente me importa ahora. Quiero que sea parte de mi vida, oficialmente, no más secretos.

Ruby sonrió, apoyando una mano en el hombro de su jefe. —Lo sé. Y estaré aquí para ayudarte en lo que necesites, siempre.

El coche se detuvo frente al museo, donde una multitud de fotógrafos ya aguardaba. Las cámaras empezaron a disparar en cuanto reconocieron el coche de Taehyung. Su presencia en este tipo de eventos era rara, lo que hacía que su llegada fuera aún más llamativa.

—Listo para las cámaras —dijo Ruby con una sonrisa irónica, ajustándose el abrigo antes de abrir la puerta.

Taehyung respiró hondo. Por mucho que odiara estos eventos, sabía que era parte del papel que debía desempeñar. Aún así, en el fondo de su mente, su pensamiento estaba solo en Jungkook.

Ambos descendieron del coche, los destellos de las cámaras se dispararon con una intensidad que apenas les permitía ver. La llegada de Taehyung, un empresario conocido por su discreción e influencia, encendía la curiosidad de todos los presentes. Entre los flashes y el murmullo, las periodistas cuchicheaban entre sí.

—¡Es Kim Taehyung! —murmuró una de ellas con los ojos abiertos de la inmensa impresión—. Él nunca aparece en estos eventos.

—Es cierto —respondió la otra—. Es un completo misterio. Dicen que ni siquiera está casado, pero, ¿quién sabe?

Mientras tanto, Taehyung caminaba con paso firme, aunque internamente deseaba estar en cualquier otro lugar. Ruby, junto a él, captaba las miradas curiosas y murmuraba algo sobre cómo los paparazzi siempre estaban buscando carne fresca. Pero su atención se desvió rápidamente cuando vio una figura al otro lado del salón, Loren, acompañada de su asistente Giselle.

Dulce Insomnio » TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora