18: Luna de extracto de rosas

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La risa suave de Ruby llenaba la sala de estar, donde ella y Seokjin estaban cómodamente sentados en el sofá. El ambiente era relajado, entre risas y bromas, mientras terminaban de compartir algunas anécdotas después de la cena.

—De verdad, Jin, no puedo creer que dejaras caer el anzuelo justo cuando tu hermano atrapó ese pez —dijo Ruby, soltando una risita mientras acomodaba una almohada detrás de su espalda—. ¡Pobrecito! Seguro no te lo perdonó.

—No me lo ha perdonado hasta el día de hoy —respondió Seokjin, riendo también, recostado contra el respaldo del sofá—. Lo peor fue que llevaba semanas hablando de ese maldito pez. Y cuando por fin lo tiene, yo, el "experto" —dijo haciendo comillas con los dedos—, tiré el anzuelo al agua antes de que pudiéramos sacarlo. Se nos fue de las manos en un segundo.

Ruby negó con la cabeza, divertida.

—Menos mal que no te dedicas a la pesca —bromeó, levantándose para ir a la alacena y regresar con una caja de minidonas y una bolsa de chips—. ¿Te apetece algo más? Siempre tengo algo dulce guardado por aquí.

Seokjin la miró con una sonrisa mientras tomaba una minidona.

—¿Cómo no iba a querer? Eres la mejor anfitriona, Ruby —dijo antes de darle un mordisco—. Debería invitarme más seguido. Pero oye, volviendo a mi hermano… Después de ese desastre, me hizo prometer que nunca volvería a acompañarlo a pescar. Y te lo digo, lo dice en serio hasta hoy.

Ruby soltó una carcajada, cubriéndose la boca con la mano.

—Tu hermano debe ser de lo más terco —dijo mientras tomaba un chip de la bolsa, disfrutando el momento.

De repente, el sonido suave pero insistente del llanto de Cassandra, la hija de Ruby, llenó el aire. Venía de la habitación contigua. Ruby se puso de pie de inmediato.

—Es Cassie, se ha despertado —dijo con una sonrisa mientras se dirigía a la habitación.

Seokjin se acomodó en el sofá mientras la veía alejarse, escuchando el leve arrullo de Ruby tratando de calmar a la pequeña. No pasó mucho tiempo antes de que ella regresara con Cassandra en brazos, la niña, de un año y medio, estaba aún medio adormilada, con los ojitos llenos de sueño y su carita apoyada en el hombro de su madre.

—Mira quién se ha despertado. Creo que quiere decirle buenas noches a Jin —bromeó Ruby, sentándose de nuevo en el sofá, acunando a Cassandra que seguía frotándose los ojos.

Seokjin, con una sonrisa tierna, extendió los brazos hacia la pequeña.

—Ven aquí, princesa. A ver si me recuerdas —dijo suavemente.

Ruby le entregó a Cassandra con cuidado. La niña miró a Seokjin con curiosidad, algo tímida al principio, pero poco a poco se fue acomodando en sus brazos. Él la sostuvo con naturalidad, apoyándola contra su pecho y balanceándola de un lado a otro.

—Ya está, todo está bien —le susurró, acariciando suavemente su espalda—. Parece que alguien estaba teniendo un sueño agitado.

Cassandra dejó escapar un pequeño suspiro, acurrucándose más contra Seokjin mientras su respiración se iba calmando.

—Le caes bien —comentó Ruby, sonriendo al ver cómo su hija se tranquilizaba rápidamente en brazos de él—. No se calma con cualquiera.

—Es que tengo mis trucos —dijo Seokjin, guiñando un ojo mientras seguía meciéndola con suavidad—. A lo mejor es porque sabe que, cuando crezca, yo le voy a contar todas las historias más divertidas sobre su mamá.

Ruby se rió suavemente mientras veía cómo Cassandra comenzaba a dormirse otra vez, acurrucada en el pecho de Seokjin, quien la sostenía con todo el cuidado del mundo, disfrutando del momento.

Dulce Insomnio » TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora