27: El vals de la falsedad.

89 7 0
                                    

El traqueteo del metro llenaba los silencios cómodos entre Ruby y Jin mientras compartían un par de sodas y sándwiches. La pausa en sus horarios había sido un acuerdo tácito, un escape necesario de la intensidad diaria en la empresa.

Jin dio un sorbo a su bebida, apoyándose contra el respaldo del banco de metal.

—Entonces... lo sabía. —Su tono era neutral, pero sus cejas levantadas dejaban ver que todavía estaba procesando lo que Ruby le había confesado minutos antes.

Ruby le lanzó una mirada de advertencia, bajando ligeramente la voz.

—¿Qué sabías exactamente? Porque no creo que todo esto.

—Que Taehyung no era tan... convencional como aparentaba. Lo noté desde el primer día, Ruby. Pero esto... —Hizo un gesto vago con las manos, como si buscara las palabras—. Lo del matrimonio y la relación secreta... No sé ni qué decir.

Ruby suspiró, mirando su soda como si allí pudiera encontrar respuestas.

—Ni yo sabía cómo contártelo. Pero necesitaba hacerlo, Jin. Todo esto me está pesando demasiado, y tú eres la única persona en quien puedo confiar.

—¿Y por qué yo? —preguntó con una sonrisa sarcástica, aunque sus ojos mostraban un destello de comprensión.

—Porque sé que eres leal —respondió Ruby, segura—. Y porque también sé que no vas a juzgarlo.

Jin asintió lentamente, jugando con la pajilla de su bebida.

—Bueno, tienes razón en eso. No lo juzgo... aunque sí me sorprende. Siempre sospeché que podía ser gay, pero esto es un nivel completamente nuevo.

Ruby soltó una pequeña risa, como si el comentario hubiera aliviado la atmósfera cargada.

—Bueno, ahora sabes todo. Y por favor, prométeme que nunca dirás nada.

Jin levantó la mano, como haciendo un juramento solemne.

—Palabra de Kim Seokjin. Nadie sabrá nada de mi parte. Pero si me necesitas para algo, aquí estoy.

Ruby le dio un suave golpe en el brazo, agradecida.

—Gracias, Jin. De verdad.

El tren se detuvo en una estación, y por un momento ambos quedaron en silencio, mirando las puertas abrirse y cerrarse antes de continuar su recorrido.

—¿Sabes qué es lo peor? —añadió Ruby después de un rato, con un tono más ligero—. Hoy regresa de Hawái, como si nada hubiera pasado.

Jin arqueó una ceja, llevándose la soda a los labios.

—Espero que se haya divertido... en todos los sentidos.

Ruby soltó una carcajada inesperada.

—¡Eres un idiota! —dijo entre risas, sacudiendo la cabeza.

—Solo digo lo que todos pensamos —replicó Jin, alzando los hombros con una sonrisa traviesa.

Ruby se levantó, sacudiéndose el abrigo.

—Anda, terminemos esto. Tengo que recogerlo más tarde con Ruben, y tú deberías ponerte a trabajar también.

—Sí, sí, como si trabajar fuera más divertido que esto.

Ambos salieron del vagón con pasos tranquilos, dejando atrás el ruido del metro y llevándose consigo un secreto que, sin saberlo, podría cambiarlo todo.

Ambos salieron del vagón con pasos tranquilos, dejando atrás el ruido del metro y llevándose consigo un secreto que, sin saberlo, podría cambiarlo todo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Dulce Insomnio » TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora