Una danza entre la quietud de la noche y los susurros del corazón, una historia de amores imposibles que florecen en los rincones más oscuros de la vida. Kim Taehyung, un hombre cuya vida está forjada en la ambición y las apariencias, carga con el p...
Chaerin estaba sentada en su lujosa oficina, la luz del sol iluminando el espacio con un resplandor dorado. Sus ojos se posaron en la carta dorada que había llegado por la mañana. La invitación para "La Fiesta de los Desnudos" brillaba intensamente, y al contemplarla, se sintió atrapada en una mezcla de emociones. ¿Qué significaba realmente esta invitación para ella? La imagen de Taehyung, su esposo en un matrimonio arreglado, cruzó su mente. Aunque su relación carecía de amor, su corazón aún anhelaba lo que jamás tendría. La idea de que su amor era solo una fantasía la llenó de melancolía.
Bianca, su asistente y confidente, entró en la oficina en ese momento, interrumpiendo sus pensamientos.
—¿Qué tienes ahí? —preguntó, inclinándose hacia el escritorio.
Chaerin apartó la mirada de la carta y sonrió con una mezcla de desafío y tristeza.
—Una invitación para la fiesta de los desnudos —respondió, dejando caer el sobre sobre el escritorio con un gesto deliberado.
Bianca frunció el ceño, alarmada.
—¿Vas a asistir? Eso podría traer complicaciones... —dijo, con una clara preocupación en su voz.
Chaerin sostuvo la mirada de Blanca, sintiendo la adrenalina fluir por sus venas.
—Voy a ir —afirmó, su voz firme—. Me importa una mierda lo que piense o dirán las redes.
—Chaerin, de verdad piensas que eso es una buena idea. Hay... orgías, drogas y cosas que podrían perjudicar tu imagen —Bianca se preocupaba cada vez más.
Chaerin suspiró, irritada.
—No estoy preocupada por mi imagen —replicó, apretando los labios—. Estoy cansada de vivir en la sombra de un matrimonio que nunca elegí. ¿Acaso no entiendes que esto es una oportunidad para ser libre, aunque sea por una noche?
Bianca parecía dudar, pero Chaerin continuó.
—Taehyung me dejó claro que su amor por mí es solo una fantasía mía que nunca sucederá. Estoy herida por eso, ya estoy herida. No quiero seguir sufriendo en silencio mientras él vive su vida sin mirar atrás.
Chaerin tomó la carta de nuevo, observándola con una mezcla de emoción y determinación.
—Si decido asistir, lo haré. Es hora de que busque algo nuevo, incluso si eso significa ir a un lugar como este.
Blanca no podía ocultar su preocupación.
—Esto podría complicar más las cosas entre ustedes. No quiero que termines lastimada.
Chaerin soltó una risa amarga.
—¿Lastimada? —repitió, con un brillo desafiante en sus ojos—. Ya estoy destruida, Bianca. ¿Qué más podría pasarme?
La tensión en la habitación era palpable. Chaerin se sintió viva, casi liberada, ante la idea de deshacerse de las cadenas que la ataban a su situación actual.
—Estoy asegurada para la fiesta, y nada va a cambiar eso —dijo con resolución.
Bianca asintió, aunque su expresión reflejaba una mezcla de admiración y preocupación. Chaerin sonrió, sintiendo que quizás esta era la primera vez en mucho tiempo que tomaba el control de su vida.
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