02

158 25 4
                                    

Izuku no era gran fan del alcohol, en realidad no soportaba grandes cantidades por lo que solía esquivar las bebidas de toda clase. Pero en aquella ocasión, donde Katsuki lo dejó en medio de la cafetería super feliz de ser futuro papá. Izuku se vio en la necesidad de ir a un bar.

Al no ser un gran bebedor, eligió un lugar cercano, no le importaba si alguien lo reconocía por ser Deku, el héroe prometedor peleando para ingresar al top10 del ranking. En ese momento solo quería olvidar todo.

—Realmente soy patético —Se dijo así mismo cuando ya estaba por la segunda cerveza. Se había sentado en el lugar más lejano y oscuro para evitar problemas.

Pensando en el pasado, se quiso golpear cuando recordó que quién los había juntado de manera indirecta, fue él. Izuku solía odiar cuando Bakugo insultaba o peleaba con gente que no le había hecho nada y al ser amigo de Uraraka, constantemente los sacaba a ambos a pasear.

El solitito había cavado su propia tumba y recién se daba cuenta años después.

—¡Soy patético! —exclamó empezando a beber de golpe todo el contenido de la cerveza.

Ahora entendía porqué desde un inicio jamás tuvo oportunidad. Había hecho de cupido y disparó la flecha en el lugar equivocado.

No pues que gran heroe

El camarero se acercó y estaba seguro que ya lo había reconocido. Pues estaba entre nervioso y curioso. Izuku no lo culpaba, era raro ver a los héroes borrachos, la mayoría de veces iban a bares exclusivos para gente importante donde no se permitía cámaras ni prensa.

Su cabeza daba vueltas, la idea de tener que enfrentar otra vez a Katsuki, no le hacía gracia. En realidad, toda su existencia ahora mismo le parecía sin sentido. Había estado corriendo en el camino de un amor y ahora que veía el final, se sentía vacío.

Izuku se encontraba tan borracho, que cuando se dio cuenta, había dormido más de media hora sobre la mesa lamentándose sobre su romance unilateral. Cuando despertó, todo le dio vueltas, pero al menos el dolor en el pecho ya no estaba. Se levantó, algo dentro suyo le dijo que debía irse a casa. Así que trató de hacerlo, pero tropezaba a cada paso.

El camarero se acercó y con amabilidad lo ayudó a retirarse del bar. Izuku logró murmurar un gracias y empezó a irse por sí solo.

La fachada de sobrio le duró medio metro, pues apenas el camarero ingreso de nuevo al interior del bar, Izuku tropezó y se fue de cara al frío pavimento.

Quisiera arrepentirme de enamorarme de él. Quisiera odiarlo, pero no puedo. No me equivoque de amor, me equivoque de vida...

Izuku pensaba dentro de su borrachera. Tratando de levantarse e ir a casa por fin. Levantó la mirada y vio dos semáforos, bueno, era solo uno, pero él juraba que eran dos y se movían de un lado a otro.

—D-debo...debo ir a c-casa... —balbuceó. Tambaleante se acercó al borde de la vereda.

Observó el semáforo y noto que seguía en rojo para los peatones. Se mordió el labio, quería vomitar. El semáforo ahora paso a un color amarillo. Izuku se preparó para cruzar. El semáforo marcó en verde y entonces empezó a caminar para llegar al otro lado.

Lastima que Izuku estaba demasiado borracho para notar que un auto venía a toda velocidad. Lástima que fue muy lento para activar látigo negro. Pero en lo que no fue lento, fue en pensar en la única persona que había amado.

Katsuki Bakugo fue su último pensamiento antes de recibir el impactó que lo lanzó varios metros lejos. Sus ojos se cerraron.

.

.

.

.

.

.

.

.

Cuando los enormes ojos verdes volvieron abrirse, vio todo de cabeza. Sus manos colgando y solo podía observar verde.

Arrugó el entrecejo.

Miró hacia arriba y notó que sus piernas estaban atrapadas en una especie de soga. Como si hubiera caído en una trampa de caza.

Se sentía raro, trató de activar One for All, pero no sucedió nada.

¿Quizás estaba en el cielo? Era lo más probable. Había muerto de una forma tan patética, ni siquiera había entrado al top 10 aún. Sería una vergüenza para All Might. Dios y su mamá, se quedaría sola, era un pésimo hijo. Tampoco podría volver a ver a Katsuki y eso le ponía muy triste.

—Oi, deja de murmurar para que te pueda soltar, maldito inútil.

Esa voz gruesa lo hizo reaccionar. Miro al frente, aún colgando y volvió a ver aquellos ojos carmesí, la misma nariz, la boca y el cabello. Izuku definitivamente creyó que estaba muerto.

No podía ser posible que ahora mismo tuviera a Katsuki delante suyo, vistiendo una ropa extraña, con capa y tatuajes de tinta en los brazos.

—¿K-kacchan? —aquel estúpido apodo que le había puesto en la infancia y dejó de usarlo años después, salió de la pura sorpresa.

—¿Qué tontería dices? ¿Es algún idioma raro? —cuestionó apretando las mejillas de Izuku como si fuera un pez—, que feo animal.

Ok, definitivamente Izuku no entendía que sucedía, pero por alguna razón todo se sentía algo familiar.

Como si fuera él, pero en otro tiempo.


Borrador de El Amor de mi VidaWhere stories live. Discover now