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La mandíbula de Izuku cayó al suelo cuando desde el cielo pudo ver un enorme y brillante castillo con jardines tan grandes que juraba que ahí había gente perdida.

Seguía aferrado a Katsuki, como un bebé koala aferrado al tranco de un árbol. Mientras que solo su cabeza se estiraba para ver todo. Sus ojos brillaban maravillado, podía ver carruajes en la entrada al castillo, caballos, soldados con armaduras brillantes, damas con vestidos pomposos y a medida que iba descendiendo el dragón, todo se volvía más imponente, más mágico.

—Al ver tu estúpida cara, parece que de verdad no eres de aquí —Katsuki habló en su oído para que lo escuchara más claro.

Izuku tembló, sin embargo ignoró como sus mejillas se ponían rojitas.

—Pues claro, si hubiera mentido, estaría muerto por culpa de ese veneno —Se defendió el pecoso.

—Pues quizás y el veneno estaba mal.

—Oh, solo acepta que dije la verdad y listo, Kacchan.

—Cállate, Deku.

Katsuki dio un pequeño golpe con su talón al dragón y de pronto estaban bajando en picada. Izuku soltó un grito y por segunda vez, su alma casi se va de su cuerpo del susto. Las enormes alas del dragón creaban una sobra en todo el jardín y cuando aterrizó, Izuku vio como un árbol hermoso era destruido por la cola del animal.

—Este lugar no parece el indicado para aterrizar —murmuró Izuku, despegando su cuerpo de Katsuki para bajar del dragón.

—Es el lugar perfecto —Katsuki sonrió mirando detrás de Deku.

—Es mi jardín, Bakugo —Shoto se acercó con su caballo.

—Por eso.

Todoroki se baja y empieza a caminar por el enorme jardín. Izuku tenia muchas ganas de ingresar al castillo, pero al parecer ahí no estaban las famosas espadas.

—Este jardín es mi favorito, Shoto casi me lo regala, ¿verdad? —preguntó apagándose a Bakugo, pretendiendo darle celos.

—No, es mentira —respondió el bicolor neutral.

Uraraka se soltó del cenizo y se cruzó de brazos. Izuku opta por solo mirar todo a su alrededor.

Cruzaron una fuente enorme y arcos de flores para luego ver dos enormes puertas de oro puro.

—Aquí estamos, todo lo que veas aquí debe quedar en secreto —comunicó Shoto al pecoso.

Este asintió detrás de Bakugo. Las puertas se abrieron y Uraraka fue la primera en ingresar. Los ojos del peliverde identificaron cosas que le eran familiares.

Una capa amarilla y vieja, una estatua enorme de All Might. Vio por ahí, cuadros donde se mostraban personas parecidas a Aizawa y Mirko. Sin embargo, algo le decía que ya no estaban vivos.

—Aquí están —Todoroki lo sacó de sus pensamientos.

Miró adelante y observó en medio de aquel enorme museo, dos espadas al menos diez centímetros más grande que él, incrustadas en una roca. Estas parpadeaban y temblaban a medida que Izuku se acercaba maravillado.

—¿Esto le perteneció a All Might? —preguntó Izuku, genuinamente nostálgico.

En algún pasado, en su mundo, él también terminó heredando algo de All Might. One for All había recorrido por su cuerpo, dándole la oportunidad de cumplir su sueño de ser héroe, con aquel enorme poder pudo salvar a muchas personas.

Entonces cerró los ojos.

—¿Qué haces? —Uraraka miró extrañada al pecoso.

—S-solo quiero intentar algo —murmuró.

Llevó su mano al pecho y con los ojos cerrados, busco algo en su interior. Aunque era casi inexistente, pudo sentir una pequeña chispa. Su cuerpo tembló de nervios. Entonces trató de activar One for All. Al segundo que lo hizo, las espadas temblaron tanto que hasta la estatua de All Might se tambaleó. Empezaron a brillar y la roca donde estaban se hicieron grietas.

—¡Oh Dios! —Ochako chillo de terror y a la vez sorprendida.

Bakugo miraba fijamente las espadas y luego al pecoso. Shoto sujetó de pronto a Izuku y lo acercó a las espadas.

—Trata de sacarlas —pidió amable, pero se podía notar la emoción en su voz.

—N-no sé si deba hacerlo, yo no soy de este mundo —Izuku estaba inseguro. No podía solo venir y tomar algo tan preciado.

—Solo hazlo, maldición —Bakugo se acercó y sujetó la mano de Izuku—, si las espadas reaccionan ante ti, es por algo, no seas cobarde —Con su mano sobre la del pecoso, sujetó el mango de la espada.

Izuku tembló, pero igualmente tiró hacía arriba y con algo de dificultad al principio, logró sacar la primera espada. Cuando fue por la segunda, se detuvo por unos instantes.

"No podría usar dos espadas a la vez" De por si, la que tenía en la mano derecha le parecía pesada, con la segunda ni siquiera podría moverse bien. Entonces observó a Kacchan, quien miraba la segunda espada con mucha admiración.

"Kacchan también es fan de All Might en este mundo"

Una sonrisa se formó.

—Kacchan, ayúdame a sacar la segunda espada —pidió.

—¿Eh? No, idiota, solo los elegidos pueden cargarlas, y no quiero jodidas sobras de inu-

—Yo quiero y deseo que la tomes, al final soy muy débil para cargar con ambas —Izuku miró fijo a Kacchan.

El cenizo gruñó molesto, pero no se negó. Se acercó a la espada y la sujetó del mango para luego tirar de ella hacia arriba. A diferencia de Deku, le fue más fácil sostenerla. Las espadas seguían brillando, pero ya no temblaban.

Ochako chilló emocionada.

—¡Le diste permiso! ¡por eso Bakugo-kun también puede sostener la espada! ¡Igual cuando All Might le dio permiso a Aizawa para luchar juntos! —Daba brincos, sintiendo que estaba presenciando historia.

Y ver a Bakugo con una espada le ponía colorada. Shoto hizo una leve reverencia y Uraraka le siguió.

—Bienvenido a este mundo, heredero de All Might —dijeron los dos.

Deku se sonrojó, pero por alguna razón, se sentía bien tener la espada en sus manos. Quizás su mundo y este mundo no eran tan diferentes. Quizás podría ser el héroe que no pudo lograr ser en su mundo.

Quizás aquí podría demostrar de que estaba hecho y no morir por un corazón roto. Porque aquí también era el heredero del mayor héroe.

Y lo mejor de todo, es que lo era junto a Kacchan.



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Cece: Por Dios, me da verguenza la redacción de esta primera versión.

Borrador de El Amor de mi VidaWhere stories live. Discover now