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Izuku había aprendido una cosa de aquel mundo: Aunque las personas eran iguales a los que el conocía, sus costumbres y las reglas que regían ese mundo eran muy diferentes.

De primera, los héroes no existían y el único que habían conocido fue All Might. Segundo, tener un animal familiar era como tener tu tarjeta de identificación ante el resto de personas y por último, pero no menos importante, Katsuki Bakugo era un buen líder a pesar de tan solo tener diecinueve años.

¡DIECINUEVE AÑOS! Era algo que Deku no había podido darse cuenta hasta que se miró en el reflejo del lago. Se veía mucho más joven.

Al parecer ahora era cuatro años más joven. Y su cuerpo había perdido fuerza muscular por lo mismo. Sin embargo, aprender a usar una espada no le fue algo de otro mundo, bueno, quizás si, literalmente estaba en otro mundo. Pero al menos no era algo descabellado. Y con ayuda de Iida, quien al parecer era un caballero leal de Todoroki en aquel mundo, pudo aprender cosas asombrosas como verter maná en la espada. Cada vez que la parte filosa desprendía un brillo verde y rojo se sentía como un niño con juguete nuevo.

Pero eso no quitaba el hecho de ser derribado con facilidad por Kacchan, quien lo entrenaba a base de enfrentamientos.

—¡Levántate! ¡Así solo seras carne muerta en menos de un minuto! —Katsuki clavó la punta de la espada al costado del cuerpo de Deku, quien estaba tumbado en el suelo sudado y jadeante.

Kacchan sería exigente en su mundo, en este y quizás en cualquier otro universo. De eso estaba muy seguro. Solo pudo sentarse mientras se limpiaba el sudor que caía por su frente. El sol estaba en su punto más alto y la camisa se le pegaba a su abdomen por las constantes veces que era lanzado al lago por Kacchan.

—Estoy cansado, estamos desde hace horas aquí y estoy seguro que me voy a enfermar si me sigues tirando al agua —Izuku se quejó. No era muy fan de ser quejoso, pues había pasado por peores entrenamientos para recibir One for All en el pasado, pero era más su cansancio mental que el físico.

Tenia recién tres semanas en aquel lugar y las cosas que aprendía y conocía le eran asombrosas, pero no quitaba aquella pequeña angustia de su pecho. Mientras aprendía sobre la magia, comida y costumbres. También se preguntaba: ¿Cómo estará mamá? ¿Kacchan sabrá que ya no estoy? ¿Qué pasará con el legado de One for All?

Quizás por eso había estado perdiendo tan seguido, aunque podía moverse bien con la espada, su motivación no estaba al 100% por aquellos pensamientos. Su existencia se basaba en salvar a los demás y adorar a Kacchan. En un parpadeo había perdido ambos incentivos.

No podría salvar a nadie, ni siquiera estaba seguro de lo que estaba destinado hacer allí, había perdido a Kacchan y ahora solo podia ver a una persona que no poseía ningún recuerdo de ellos dos de niños o sus batallas en la U.A o la vez que Kacchan salió en plena lluvia a buscarlo cuando la liga de villanos estaba cazandolo.

Aunque ambos eran iguales físicamente, aunque sus personalidades parecían la misma, con aquel precioso vocabulario poco refinado. Sus recuerdos eran diferentes, sus creencias también y quizás hasta sus costumbres. Pero de lo que sí estaba muy seguro es que tanto en su mundo como en este, Katsuki Bakugo estaba destinado a estar con Uraraka. Y eso, aquel detalle era lo que más le dolía, porqué aunque tenía claro que no debía comparar a su Kacchan con Kacchan, saber aquello le molestaba.

Oh vamos, El héroe Bakugo jamás dijo ser gay. Izuku igualmente se enamoro. Era obvio que este Bakugo seria igual.

Su ceño se frunció. Ahí, tirado en el suelo, con frío y mirando como Katsuki era atendido por Uraraka quien le secaba el sudor de la frente. Se levantó con espada en mano.

Borrador de El Amor de mi VidaWhere stories live. Discover now