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Izuku cayó de golpe contra la hierba; algunas hojas se levantaron por el impacto y se mezclaron con su cabello. Pero no le importó, seguía sin poder quitarle la mirada a aquel sujeto que era idéntico, no, podría ser perfectamente un clon del héroe Katsuki Bakugo.

Su mente seguía con esa idea de que había muerto; era la única explicación medianamente razonable. ¿Acaso los manhwas de reencarnación o viajes entre mundos eran ciertos?

—¿Qué eres? —cuestionó de forma brusca aquel sujeto igual a Kacchan.

El pecoso se levantó despacio, alzando los brazos en son de paz; ese Kacchan se veía algo salvaje. Apenas estuvo de pie, se dio cuenta de algo: tenía puesto su traje de héroe. Arrugó el ceño de la pura confusión. Él recordaba estar con otra ropa antes de aquel choque. Era practicamente imposible que él haya ido a un bar a mitad de la noche con su traje. Ni siquiera con el corazón hecho trizas se atreveria a manchar su reputación como heroe, no cuando luchó tanto por su licencia, tanto por graduarse sin morir en el intento.

¿Había muerto... realmente lo había hecho? Su existencia se esfumó de una forma patética; ni siquiera podía recordar con exactitud qué o cómo había recibido el impacto. ¿Por qué no activó Látigo Negro? En su carrera como héroe, muchas, realmente muchas situaciones donde no podía moverse le habían sucedido, pero en ese instante, algo le prohibió reaccionar. Quizás el alcohol, o la resignación.

Volvió a tratar de usar One for All, pero nada; simplemente la pequeña flama del poder ya no estaba. Izuku empezó a ser más consciente de que había quizás muerto sin entregar a nadie aquel poder. El legado de One for All quizás se había perdido por su culpa, por su descuido, por ser un idiota sentimental.

All Might había confiado en él y lo primero que hizo fue decepcionarlo. ¿Qué clase de héroe era? Ya ni siquiera podía usar aquel poder; aquel lugar era extraño, todo era raro. Izuku empezó a sollozar del puro pánico de pensar que todo lo que su mente maquinaba era cierto.

—¡¿AH?! ¡¿De qué lloras?! Solo pregunté qué demonios eras —Aquel Kacchan (no habia otra forma en la cual Izuku podria referirse a él) abrió sus ojos al verlo llorar tal cual magdalena. La mirada carmesí de aquel sujeto parecia extrañado por el compartamiento tan infantil de Izuku.

—E-es que... ¡Waaaaa! Soy el peor héroe.... ¡Me morí sin c-cumplir mi d-deber! ¡Waaaaa! —Izuku se sentía la peor persona del universo entero. Así que se cubrió el rostro para seguir llorando.

—Qué criatura más extraña y llorona —Kacchan parecia que odiaba ver a la gente llorar; a él le habían enseñado, al ser futuro jefe de su tribu, a cuidar a niños llorones.

Izuku era lo más llorón que había conocido. Su instinto protector le gritó que, al igual que su tribu, él debía protegerlo y parar su llanto. Aquel pecoso no representaba un peligro, lo sabía gracias a que no cualquiera caía en una trampa tan visible como en la que había caído aquel idiota.

Así que poniendo en acción sus años de experiencia tratando con niños molestos, levantó su mano y la hizo caer con suavidad sobre la cabellera verde de Izuku. Empezó a dar golpecitos suaves, enterrando a su vez sus dedos en aquel esponjoso enredo de rizos.

—Ya, ya, deja de llorar, maldito deku —susurró con cansancio.

Izuku dejó de llorar de golpe; le había dicho deku, como el Kacchan que él conocía. Como el amigo de la infancia que él conocía. Sintió que alguien le estaba consolando, aunque no parecía saber cómo hacerlo exactamente. Una vocesita en su cabeza le gritó que en realidad ese deku no era más que un insulto. Porque deku era un insulto, ese había sido su origen.

Se destapó el rostro para mirar hacia el rubio cenizo. Sus pestañas tenían gotitas de lágrimas por lo que no podía ver bien.

—L-lo siento, es solo que todo esto es muy difícil —confesó Izuku, limpiando las lágrimas.

—Solo necesito que me digas qué rayos eres.

—Soy un ser humano. Igual que tú —señaló lo obvio.

Kacchan rodó los ojos; eso lo sabía.

—No seas idiota, te pregunto por tu segundo género.

—¿Esto es como un mundo omegaverse o qué? —preguntó empezando a temer; él era super pasivo, pero no quería ser omega, no, nada de eso.

—¿Qué...? ¿Omegaverse? ¿Qué es esa mierda?

Izuku suspiró de alivio. Entonces negó rápido, para preguntar.

—¿Cuál es el segundo género?

—Obviamente tu animal familiar —Se señaló el abdomen, en una de las esquinas, casi por la cadera, tenía el tatuaje de un dragón—; cada tribu tiene un animal familiar que los representa al ser descendientes de ellos.

Los ojos de Izuku brillaron; ¡qué brillante mundo! Se inclinó del puro entusiasmo para tocar con sus dedos el tatuaje. El pecoso no lo notó, pero Kacchan tembló de pies a cabeza al no estar acostumbrado al contacto ajeno.

La mayoría de personas le temían; era el próximo jefe y su actitud con extraños no era la mejor. Pero ahí estaba, consolando a un conejo llorón.

—Esto de tener un segundo género es super interesante. ¿Él animal familiar determina algo en específico en sus descendientes? No sería raro, pues el adn estaría en todos ellos, ¿Cómo sería con los que tienen de segundo género a un gato? Deben de ser super tiernos, ¿Será que si tengo un segundo género?

—¡Deja de murmurar! —Kacchan gritó—, y déjame ver tu segundo género, debes tenerlo en alguna parte —Trató de quitarle el traje de héroe, pero no pudo.

—El traje es resistente —explicó—, y dudo mucho que tenga algo como eso —dio un paso hacía atrás.

—¡¿Qué carajos eres?! —Listo, la paciencia del cenizo se fue a otro planeta—, es obvio que debes tener un animal familiar, todos los tienen.

—¡No lo sé! ¡Ni siquiera se si todo esto es real o si tu eres real! ¡Acabo de llegar y lo primero que encuentro es a Kacchan! ¡Ni siquiera se por qué te digo Kacchan si ni siquiera eres Katsuki Bakugo! —exclamó Izuku alzando los brazos exasperado.

El más alto se queda quieto.

—¡¿Cómo demonios sabes mi nombre completo?!

—¡¿Te llamas Katsuki Bakugo?! —Izuku no entendía absolutamente nada.

Había olvidado por unos minutos que estaba supuestamente muerto y que era un mal héroe. Un heroe que se sumia en sus emociones, un heroe que dejaba un legado tan importante por un amor unilateral, genial. Ya podia ver como recibia el premio al "heroe más idiota de Japón"

—Eres extraño —gruñó con desconfianza. Ahora ya no le parecía un simple conejo llorón, ahora que era consciente de que aquel peliverde sabía su nombre, no podía dejarlo ir por ahí.

Kacchan o Kacchan #2 se alejó unos tres metros. Izuku creyó que lo dejaría por fin solo en su sufrimiento, se giró para irse a algún lugar, pero entonces una enorme ventisca que levantó hojas y tierra lo hizo girar de nuevo.

¡Un dragón!

Kacchan estaba montado sobre un enorme dragón rojo volando a unos metros del suelo. El cielo mostrando las estrellas detrás de aquel dragón con la sonrisa de orgullo de Kacchan le hicieron sonreír de la pura sorpresa.

—¡TU VENDRÁS CONMIGO, MALDITO DEKU! —Lo señaló desde el lomo del dragón.

El enorme animal voló hacía el tan rápido que Izuku cerró los ojos del susto, pero cuando los abrió estaba en el aire, siendo sujetado por las garras del dragón. Desde ahí pudo ver el bosque, el río, montañas, aves cruzar por su costado y en el horizonte el atardecer llegando a su fin para dar paso a la oscuridad.

Después de tanto tiempo, se sintió libre de presiones, nadie que le exigiera ser un buen héroe, nada de villanos detrás de él o el one for All y sobre todo, se olvidó que quizás nunca más regresaría a su mundo.

Borrador de El Amor de mi VidaWhere stories live. Discover now