Cuarenta y cinco días sin Belcebú.
Observo el suave césped a mi alrededor y enchufo mi IPod. Me acomodo sobre mis propios brazos y suspiro mientras la música llega a mis oídos. A veces me parece verle en los lugares más inapropiados: en las fiestas de la fraternidad, en la cocina haciendo estallar la sarten, en la esquina de mi habitación sonriendo... Lo veo en todas partes.
A veces dudo incluso que sea una simulación de mi imaginación.-¿Que estas haciendo? -Erika, mi compañera de habitación se sienta a mi lado y me arranca los auriculares de un tirón. Tiene el pelo rubio con algunas mechas rosas y siempre viste muy estrafalaria. -¿Qué es esto? ¿Música clásica?
Yo asiento divertida.
-Me relaja.- ella hace una mueca y pone los ojos en blanco mientras me devuelve mi IPod.
-¿Vendrás esta tarde?-me quedo callada. Estoy un poco cansada de quedar todas las tardes y ponerme ciega de cervezas y marihuana. Esta no soy yo.-Estará Mikel.
-Mikel no es el problema.
En realidad, si lo era. Después de que intentara meterme mano mientras yo no podía ni abrir un ojo, decidí alejarme de él.
-¿Entonces? ¿No te cae bien?
-Me cae bien pero...
No sabia como llamar violador a alguien que era tu mejor amigo.
-Puedes decirlo, Pye. ¡Hay confianza!
-Es un poco pesado.
-¿Un poco?-Ella suelta una carcajada. -¡Es la pesadez en persona, nena!
Yo me río sintiéndome aliviada. No quería problemas después de todo, aunque "pesado" no es exactamente la palabra que usaría para definir a Mikel.
-Está tarde iré a la biblioteca. -Erika resopla como siempre y asiente.
-No deberías leer tanto. Un día te explotará el cerebro.
Hago una mueca y sonrío mientras recojo mis cosas y me levanto. Erika me sigue. Y de pronto, lo veo. Sus ojos amarillentos me recorren de arriba a bajo y ladea su sonrisa a un lado, como un depredador hazechando a su presa.
-¿Quien es ese bombón?-Erika me aparta a un lado y mira directamente. La miro extrañada. Es imposible. Ella no puede verle.
-¿De que color tiene los ojos?-Pregunta sorprendida.-¿Son amarillos?
Mi mandíbula cae hasta el suelo y vuelvo a mirar a Belcebú. Esta aquí.
Y pueden verle.
ESTÁS LEYENDO
Belcebú.
RomanceMe llamo Pye y en ocasiones veo angeles. Algunos me dicen que haga cosas buenas. Otros simplemente me ignoran. Ha aparecido un nuevo ángel: se llama Belcebú. Es un auténtico borde. Pero de alguna manera, ha despertado algo en mi interior, ya sea...