Soplo una y otra vez sobre el vaso caliente y trato de no quemarme agarrandolo con las mangas de mi chaqueta. Salgo de la tienda y miro al cielo durante unos segundos, echando de menos mi antiguo pueblo soleado y lleno de alegría. Cruzo la calle hacia uno de los parques infestados de niños y me siento sobre un banco a esperar.
-Has venido.-Suspiro y le obligo a sentarse a mi lado al ver sus muecas.-No creas que a mi también me apetece estar aquí muerta del frio.
-¿De que quieres hablar?-Pregunta con pesadez.
-Quiero respuestas.-Belcebú me mira a la espera de mis preguntas y hace un movimiento para que me de prisa.-¿Por qué has vuelto?
-Me aburría.-Su encantadora sonrisa pícara se asoma por primera vez en mucho tiempo y algo se remueve en mi interior.
-¿Por que te aburrias? ¿Crees que esa es una buena respuesta?
-Escucha Pye,-Suspira.- no voy a decirte lo que quieres oír, simplemente te voy a decir la verdad.
-¿Piensas que me voy a creer que te fuiste después de besarme por que te aburrias?
-Yo no te besé.-Suelta de repente. Me quedo petrificada niego con la cabeza.
-Eso da igual la cosa es qu...
-No. No da igual. Fuiste tú.-Trago saliva y los recuerdos me vuelven a la mente una y otra vez. -Y sé que no te arrepientes.
-¿Y eso que mas da?
-No puedes enamorarte de mi, Pye. No soy bueno para ti.
-¿Y te das cuenta ahora?-Suelto una carcajada.-No estoy enamorada de ti, tranquilo.
-Bueno...-Me mira con una mueca, no convencido del todo y me río intentando restarle importancia.
-¿Por qué has vuelto?
-No me quieren ahí arriba. -Hace una seña con el dedo alzandolo al cielo y frunce el ceño.
-¿Y porqué no?
-Si me hubiese quedado, te habrías enamorado de mí y yo habría muerto.-Evita mi anterior pregunta y me cruzo de brazos dejando el café a un lado.
-Eso no es verdad, ¿y por qué habrías muerto?
Él se encoge de hombros y sé que ya no va a responder a nada más, por lo que me levanto y camino hacia la parada de autobús para volver a la residencia.
-¡Pye, vamos!-Escucha gritar detrás de mí.-¡No te enfades!
-No me has aclarado nada.-Gruño tomando asiento. Sé que se ha vuelto invisible y está subiendo a mi lado, en todo caso para no tener que pagar el peaje. -Eres un maldito egoista.
-Si tu lo dices...-Se sienta a mi lado y sus ojos amarillos me observan durante unos instantes. -Estás guapa.
Me sonrojo de inmediato y trato de crear una cortina con mi pelo para que no me vea. Siento que su mano agarra mi mentón con fuerza y hace girar mi cabeza para mirarlo fijamente.
-¿Y dices que no estás enamorada de mi?-Sus ojos observan mi boca y me muerdo el labio, nerviosa. Trago saliva e intento apartarme pero él se pega aún más a mi. A pesar de lo pequeños que son los asientos, encajamos perfectamente.-No me gustó que te tirases a Mikel, pequeña Pye.
-Y a mi no me gusta que te tires a mi amiga.-Frunco el ceño y en ese momento deseo poder besarle. Él sonríe con malicia y acerca peligrosamente su cara a la mía. -Tu aliento me hace cosquillas.
Belcebú pasa una mano por mi cabello y esboza una sonrisa realmente extraña, como cuando tu padre te mira orgulloso de que seas su hija. Sin aguantar más, me acerco lentamente a él y uno mis labios a los suyos. En esta ocasión, no se parta ni desaparece. Siento como su lengua roza la mía y su mano acariciar mi mejilla mientras que mis manos se entretienen con su pelo, tirando de él. Muerdo su labio inferior y Belcebú gruñe tomándome con mas fuerza, lo que hace que me vuelva loca.
Siento como sus manos bajan hasta mi vientre y traspasan la ropa haciéndome cosquillas. Mi mano acaricia su mejilla con lentitud y a mi pesar, me aparto para tomar aire. Belcebú me mira de repente austado, como si hubiese visto un fantasma.Se aparta de mi con una rapidez brutal y sus ojos, ahora rojizos, se vuelven marrones, señal de que está asustado. Me señala con un dedo mientras yo me observo en el espejo de el móvil intentando ver algo fuera de lo normal, pero lo único que encuentro diferente son mis labios que están un poco más rojos e hinchados y el pelo algo alborotado.
-Tengo que irme.-Susurra Belcebú mirándome con desconfianza.
-¿Qué? -Mis ojos se abren como platos y niego con la cabeza.-No te puedes ir. Estás repitiendo lo de la última vez.
-Lo siento Pye. Te juro que nos vemos mañana o... -Mira al cielo como si la respuesta estuviese ahí.- O pasado mañana. ¡No lo sé!
-¡Belcebú no te atrevas a..!
Y desaparece. La poca gente del bus me mira como si estuviese loca y me hago un obillo, esperando que nadie se de cuenta de lo que acaba de pasar. Llego a mi parada y bajo realmente cabreada, decidida a no salir de la cama en todo el día, cuando choco con un dorso duro y fuerte. Alzo la mirada y me encuentro con una sonrisa realmente encantadora. Trago saliva.
-Tú.-Susurro. Él se ríe y alza una ceja.
-Volvemos a encontrarnos, borracha sin causa.
Sonrío y me cruzo de brazos. Me espera una buena tarde.
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Belcebú.
RomansaMe llamo Pye y en ocasiones veo angeles. Algunos me dicen que haga cosas buenas. Otros simplemente me ignoran. Ha aparecido un nuevo ángel: se llama Belcebú. Es un auténtico borde. Pero de alguna manera, ha despertado algo en mi interior, ya sea...