- ¿Dónde estoy? – Luego gruño. Esa es la típica pregunta que se hace en las películas y que nadie se digna a responder. Ocho pares de ojos me observan desde gran altura y me pregunto si estoy en el cielo o incluso si es un sueño. Sus rostros son totalmente perfectos, cada ángulo, cada gesto. Son ángeles.- Pienso.- Pero no tienen alas.
-Bienvenida, Pyedreida. -Una mano fría me agarra del hombro con fuerza y me impulsa para inclinarme sobre la cama. Intento apartarme, pero es demasiado fuerte y con las pocas fuerzas que tengo no intento resistirme.
-Me llamo Pye, no es...
-Eres Pyedreida. La princesa perdida. -Alzo la mirada, obligándome a mirar a los ángeles una vez más y la verdad es que sus rostros no son tan perfectos de cerca. Gruño cuando uno de ellos vuelve a intentar cogerme por lo que se abstiene y sonrío para mis adentros. -Tratadla con respeto, compañeros. No es un ángel cualquiera.
-Ni siquiera sabes si es un ángel. -Dice uno de ellos, que tiene una barba enorme y grisácea que debe llegarle hasta los pies. ¿Se hará trenzas con ella?- pienso. En ese momento el ángel me mira y gruñe, lo que provoca unas risas de fondo.
-Sé cuidadosa Pyedreida, esta es la Sala del Pensamiento. Todo lo que piensas podemos oírlo.
-Oh, vaya. - Digo simplemente. Analizo la sala: una habitación totalmente blanca sin ventanas y con una única puerta amarillenta en una esquina, lo suficientemente grande para que quepa una persona. - ¿Esto es el cielo?
-No, pequeña. -Dice uno de los ángeles, quizá en más joven de todos. Su pelo rojizo cubre la mitad de su cara por lo que no soy totalmente capaz de verle los ojos, aunque veo un destello amarillo en ellos. Extraño, ya que todos los demás ángeles tienen el cabello dorado y los ojos azules. -Esto es Mirintia, la ciudad de descanso de los dioses.
- ¿Y qué hago yo aquí?
-También es la enfermería. -Suelta el ángel de cabello rojizo.
- ¿No tenéis enfermerías en vuestras ciudades o qué? - Los ángeles se miran entre ellos y empiezan a murmurar unos entre otros, ignorándome totalmente.
-Princesa, le hemos traído un par de remedios caseros -Dice el ángel de la barba mientras saca dos pequeños frascos azulados y los deja a los pies de la cama. - que le ayudaran a estar como nueva después de estos meses.
- ¿Meses?
-Princesa, -Dice el ángel de pelo rojizo- lleva 3 meses dormida. Es hora de levantarse.
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Belcebú.
RomanceMe llamo Pye y en ocasiones veo angeles. Algunos me dicen que haga cosas buenas. Otros simplemente me ignoran. Ha aparecido un nuevo ángel: se llama Belcebú. Es un auténtico borde. Pero de alguna manera, ha despertado algo en mi interior, ya sea...