-¿Quieres que te ayude con las maletas?-Rose ni siquiera me deja responder y agarra cuatro bolsos pesados y los conduce hasta el coche. Salgo de casa y la miro por última vez.
-Prometeme que vendrás a visitarme.-Rose sonríe y me abraza con lágrimas en los ojos.
-Me prometí no llorar, nana.
-Pues no lo hagas.-Me besa en la frente y permanecemos unos minutos más abrazadas hasta que aparece Tina gritando. Se ha echo unas trenzas bastante graciosas a los lados de la cabeza como cuando éramos pequeñas y me dejaba peinarla. Corro hasta ella y la agarro con fuerza.
-Ojalá te vinieras conmigo, chuletas.
Ella se ríe ante el mote e infla las mejillas indignada.
-Eh, que ya no como tantas.-Suelto una carcajada y la abrazo por última vez.-Te quiero Pye.
-Te amo,Tina.-Abrazo a mis dos chicas como si no hubiese mañana y me monto en el taxi. Una vez dentro suspiro y miro por la ventana. Esto es más duro de lo que creía, pienso.
Observo a mi alrededor en busca de alguna señal de Belcebú. Algo. Lo que sea.
Han pasado veintidós días desde que Belcebú desapareció. Veintidós días que se están haciendo eternos y pesados. No se si va a volver, pero tampoco me hago ilusiones. El beso fue un error, pero no me arrepiento de nada.
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Belcebú.
RomanceMe llamo Pye y en ocasiones veo angeles. Algunos me dicen que haga cosas buenas. Otros simplemente me ignoran. Ha aparecido un nuevo ángel: se llama Belcebú. Es un auténtico borde. Pero de alguna manera, ha despertado algo en mi interior, ya sea...