cap 21: Un lugar seguro

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—No quería interrumpirlos. Soy Aaron, y vengo de una comunidad llamada Alexandria. Tenemos muros, gente, comida, medicinas y, sobre todo, seguridad —dijo el hombre con un porte amable y una carisma intacta, como si no hubiese conocido el nuevo mundo.

Avery y Erick intercambiaron miradas rápidas, la desconfianza era evidente en sus ojos. Aunque Aaron parecía inofensivo, ya no podían permitirse confiar en nadie. Cada nuevo rostro podía ser un enemigo, un riesgo que podría costarles más de lo que tenían. Avery, con el pequeño Tommy envuelto en sus brazos, se mantenía alerta.

El tal "Aaron" dio un paso adelante con cuidado, sosteniendo unas fotos que sacó de su mochila.

—Pueden echarles un vistazo. Estas son imágenes de nuestra comunidad —dijo con voz tranquila, extendiéndoselas.

Erick tomó las fotos con recelo, observándolas detenidamente. Se veían casas, jardines bien cuidados, incluso algunos rostros sonrientes, pero ¿quién podía saber si eso era real?

—¿Cómo podemos saber que esto no es una trampa? —preguntó Erick, sin disimular la hostilidad en su voz. La última vez que alguien les ofreció "seguridad", casi terminaron muertos.

Aaron no apartó la vista de él, manteniendo la calma.

—Podría ser, sí. Pero, sinceramente, ¿qué podría quererles quitar? —replicó con una media sonrisa. No estaba lejos de la realidad. Avery y Erick apenas tenían lo básico para sobrevivir, y en un mundo tan destrozado, la confianza era el mayor lujo que podían permitirse.

—Si te seguimos, vas primero. No te apartes de nuestra vista —añadió Avery, su tono firme mientras lo miraba con una mezcla de determinación y desconfianza. El peso de Tommy en sus brazos la anclaba a la realidad. Tenía que pensar en él, en su seguridad, y la idea de arriesgarse a confiar en un extraño era tan aterradora como tentadora.

—Por supuesto —respondió Aaron con serenidad, levantando las manos en un gesto de paz—. Les prometo que no se arrepentirán.

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Aaron los guio hasta un vehículo que estaba estacionado a pocos metros, cubierto por ramas y hojas para camuflarlo. Avery sintió un nudo en el estómago. Subirse a un coche con desconocidos en un mundo donde cada paso en falso podía ser mortal... Era una locura. Pero, mientras miraba el rostro dormido de Tommy, supo que no tenían muchas opciones. Necesitaban un lugar seguro.

Se acomodó en el asiento trasero con el bebé bien sujeto a su pecho. Aaron se sentó al lado de ella, mientras que Eric, su pareja, les dedicaba una sonrisa educada desde el asiento del conductor.

—No es curioso que nos llamemos igual —bromeó Eric, tratando de aliviar la tensión. Pero Erick, el hermano de Avery, no respondió. Sus ojos seguían fijos en el camino, los músculos de su mandíbula tensos.

El motor arrancó, y el auto comenzó a avanzar lentamente por la carretera desolada. Los árboles pasaban a ambos lados como sombras, sus ramas desnudas se alzaban hacia el cielo gris como dedos huesudos. Avery intentaba no dejar que el pánico la dominara, pero cada segundo sentía la presión de estar en un lugar tan cerrado con dos personas a las que apenas conocía.

—¿Cuánto falta? —preguntó, sin apartar la vista de Aaron.

—Unos treinta minutos, más o menos —respondió él amablemente, ajustándose el cinturón de seguridad—. Te prometo que, cuando veas Alexandria, vas a entender por qué estoy tan seguro de esto.

Ella no dijo nada, limitándose a asentir. La posibilidad de que fuera una trampa seguía flotando en su mente como un veneno. Pero, al mismo tiempo, no podía ignorar el tenue resplandor de esperanza que se encendía dentro de ella. Si Alexandria realmente era como él decía...

—¿Por qué arriesgarte a venir solo? —preguntó de repente, con la vista fija en el paisaje que pasaba rápidamente por la ventana.

Aaron la miró por un momento antes de responder.

—Porque quedarse quieto significa morir. Necesitamos gente como ustedes, para reconstruir lo que queda. Alexandria... necesita más que solo muros y recursos. Necesita personas que la mantengan unida, y cuando te vimos con el bebé, supe que tenías que ver el lugar por ti misma.

Avery lo evaluó en silencio, tratando de descifrar sus palabras. ¿Reconstruir? Esa era una palabra que había desaparecido de su vocabulario hacía mucho. La mayoría de las personas con las que se habían cruzado no querían construir; querían dominar, destruir o sobrevivir a costa de los demás. Aaron, sin embargo, hablaba con una pasión que parecía sincera. Pero, ¿hasta qué punto?

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El camino continuó en silencio hasta que la vegetación comenzó a ceder, dando paso a un área más abierta. En la distancia, Avery divisó algo que parecía imposible en ese mundo destrozado: un muro alto y robusto, erguido como una fortaleza en medio del caos.

El auto se detuvo frente a unas enormes puertas de metal. Avery tragó en seco, atrapada entre el instinto de salir corriendo y la curiosidad que no podía reprimir. Aaron bajó primero, indicando que ella lo siguiera. A pesar de sus dudas, Avery lo hizo, aún sujetando a Tommy firmemente contra su pecho.

Las puertas se abrieron lentamente, revelando un paisaje que parecía de otro mundo. Casas, jardines cuidados, personas paseando con sus mascotas, niños corriendo y riendo. Era como si el apocalipsis no hubiera tocado este lugar.

—¿Eso es...? —susurró Avery, sus ojos abriéndose con incredulidad.

—Alexandria —confirmó Eric con una sonrisa tranquila—. Bienvenida.

Avery dio un paso hacia adelante, sintiendo el peso de la decisión caer sobre ella como una losa. ¿Era este lugar real? ¿Podía permitirse siquiera creerlo?

—¿Y ahora qué? —preguntó Erick, su tono aún cargado de desconfianza mientras miraba a Aaron.

—Ahora —dijo Aaron, dándoles la bienvenida con un gesto de la mano—, los llevaremos con Deanna, la líder de nuestra comunidad. Ella les explicará todo.

Avery asintió lentamente, sujeta entre el miedo y la esperanza. Por ahora, se trataba de evaluar, de observar y de no bajar la guardia. Pero, al mismo tiempo, no podía ignorar el débil destello de posibilidad que se encendía en su interior.

Mientras caminaban hacia la gran casa en el centro de la comunidad, Avery miró a su alrededor. Las casas, la gente, los niños... Era tan irreal que dolía. Podrían haber encontrado un hogar. Pero ¿a qué costo?

Y la pregunta seguía resonando en su mente: ¿podrían realmente confiar en lo que estaban viendo?

La respuesta aún estaba lejos de resolverse.

Pero al ver esas personas felices y tranquilas solo le hizo recordar a su familia y lo mucho que deseaba que siguieran con vida.
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Si se reencontrarán ¿okey? Solo un poquito de paciencia y más diálogos para que pase.
Besos 💋💋

EL LEGADO DE LOS MUERTOS [TWD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora