El dolor de tu partida

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Hola a todos, como muchos habrán notado, eliminé algunos capítulos porque no me convencían del todo. He decidido reescribir ciertas partes para profundizar más en los en los sentimientos y en la escena tras la muerte de Jaehaerys, ya que en los textos anteriores sentí que todo quedó un poco superficial y apresurado. Espero que comprendan y disfruten de los próximos capítulos. ¡Gracias por su paciencia y apoyo!"

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Helaena apretaba el cuerpo de su hijo con una fuerza casi inhumana. Su ropaje se empapaba de sangre con cada segundo que pasaba, pero a ella no le importaba en lo más mínimo.

Su cuerpo se mecía, hacia adelante y hacia atrás, como si en ese vaivén pudiera escapar de esa pesadilla. "No, no, no, mi hijo no. Dioses, no", murmuraba para sí misma, Cada palabra era una súplica desgarradora lanzada al vacío de una habitación que ya no reconocía.

Los sonidos de la habitación, los murmullos de los sirvientes, el llanto de Alicent, el eco de pasos apresurados, todo eso se desvanecía en un zumbido distante e insignificante. Solo existía el peso muerto de su hijo en sus brazos y un vacío que crecía segundo a segundo en su pecho.

Aegon, a quien ella había sentido a su lado, acercó una mano temblorosa a su hombro. 'Cariño, dejemos que...' intentó decir, pero sus palabras se ahogaron en un sollozo. Helaena no le prestó atención; cada fibra de su ser gritaba. Estaba más allá del consuelo, más allá del dolor mismo, suspendida en un limbo de negación y desesperación. Se negaba a aceptar la realidad. En su mente, los recuerdos de su pequeño pasaban como estrellas fugaces: la primera sonrisa, sus primeros pasos, el sonido de su risa, cada recuerdo era ahora una daga que se clavaba en su alma.

Le habían arrebatado no solo a su hijo, sino una parte de sí misma. Su primogénito, su pequeño, el bebé por el que había luchado tanto para traer al mundo. Traer una vida a este mundo, es una sensación magnifica para cualquier mujer, ella no sabía eso hasta que tuvo la posibilidad de cargar a su primer hijo en sus brazos, sabía que iba a ser madre y sabía que eso iba a cambiar su vida por completo; un niño cambió el significado entero de su propia vida, los colores se volvieron más brillantes, las frutas eran más sabrosas, el amor más profundo y hermoso que Por primera vez en su vida, Helaena no se había sentido sola; había creado vida, una extensión de su ser que llenaba cada vacío en su corazón y esa sensación era algo increíble, pero ahora entendió que también era una flecha y que la mitad de su vida estaba en él.

Con jaehaerys muerto en sus brazos ella sintió que también estaba muriendo con él, todo se volvía negro y gris a su alrededor, su alma parecía pudrirse con cada minuto que pasaba. Sus emociones se enredaban en torbellinos caóticos que golpeaba a su corazón y su mente
La tristeza se mezclaba con la vergüenza, la ira se fundía con el deseo de venganza, y un resentimiento amargo comenzaba a echar raíces en lo más profundo de su ser.

El vaivén de su cuerpo se detuvo abruptamente. Un segundo después, ella giró lentamente el rostro hacia Aegon. Sus ojos, antes llenos de vida, ahora estaban vacíos de toda emoción. Se encontraron con la mirada dolorida de su hermano y esposo.

"Tú lo prometiste" murmuró, con la voz rota. Por un momento, pareció que el dolor la había paralizado. Pero luego, como si una presa se rompiera dentro de ella, su voz estalló en un grito. "¡Me lo prometiste!"

Sus manos temblaban al sostener el cuerpo inerte de Jaehaerys, pero era su mirada, fría y cargada de un odio naciente, lo que advertía de la tormenta que cargaba

Please Let Me Bring My ManDonde viven las historias. Descúbrelo ahora