MANADA II

Poniéndose al día

El infierno. Sí, definitivamente, he debido hacer algo muy, muy, pero que muy malo en mi anterior vida para tener que estar pasando por todo esto.

Miro de reojo a mi acompañante, dentro de un todoterreno lo suficientemente grande como para acogerlo, ya que jamás pensé que existieran hombres tan grandes como él, y siento un nuevo escalofrío al ver como aprieta la mandíbula. Si no fuera imposible, diría que sabe cuando lo miro, por muy disimulado que lo haga.

Sin duda el destino es cruel y juega conmigo. ¿Quien iba a imaginar que el hombre que me había salvado en el callejón, para luego abusar de mi... de la forma más excitantemente posible, sería el hombre que justo tenia que encontrar para que me llevara donde están mi hermano y mi sobrino? Si hubiera sido alguien desconocido, el asunto se habría terminado ahí en cuanto me hubiera marchado con la persona encargada de recogerme, pero no. Y para empeorar las cosas, con mi arrebato y posterior impacto al saber quien era, ni siquiera me paré a cambiarme de ropa, lo que ahora mismo me tiene en una situación más incomoda si eso podía ser posible.

El silencio nos rodea, solo interrumpido por el cambio de marchas del vehículo y algún que otro bache en este camino de cabras por el que vamos. Si no fuera porque mi hermano parecía realmente nervioso y asustado, ahora mismo estaría super acojonado, porque estamos solos, en este pequeño espacio y lo que nos rodea es la mas absoluta oscuridad. Ni siquiera sé como es que mi acompañante puede ver... aunque si es uno de "ellos" como sospecho, explicaría muchas cosas, como su fuerza sobre humana, los gruñidos, la sangre fría al acabar con esos hombres y... lo que me hizo...

Un ligero gruñido bajo me hace tensarme abriendo mucho los ojos aunque no me atrevo a girar el rostro manteniendo mis manos en puños sobre mis muslos tensos.

-Casi estamos llegando.- Dice con la voz tan profunda que siento de nuevo escalofríos.

Me aventuro a mirarlo de reojo apreciando de nuevo su perfil. Ese perfil anguloso y rudo que vi en el callejón, entre sombras y luces escasas. Un hombre de las cavernas que con solo mirarlo, consigue que se me erice la piel.

***Zangetsu***

Intento no aspirar demasiado profundamente, ya que, a pesar de llevar las ventanas bajadas, el aroma a azahar del chico mezclado con mi propio aroma me tiene demasiado tenso. A punto de explotar. Además, por momentos es como si su aroma se concentrara aun más, coincidiendo con una aceleración de sus pulsaciones que me hacen pensar en la posibilidad de que esté excitado, como yo llevo desde que lo vi en ese callejón, desde que absorbí su delicioso aroma, rozándome entre sus piernas mientras enterraba mi rostro entre su suave cabello... pero eso... es absurdo. Él no se excitaría en una situación como la que lo hemos puesto. Mejor dicho, como la que yo lo he puesto.

Tengo el celo sobre mi y lo que ha sucedido en ese callejón, solo ha hecho que mi animal arañe por dentro por más. Soy consciente de que mi excitacion es solo por el momento, el influjo lunar y la excitación acumulada en las últimas horas. Además, creo que mi lobo lo asocia todo a este chico, que no deja de observarme cuando cree que no lo veo, con su objeto de deseo y la causa de su excitación. Nunca antes sentí atracción por un hombre. Siempre he mantenido relaciones con mujeres, siempre lobas, y casi siempre, en épocas de celo o cercanas al celo.

Muchos de mis compañeros si han tenido relaciones tanto como hombres como con mujeres, pero es la primera vez que me siento tan atraigo por uno, y puede que su aspecto en aquel callejón me confundiera al principio, pero incluso ahora, que sé lo que es, mi cuerpo y mi mente no parecen querer razonar, y mi lobo menos.

Tengo que llegar lo antes posible a la reserva y localizar a la primera loba que encuentre para encerrarme con ella en mi cabaña durante el resto de la noche. Sí. Eso es lo único que puede centrar mi mente hasta ponerla donde y como debe estar. Sobre mis hombros y fría para pensar con claridad.