Capítulo 4: Despertar

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Zhongli, Aether y Paimon avanzaban en silencio hacia el lugar donde el peligroso arconte Hares había sido sellado hace siglos. La tensión se palpaba en el aire; no era solo el ambiente que rodeaba el antiguo campo de batalla, sino también la inquietante energía Electro que comenzaba a teñir el cielo con tonos oscuros y tormentosos. Incluso el suelo bajo sus pies vibraba, como si la misma tierra temiera lo que estaba a punto de ocurrir.

Paimon: -Mirando nerviosa hacia el cielo mientras flota- ¿Por qué... por qué el cielo está temblando? Esto no se siente nada bien, ¡parece que todo está por colapsar!

Aether fruncía el ceño, sintiendo el mismo malestar. Cada paso que daban hacia la zona del sellado les hacía sentir como si algo antiguo y oscuro estuviera a punto de despertar.

Aether: -Con voz baja y cautelosa- Esto no se parece a nada que hayamos visto antes... ¿Es posible que ya sea demasiado tarde?

Zhongli, que caminaba al frente con una expresión solemne, parecía sumido en sus propios pensamientos. Sabía que el arconte sellado no era una entidad cualquiera; era una amenaza cuyo despertar podía significar la devastación completa no solo para Liyue, sino para todo Teyvat. Y aunque confiaba en sus propios poderes, ya no tenía el control absoluto como antes. Sin embargo, no podía permitir que la desesperación lo consumiera.

Zhongli: -Con un tono profundo y calculado- La energía Electro que sientes... es la esencia de Hares, el antiguo arconte. Su poder no es solo inmenso, sino también corruptor. Los cielos tiemblan porque incluso la naturaleza misma teme su regreso.

Paimon miró a Zhongli con preocupación, intentando ocultar el miedo que la invadía.

Paimon: -Intentando aligerar el ambiente, aunque con poca convicción- B-bueno, ¡no puede ser tan malo! Osial también era un dios muy poderoso, y tú lo sellaste, ¿verdad? Tal vez esto no sea tan diferente.

Zhongli se detuvo por un momento, mirando a Paimon antes de responder. Su expresión era seria, como si lo que iba a decir fuera una verdad que debía ser entendida de una vez.

Zhongli: -Con calma pero con gravedad- Osial no es nada comparado con Hares. Su ambición era destruir, pero Hares... su deseo es mucho más oscuro. Él no busca dominar ni gobernar. Solo quiere aniquilar, eso fue lo único que vi en sus ojos aquella vez.

Las palabras de Zhongli cayeron como una losa sobre Paimon y Aether. La pequeña compañera de Aether se quedó en silencio, sus ojos abiertos de par en par mientras el miedo comenzaba a apoderarse aún más de ella.

Aether: -Preocupado- Es realmente tan grave.

Mientras continuaban su marcha, la tensión en el aire solo aumentaba. No solo ellos sentían el peso de la situación; en la ciudad de Liyue, el caos comenzaba a apoderarse de la población. Las corrientes Electro que surcaban el cielo eran cada vez más intensas, y el rugido de truenos llenaba el aire. La gente, asustada y confusa, miraba al cielo, incapaz de entender lo que estaba ocurriendo.

Ciudadano: -Con pánico- ¡¿Qué está pasando?! ¡El cielo... está a punto de romperse!

En el lugar del sellado, los Adeptus habían tomado sus posiciones. Xiao, Moldeador de Montañas, Escultor de la Luna, Preservadora de las Nubes y Madam Ping se encontraban al frente, intentando mantener el sello con todo su poder. Pero la situación era desesperada. Sabían que, sin Rex Lapis, la fuerza que los unía era insuficiente para detener lo que estaba a punto de emerger.

Madam Ping: -Desde la distancia, observando desde su posición en el campo de batalla- El momento que temíamos... está cerca.

Madam ping: -pensando- ¿Acaso todos estos años de sellado solo aumentaron más su odio e ira? -suspirando- Si ella no hubiese muerto el pobre no estaría sufriendo tanto.

Rayos Y Petalos: El Juramento De Eternidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora