Capítulo 12: Confrontación

124 17 0
                                    



Los días pasaban rápidamente en el Gran Santuario Narukami, mientras Aether y Paimon entrenaban bajo la tutela de TN, aunque con un ambiente relajado entre las sesiones. Pero, a lo largo de esos días, algo más captaba la atención del joven viajero y su pequeña compañera: la profunda, casi eléctrica, relación entre TN y Yae Miko.

Desde el primer momento que llegaron al santuario, notaron cómo Yae no se separaba de TN, ya sea en gestos sutiles de cariño o con su descarada manera de demostrar afecto en público. Las Mikos del santuario parecían haber aceptado esa relación, pero no podían ocultar sus sonrisas sorprendidas y murmullos cuando veían a su suma sacerdotisa con una expresión suave y enamorada. El contraste era notable, dado que Yae Miko siempre había sido conocida como una figura enigmática, temida por su ingenio afilado y naturaleza impredecible.

Paimon, siempre curiosa, no pudo evitar comentar sobre lo que se veía.

Paimon: -susurrando mientras ve a TN y Yae juntos- ¿Te has dado cuenta de cómo Yae actúa cuando está con TN? Nunca la había visto tan... mimosamente pegada a alguien.

Aether, observando la escena, asintió, también perplejo.

Aether: -en voz baja- Es difícil imaginar que la misma Yae que conocemos esté así de relajada y... afectuosa. Es como si fueran completamente diferentes cuando están solos.

Los rumores sobre las noches entre TN y Yae también circulaban. Algunas Mikos susurraban con rubor en las mejillas sobre los sonidos que a veces se escuchaban durante la noche en el santuario. Sus habladurías sobre noches apasionadas, y los murmullos que resonaban por los pasillos, eran difíciles de ignorar. Era obvio que la relación entre ambos estaba marcada no solo por un profundo amor, sino también por una pasión intensa que parecía no tener fin. Aunque los días pasaban y Aether intentaba concentrarse en su misión, no podía evitar escuchar de vez en cuando esas pequeñas conversaciones que dejaban a Paimon boquiabierta.

Paimon: -ruborizada- ¡Paimon no puede creer que Yae sea tan descarada! ¿Cómo puede alguien mantener la calma cuando escucha cosas así?

Aether: -suspirando- Es... diferente. Aunque tampoco podemos juzgar lo que hacen en su tiempo libre, Paimon.

Con los días de entrenamiento llegando a su fin, TN y Yae habían compartido más momentos juntos, y la cercanía entre ambos se hacía cada vez más evidente para Aether y Paimon. Había algo fascinante en cómo Yae, una figura tan poderosa y distante para muchos, se derretía con solo una palabra de TN.

Una mañana, mientras el sol despuntaba en el horizonte, Yae se acercó a TN, acurrucándose en su regazo mientras desayunaban. Ella jugueteaba distraídamente con un mechón de su cabello, su mirada llena de picardía, pero también de una extraña serenidad.

Yae Miko: -con una sonrisa suave- Sabes... han llegado noticias de que Sara, la general del ejército, pronto estará aquí. Será el momento de mostrarle las pruebas de la manipulación de los Fatui sobre la Shogun. Pero antes de eso... hay algo que debes saber.

TN levantó la mirada de su desayuno, arqueando una ceja, intrigado.

TN: -curioso- ¿Y qué es lo que has estado guardando, Yae?

Ella rió suavemente, una risa que parecía contener más travesura que seriedad, y luego se inclinó hacia él, susurrándole al oído.

Yae Miko: -con voz juguetona- No te lo mencioné antes, pero... Aether y Paimon han estado escuchando algunos de los rumores que circulan por aquí... sobre nuestras noches juntos.

TN soltó una breve carcajada, divertida más que sorprendido por la confesión. Sabía que Yae no era de las que se guardaba los detalles de su vida personal.

Rayos Y Petalos: El Juramento De Eternidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora