𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟖

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┏━━━━━୨♡୧━━━━━┓ᴛᴇ ᴄᴏᴍᴘʀᴇɴᴅᴏ, ᴘᴇʀᴏ ɪɢᴜᴀʟ ᴍᴇ ᴅᴜᴇʟᴇ 1/2┗━━━━━୨♡୧━━━━━┛

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ᴛᴇ ᴄᴏᴍᴘʀᴇɴᴅᴏ,
ᴘᴇʀᴏ ɪɢᴜᴀʟ ᴍᴇ ᴅᴜᴇʟᴇ 1/2
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La espera era larga, y yo estaba impaciente. Mi pierna se movía de un lado a otro, ansiosa, mientras veía cómo David alimentaba a los niños. No importaba lo que los demás dijeran, no me sentía segura con Elaine a menos de veinte pasos de mí, de mis hijos y de mi hermano.

Esperaba que alguien saliera y nos dijera algo. Ya no aguantaba estar aquí.

Me quité la goma del cabello, dejando que cayera sobre mis hombros y mi espalda. Cerré los ojos un momento con la intención de relajarme, pero solo fue por un instante. Escuché una puerta abrirse, y el oficial que nos atendía salió de la pequeña sala con un sobre amarillo en las manos. Me puse de pie, atenta a lo que iba a decir.

—La señorita Zaharie ha negado todo. Sin embargo, las pruebas presentadas por usted son más que suficientes para mantenerla detenida mientras se investiga.

¿Por qué no me sorprendía?

—¿Qué pasará ahora con nosotros? —pregunté.

—Dos oficiales estarán al pendiente de ustedes por precaución, mientras todo esto se resuelve. Le devuelvo sus documentos, señora Dubois —me entregó el sobre que llevaba en las manos—. Pueden irse. Que pasen buena noche.

—Gracias, oficial —murmuré con alivio.

Él asintió y regresó a la sala.

Suspiré aliviada. Tomé los biberones y los guardé en la pañalera.

—Dame eso. Yo los llevo.

David me quitó el bolso del hombro y se lo colgó. No me rehusé ante su ayuda. Empujó la carriola por mí de camino a la salida.

Todo estaba casi desierto. Solo una que otra persona transitaba por el lugar. Un oficial nos escoltó hasta cruzar el ala de migración. El balbuceo de los niños se escuchaba a nuestro alrededor, pero no de manera molesta. Mientras avanzábamos, paseaba la mirada por el entorno. De repente, sentí una energía inexplicable, y mi corazón comenzó a latir ligeramente más rápido que antes.

—¿Gael se fue? —pregunté, recordando que no había sabido nada de él desde que nos llevaron a la sala apartada.

—No lo sé, aunque dijo que no se iría hasta que salieras.

Nathaniel me avisó por mensaje que había regresado, pero ¿dónde estaba exactamente? Llegamos a la zona de arribos, y veía a todo el mundo menos a él.

Desvié la mirada hacia David. Estaba hablando con los niños y haciéndoles mimos mientras los abrigaba con las mantas, ya que el aire estaba un poco frío.

Volví a suspirar, dejando caer los hombros, algo agobiada. Por más que avanzaba y buscaba a mi alrededor, no lograba dar con el hombre al que me moría por ver.

Lujuria [Libro 1 & 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora