┏━━━━━୨♡୧━━━━━┓
ᴅᴇ ʀᴇɢʀᴇꜱᴏ
┗━━━━━୨♡୧━━━━━┛El corazón me latía diferente, y era por él. La charla de anoche no salía de mi cabeza: su voz, sus palabras... Sentía que me ahogaba en un mar de sentimientos encontrados. Apenas pude cerrar los ojos, pero cuando los niños se despertaron, yo ya no pude dormir más.
Me animé a sacar mi antiguo teléfono, que tenía apagado y guardado en una caja en el fondo de mi armario; lo conecté para que consiguiera algo de carga. Mientras lo hacía, regresé a la cama y me dediqué a ver a los niños dormir. Era lo suficientemente espaciosa para los tres, aunque no es que ellos ocuparan mucho espacio.
Acaricié los pequeños brazos de Ytha. Tan profundamente dormida, hasta parecía un ángel, tan calmada... Nadie imaginaría lo revoltosa que podía ser, capaz de poner esta casa de cabeza en un segundo. Tan contraria a Darhniel, aunque él también era revoltoso, solo cuando estaba hambriento o incómodo.
Pasé a tocarlo a él; también estaba profundamente dormido, como un angelito.
Me aparté un momento para buscar el teléfono. Lo desbloqueé y me recosté en el mismo lugar. Me aventuré a entrar en la galería de fotos; tenía un montón de fotografías de nosotros, recuerdos que no olvidaba.
Solté un suspiro, bajando el teléfono y mirando las maletas que permanecían en una esquina, al lado del armario. Sentía tanta ansiedad que el impulso de levantarme y empezar a poner todo en ellas para marcharme era muy fuerte.
Aparté la vista al escuchar la puerta de la habitación abrirse. Era David; estaba en pijama, con el cabello revuelto e incluso los ojos un poco hinchados.
—Buenos días —susurró, con la cabeza asomada—. ¿Aún duermen?
—Sí —le mostré una sonrisa, aunque esta se desvaneció de inmediato.
—Oye —susurró entrando y cerrando la puerta—. Sabes que Gael le dirá a Nathaniel sobre los niños, ¿verdad?
Me encogí de hombros, restándole importancia. Me moví hacia la orilla de la cama y le di una palmadita al colchón a mi lado para que se sentara.
—Ya le dije.
Sus cejas se levantaron, y entonces tomó asiento.
—¿Cuándo?
—Anoche, lo llamé. De hecho, Gael estaba aquí por eso.
—Ah —murmuró, como si comprendiera, aunque su expresión seguía confusa—. ¿Cómo se lo tomó?
—A mi entender, lo tomó bien... ¿Puedo hablar contigo? Debo contarte algo que pasó.
Asintió lentamente, desviando la mirada hacia los niños por un segundo.
Si en algún momento debía contarle, ese momento era ahora. No me preocupaba decírselo a él; debía saberlo. Solo quería que Nathaniel lo supiera primero.
ESTÁS LEYENDO
Lujuria [Libro 1 & 2]
Roman d'amourUna apuesta... ¿Seducir a tu jefe? ¿Qué podría salir mal?