No puedo dormir como es debido... Siempre me despierto debido a una pesadilla a las horas de la madrugada y me quedo dando vueltas por la casa, como un idiota... Esa pesadilla... Es realmente horrible. La tengo una y otra vez... Yo... No paro de torturar a Delora, y a la chica que mate. Las torturaba... Por alguna razón. Me encantaba torturar a la chica, ella fue el primer humano que mate, amaba torturarla, la sensación que me daba al hacerlo se puede resumir en una sola palabra: "poder" eso era la sensación que me excitaba tanto. Amaba hacerla gritar, matarla. Una y otra vez en mis sueños, pero... Con Delora era diferente. A Delora la torturaba de formas más brutales que a la otra chica, aun así; yo no deseaba hacerlo. No era excitante, para nada... Odiaba hacerlo, lloraba mientras lo hacía. Pero por alguna razón no podía detenerme... Le hacía cosas peores que a la otra chica. Sangre y sangre y más sangre. Despertaba agitado... Odiándome a mí mismo, ¿Cómo es posible que mi mente sueñe de esa forma? Yo... Realmente necesitaba aclarar un poco mi mente, ese día decidí salir a dar una vuelta, caminaba a través de un parque. Era mi parque favorito, debido a que él dueño tenía una granja bien montada. Y dejaba a sus animales sueltos por su parque, claramente había que pagar la entrada, pero valía toda la pena. Por alguna razón... Amaba los animales. Específicamente a las vacas, son lentas y se dejan llevar de las demás. Sin preocupaciones de nada, escuche que las vacas incluso se podían enamorar de los humanos, se enamoran de sus dueños los cuales las tienen privadas de la libertad, ¿se tratara acaso de un síndrome de Estocolmo? Las vacas de igual forma necesitan estar en un rebaño para sobrevivir y ser felices. Necesitan amigos, y solamente comen y cagan mientras sus dueños les sacan leche, es decir. Su sentido de vida se los dio su dueño, un sentido de vida que ni si quiera la beneficia a ella, de hecho, todo lo contrario... Bueno. Ellas me recuerdan a algo... No. Me recuerdan a muchas cosas y personas... Pero mi cerebro se bloquea para que no piense exactamente a lo que y quienes me recuerdan. Quizá sea mejor así.
Me deje llevar, estuve tan metido en mis pensamientos que sin darme cuenta llegue al pesebre... En el cual comían los animales... Creo que las personas no podían estar aquí... me giré bruscamente para irme, me tropecé con un balde. Perdí el equilibrio y caí sobre el barro... Era un montón de barro. Estaba realmente sucio... Maldecí todo lo que pude... Me dolía el brazo... De pronto alguien llega... Se trataba de un hombre. Un chico de mi edad, con cabello negro igual al mío, no era tan largo como el mío. Mi cabello llega hasta mi cuello y es un poco ondulado, el de ese chico era corto con un corte degradado, peinado en forma de libro dos puntas separadas en su frente, delgado y pálido. Como la gran mayoría de personas de la ciudad, tenía pecas en su rostro y no era demasiado alto. Delora, era más alta que él. Ojos azules, su mirada era comprensiva... Vestido con un traje blanco, muy elegante. Impecable a pesar del blanco, él era perfecto. Su aura era de perfección, y seguridad. De empatía. Pero a pesar de todo eso... Por alguna razón. Yo, le tenía muchísimo miedo. Me sentía intimidado y lo único que hice fue bajar la cabeza... De pronto. Él me sonríe. Me ayuda a levantarme... Yo le agradecí y le pedía perdón por las molestias.
—Vaya... Estas realmente sucio, ven. Te ayudare con eso. Mi nombre es Theo, ¿y el tuyo?
—Mi nombre es... Draven.
—Que buen nombre. ¿Por qué dudas? Jajá
—¡Oh! No lo sé.
—Sígueme amigo. Debes cambiarte.
—No tengo ropa de cambio...
—Tienes suerte, yo justo hoy traje ropa de repuesto.
—Oh... Yo...
—Insisto.
De nuevo no fui capaz de decir "No" y menos a él. Él era como un ángel, alguien muy superior a mí. En todo sentido... Sin conocerlo. Ya lo admiraba y lo trate casi con el mismo respeto que le tenía a Liar. Ni si quiera entendía porque estaba actuando de esa forma... Fuimos a un baño y el me presto su ropa, era un traje elegante como el de él. A diferencia de que el que me dio era de color negro. Me cambié en el baño del parque y salí, él me estaba esperando afuera.
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EL NEGRO.
AdventureCiegos, sordos y mudos, creados a la imagen y semejanza de ellos mismos. Son todo y no son nada, son conscientes que lo son. Egoístas como ningún otro, pero nadie se salva de no serlo. Una historia de varios pueblos diferentes e iguales. El convenie...