CAPITULO XII

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(Nailah) 

En el momento que Merari murió, fuimos rescatados por nuestro grupo, y por demás personas que nos apoyaban. Es por eso que seguimos vivos, ahora nos encontramos en un edificio, estamos escondidos, aunque no lo queremos aceptar, es una noche realmente fría, donde se ven miles de estrellas, estoy en la ventana mirando desde lo alto la ciudad de Tumuh, ahora ya no se ve tan acogedora como suele verse, se ve oscura. A pesar de que el color amarillo sea el protagonista a la hora de ver la ciudad, la ciudad se sentía opaca y oscura, de las casas salía aquella iluminación amarilla, desde lejos. Mire hacia atrás, estábamos muchas personas aquí, bueno. La verdad es que bastantes personas se han unido a nuestra causa y ahora Tumuh esta partida en dos bandos, los que se cansaron de ser esclavos se han unido a nuestro grupo. Si, aunque no lo parezca hay esclavos que no desean dejar de serlos, somos bastantes, Heket y Raj, hablaban. Raj ha sido crucial, nos ha ayudado muchísimo en todo a Heket y a mí, le agradezco bastante, es un hombre bastante fuerte y grande. Soy vista ahora como la mayor traidora del pueblo de Tumuh, como la líder de los rebeldes, en mi cuello esta tallada la marca de los esclavos. Pero todas las personas que se han unido a los rebeldes se la han hecho también en alguna parte del cuerpo, eso es lo que somos nosotros, la resistencia, la fuerza de los esclavos. Merari... Estas personas tienen que pagar por lo que le han hecho a ella, los matare, a todos y cada uno de ellos. No me importa, mi madre es el objetivo principal... Si. Debo matarla, debo hacerlo, por la libertad, por el sueño de mi padre. Debo mostrar de lo que soy capaz, el pueblo de Tumuh está ahora mismo en una guerra civil.

—¿Qué miras? —Se acerca Heket.

—Simplemente reviso la ciudad...

—Bueno, creo que deberías dejar de hacerlo y más bien comentarnos que será lo siguiente que haremos.

—Bien.

Me acerque y me coloque en la mitad, había bastantes personas quizá unas 90, tan solo en este edificio. Todos me miraban, sí. Estaba asumiendo el papel de líder y la verdad no hay nadie que pueda ocupar esta posición mejor que yo, todas estas personas me respetaban, me miraban con admiración y esperaban con todo respeto mi palabra.

—Necesito que me den la situación en la que estamos.

—Ahora mismo somos alrededor de 300 personas en la resistencia cada día se unen más. Estamos esparcidos por la zona oeste de la ciudad, todas las personas están esperando que nosotros hagamos algo. Y comencemos a reunirlos a todos y organizarlos.

—Bien, el centro de comunicaciones debe ser nuestro.

—Pero...

—Lo sé, necesitamos armas y armaduras. Estamos en una desventaja gigantesca, sabemos bien que la armada de Tumuh tiene cerca de 1000 personas. La gran mayoría de la armada está en misiones fuera de la ciudad, conquistando o peleando contra los guerreros de uranio. Por ende, en la ciudad calculo quedan algunos 600 o 500 hombres completamente armados y entrenados. Nosotros somos 300 personas confirmadas, de las cuales tan solo 70 personas calculo yo tienen experiencia militar y armas. Estamos en una completa desventaja y depende de nosotros y solo nosotros superar esta desventaja, debemos actuar con inteligencia.

—¿Qué tienes en mente? Solo en este lugar somos 50 personas y solo nosotros sabremos el plan... —Lo dice Heket mirando a todas las personas de este lugar.

—Entiendo, bien. Necesitaremos crear varias distracciones, una noche de revuelo, una noche en la cual los soldados de Tumuh tengan que cubrir tantos puntos que flanqueen. Solo necesitamos conseguir uno de los centros de armas, nosotros sabemos muy bien que en la ciudad hay varios, pero destacan dos. El de la base central y el de la zona sureste. La zona central es demasiado difícil pero la zona sureste... Si, podríamos lograrlo. Ese será nuestro objetivo, pero antes de llegar ahí.

EL NEGRO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora